/ Yamiri Rodríguez Madrid /
Cada vez que las autoridades realizan obras, en la mayoría de los casos se olvidan de los peatones, poniendo con esto su vida en riesgo. Las ciudades se han olvidado de su gente; se ponderan a los automovilistas, pero no al que camina por sus calles, como es el caso de la capital veracruzana.
Le pongo dos claros ejemplos. Todos los días, cientos de personas tienen que caminar por la cuneta del boulevard Porfirio Díaz para llegar a la Central de Abastos, al Registro Civil o a las casas de Las Ánimas. El camión los deja sobre Lázaro Cárdenas, por lo que tienen que arriesgarse a caminar por la orillita de esa vía, en la que hay puntos ciegos y camiones y coches circulando a alta velocidad, pese a lo cerrado de las curvas. Otros, intentando ser más precavidos, caminan sobre el camellón, pero tampoco es la infraestructura adecuada para que caminen seguros.
Vamos unos metros adelante. Hace unos años se construyó el Distribuidor Vial de Las Trancas. Es cierto que ayudó a desahogar un poco el caótico tráfico xalapeño, pero ¿ha observado que, si viene caminando, por ejemplo, del Olmo, hacia Plaza Américas o la Sader no hay forma de cruzar, no hay una sola banqueta?
Nuestras autoridades tienen la idea equivocada que con poner un puente peatonal -que por cierto tiene años que no se pone uno porque también la gente no los usa-, ya está cubierta la necesidad del peatón. Ya casi no hay discos que le indiquen a quien maneja que el peatón es primero. Esa cultura vial que caracterizaba a Xalapa se está ya perdiendo.
Cada vez más la capital veracruzana, y otras ciudades veracruzanas y del país, se han convertido en planchas de cemento, diseñadas única y exclusivamente para que los coches fluyan, dejando de lado que éstas sean verdes y disfrutables para sus habitantes. Urge se pongan a trabajar en este aspecto.
@YamiriRodriguez