*Línea Política .
/ Agustín Contreras Stein./
EL GOBIERNO de López Obrador, comenzó mal desde el primer momento. El presidente derrochó los recursos públicos como mejor le vino en gana y esta es la hora en que ya no tiene dinero para concluir las obras que tiene en proceso y que por mala administración y muchos casos de corrupción reclaman mayor inversión de la que fue programada. Ya lo hemos visto en el famoso aeropuerto Felipe Ángeles, convertido en mero capricho político. También lo vemos en la construcción del Tren Maya y la propia refinería de Dos Bocas, que han consumido miles de millones de pesos sin que hasta este momento se pueda garantizar que serán, verdaderamente, de beneficio social.
La deuda crece más y más, aun cuando el mandatario nacional ofreció siempre no hacer uso de más créditos. Este es el momento en que las instituciones crediticias internacionales ya no tienen plena confianza en el gobierno de la cuarta transformación para seguirle prestando recursos, es decir, México, ya no es sujeto de crédito por los excesos del endeudamiento público.
Esas son las razones que tiene el presidente para desaparecer fideicomisos como los del poder judicial, pues ya no ve de donde tomar dinero para terminar las obras iniciadas apenas comenzaba su gobierno. La muestra de la falta de recursos es la actitud tomada frente al desastre de Acapulco, donde trata de sacudirse esta responsabilidad, precisamente, porque su administración desperdició el dinero y lo poco que le queda no lo suelta en virtud de que lo necesita para sus proyectos insignia que no le dieron ni le darán resultado alguno por la falta de una verdadera planeación económica del ejercicio presupuestal.
Gastos excesivos, obras mal planeadas y evidente corrupción, la tumba de López Obrador.
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OTIS, LA TUMBA DE MORENA
LA INCOFORMIDAD en el gobierno de Morena, propiciada por sus malos gobernantes, desde los distintos ámbitos de la administración federal, como en varios casos de gobiernos estatales, se vino acrecentando desde hace mucho tiempo atrás, quizá desde el momento en que inició la famosa cuarta transformación. Las malas decisiones empujadas por el rencor político y el ánimo de venganza de quien manda desde palacio nacional, se vinieron acumulando conforme pasaba el tiempo y es por eso que hoy ya son pocos los que creen que Morena, sea una buena opción política para seguirla sosteniendo con su voto.
Si a todo lo que se ha dicho sobre las administraciones de los gobernantes emanados de esta organización política, se suma el desinterés por los problemas de los ciudadanos, más evidenciados en los recientes días con el desastre causado por Otis, en el puerto de Acapulco, podría bien deducirse que Morena, es un partido que ha cavado su propia tumba para que en las próximas elecciones del año que viene, sea enterrada con todo su proyecto denominado cuarta transformación.
Otis, como fenómeno natural, vino a constatar la fragilidad política de un partido que creció como la espuma, pero que se desinfló cuando no encontró, entre sus propios militantes, el debido respaldo para poder cumplir con todo aquello que, en determinado momento, prometió.
Hoy, su poca presencia, parece que el viento y el agua, se la llevó.
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CUIDADO CON EL PRI RESUCITADO
AUN CUANDO TODAVÍA no se resuelve el asunto de la candidatura a la gubernatura del Estado, por parte del Frente Amplio por Veracruz, el PRI ya tiene a los mejores perfiles con los cuales competir dentro de un proceso interno donde todo indica que puede ser la organización política del bloque opositor que tenga la responsabilidad de definir el rumbo de la unidad política de los tres partidos políticos tradicionales.
Como bien se sabe, el PRI ha vuelto a la lucha política en los momentos más importantes de su historia. ¡Cuidado, con el PRI resucitado!
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.