Connivencia 4T .

/ Denise Dresser /

Claudia es copia, Claudia es calca, Claudia es corcholata que acepta la connivencia como forma de gobernar y hacer campaña. Ya hemos visto su metamorfosis, ya hemos presenciado su mutación. Ha cambiado su forma de hablar, de vestir y de asumir la defensa de lo indefendible, aunque los datos la desmientan. Aunque toma posturas que contradicen una vocación científica presumida mas no ejercida. Como lo hizo hace apenas unos días cuando declaró -penosamente- que durante dos años y medio de pandemia, nadie se quedó sin una cama de hospital. Que todos los mexicanos fuimos vacunados de una manera excelente. Y enfatiza que no quiere desmarcarse, no quiere deslindarse. Ofrece continuidad con cambio. En pocas palabras, promete un gobierno que seguirá mintiendo, engañando e improvisando. Ambición mata formación.

Si Claudia Sheinbaum no puede hacer un atisbo de autocrítica, ¿cómo reconocerá lo que necesita cambiar? Si la corcholata consentida no admite errores, ¿cómo podrá corregirlos? Si la fierecilla domada miente abiertamente en temas de vida o muerte, ¿cómo confiar en su palabra? Hay más de una docena de artículos científicos, bases de datos verificables, y estudios serios que demuestran lo mal que México manejó la pandemia. Ella debería saberlo y admitirlo, para construir la independencia política y la autonomía ética que le hace falta. Cuando clona a AMLO y repite la “verdad histórica” sobre la crisis del Covid-19, sin matices y con mentiras, copia lo peor del gobierno actual. Esa fe sectaria que reemplaza a la verdad científica. Ese uso de “otros datos” para ocultar los verdaderos. Esa propensión a presentar una visión alterna, rosácea, de la realidad.

No tiene forma de refutar los artículos “COVID 19 Pandemic in Mexico: The Response and the Reopening” o “Leading Causes of Excess Mortality in Mexico During the COVID-19 Pandemic 2020-2021” o “Mexico’s Response to COVID-19: A Case Study”. No son estudios publicados por el “bloque conservador” o por Claudio X. González o por Carlos Salinas. Reflejan lo reportado por la comunidad científica global.

El gobierno de López Obrador minimizó la pandemia, no estableció el uso obligatorio del cubrebocas, no controló los arribos aeroportuarios, no preparó la reconversión hospitalaria, no compró vacunas a tiempo, no exigió pruebas Covid-19 a viajeros, no aseguró pruebas masivas, no instrumentó medidas de apoyo financiero para que los pobres pudieran quedarse en casa, no proveyó suficiente material de protección a doctores y enfermeras, no vacunó lo suficiente. Cientos de miles murieron por incompetencia, por indolencia.

Lo que sí hizo el gobierno fue reabrir las actividades económicas, justo cuando el número de casos y muertes por Covid-19 ascendía en mayo del 2020, y el sistema de salud se colapsó con la llegada de las nuevas variantes en 2021. México está entre los 5 países con el número más alto de muertes en 2020-2021. México tuvo un exceso de mortalidad de 798,000 personas en 2020-2021, colocándolo entre los siete países con los índices más altos. Para diciembre de 2020, la población mexicana había perdido entre 2-5 y 3-6 años de expectativa de vida entre mujeres y hombres, respectivamente. Pero la élite de la 4T ya estaba vacunada. El hijo del Presidente sí tuvo acceso a remdesivir. En la pandemia hubo privilegiados (los mismos de siempre) y desprotegidos (los mismos de siempre). Y también hubo los sometidos al experimento de la ivermectina, sin su consentimiento. Los conejillos de indias de la ciudad.

Es cierto que en un par de coyunturas, Sheinbaum filtró datos a la prensa internacional que desdibujaban la telenovela nacional protagonizada por el entonces “Novio de México”, Hugo López-Gatell. Pero también es cierto que su postergación del semáforo rojo en CDMX en diciembre 2020, produjo muertes evitables. Claudia no fue un modelo de desobediencia; formó parte del equipo de la connivencia.

Basta con recordar las llamadas desesperadas que recibíamos, de amigos y familiares en busca infructuosa de camas. Las colas angustiadas de personas persiguiendo tanques de oxígeno para quienes ya no podían respirar. El olor acre de los crematorios y las caravanas afuera de las funerarias. Creerle a Claudia -quien no se desmarca de todo ello- es volver a caer en el engaño. Y como escribió Virginia Woolf, “Si no dices la verdad sobre ti misma, no puedes decirla sobre los demás”.