La resistencia a la igualdad: La cultura patriarcal frente al feminismo.

*Hoy, aunque parezca que el patriarcado cede posiciones, el objetivo es seguir manteniendo el estatus de superioridad. Y para ello, se desarrolla un escenario de agresiones que se basa en mitos (Mansplaining) como el de las mujeres malas.

* De lo anterior el movimiento nacional de las Mujeres ha utilizado el grito de batalla: “Somos malas, podemos ser peores”, “Somos malas, podemos ser peores”…

09.07.2023 BPNoticias.-Cualquier cambio social viene acompañado de una ola de resistencia. Y en este siglo XXI en el que las transformaciones son tan profundas, muchos sectores de la población viven con desasosiego lo que está ocurriendo, aunque en muchos casos sea para bien. La resistencia de la cultura patriarcal desarrolla tacticas desde no dejar hablar o defender a las mujeres de sus derechos, hasta la violencia más extrema que es matar a quien pone en duda su “Masculinidad”.

El auge del feminismo y la reivindicación del papel de la mujer en la sociedad que conlleva, está provocando reticencias en algunos hombres que perciben con mayor o menor inquietud este empoderamiento femenino que puede poner en peligro su papel en la familia, en el trabajo o en las relaciones sociales, lo que hace que no soporten ni siquiera tocar el tema, pues las mujeres que lo abordan o abogan por sus derechos son mujeres malas o feminazis, o feministas radicales, etc.

Muchos hombres basan su seguridad en el papel que ha desarrollado históricamente su figura en la sociedad. Pero, ¿qué se esconde detrás de este comportamiento? Algunos expertos lo atribuyen a lo que se conoce como “masculinidad frágil”, que hace referencia a que algunos hombres suelen basar su seguridad en el papel que generalmente se les ha concedido en la sociedad por el mero hecho de ser hombres. Por eso, cualquier tipo de movimiento que ponga en entredicho ese papel les hace sentirse amenazados. En un estudio realizado por la Universidad de Duke se concluye que estos hombres son más proclives a mostrar una actitud más agresiva frente a las mujeres.

En el informe sobre Juventud y violencia de género del Injuve, se habla también de una posición que se denomina como el postmachismo, propia de estos hombres que tienen miedo al cambio que se está produciendo. Tal y como se recoge, “se trata de una postura estratégica de adaptación y reacción”, que se vale de una falsa neutralidad y un falso interés por el bien común.

Estos hombres “parten de una aceptación formal de la igualdad entre mujeres y hombres para dar por supuesto que sus objetivos ya se han conseguido y que lo que queda por alcanzar responde ya sólo al interés de las mujeres por despacharse a gusto con los hombres”.

Por lo tanto, aunque parezca que se ceden posiciones, el objetivo es seguir manteniendo el estatus de superioridad. Y para ello, se desarrolla un pensamiento que se basa en mitos como el de las mujeres malas y se transmite que los problemas persisten y que se crean nuevos que antes no existían. Por este motivo, existe un porcentaje de hombres que siguen creyendo en el fondo en “la necesidad de restaurar la supremacía del varón dotándola de una nueva legitimidad y de una amplia plausibilidad social”.

En este sentido, tal y como recoge el informe, los hombres se muestran confusos porque su autoimagen como varones les ha sido transmitido, y ahora “forma parte socioculturalmente de ese machismo, que ahora tiene tan mala prensa. No resulta fácil concebirse de otra manera ni desprenderse del machismo sin que entre en crisis algo de lo que biológico, histórico y socioculturalmente configura ese arquetipo de ‘macho’ con el que los varones negocian su identidad”.

La resistencia a aceptar el feminismo y hablar sobre él en profundidad se debe en parte a la llamada “masculinidad frágil” ya la postura del “postmachismo”, que buscan mantener privilegios y evitar una transformación que podría afectar la posición de los hombres en la sociedad . Sin embargo, es necesario superar estas resistencias y promover una cultura de igualdad, donde hombres y mujeres puedan vivir en armonía y con plenitud, reconociendo y respetando los derechos y las voces de todas las personas, sin importar su género.

Cualquier cambio social conlleva desafíos, pero es importante recordar que la igualdad de género beneficia a todos en la sociedad. La liberación de las mujeres y el reconocimiento de sus derechos no significa la opresión de los hombres, sino la construcción de una sociedad más justa y equitativa para todos. Es fundamental promover la educación y el diálogo abierto sobre el feminismo, para que los hombres puedan comprender su verdadero significado y reconocer que su participación activa es crucial para lograr una sociedad equitativa. Superar la cultura patriarcal y abrazar el feminismo implica un cambio de mentalidad y una reflexión profunda sobre las desigualdades de género que aún existen en nuestra sociedad. Significa reconocer que todos podemos beneficiarnos de un mundo más igualitario y justo.