/ Sabina Berman /
El secretario de Seguridad de la CdMx le pidió a su jefa, Claudia Sheinbaum, su anuencia para competir por la candidatura de la Izquierda para presidir la Capital.
Claudia primero le dijo que no.
Luego que sí. Adelante, que compitiera. Que mostrara quién es.
¿Era de verdad lo que prometía ser: el personaje carismático que jalaría el voto de las Clases Medias enemistadas con Morena y las sumaría al voto duro de la Izquierda chilanga —con lo que sumaría 70% del voto local?
Provocaría pues un tsunami de simpatía y votos por la Izquierda en el corazón del país. Esa fue la promesa.
Por otra parte, también la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada, pidió la anuencia de Claudia para buscar la candidatura de la Izquierda en la Capital.
Clara, con la que Claudia construyó en Iztapalapa tantas cosas, entre ellas dos obras magnas —un cablebús que cruza la alcaldía durante 8 kilómetros y un segundo piso para autobuses que la cruza en paralelo— pintaba menos que Harfuch en las encuestas y parecía demasiado de Izquierda como para poder atraer el voto de las Clases Medias.
De cualquier forma, Claudia le respondió lo mismo que a Harfuch. Ve y muéstrate, le dijo. Compitan por la candidatura.
Y bueno, Harfuch y Clara han mostrado en estas 7 semanas de campaña interna quién es quién.
Lo primero que hizo Harfuch fue vetar a la prensa de Izquierda. No, con los rojos ni una entrevista. Y volcarse a la prensa comercial, donde se mostró de respuestas parcas. Lo más notable, no supo apalabrar una visión para la Capital.
Luego Harfuch identificó su nombre con Batman, el caballero vampiro de las caricaturas. Y cuando varios fundadores de Morena se decantaron de forma pública por su contrincante, los calificó en la prensa con dos motes, “radicales” y “duros”. ¡A fundadores del partido que pretendía representar en las urnas!
Y por fin, Batman desplegó una campaña sucia subterránea. Un audio falso para difamar a 5 figuras más de la Izquierda. La amenaza del Partido Verde de abandonar la alianza con Morena, si él no era electo candidato. Publicó un desplegado en su favor donde el 20% de los “firmantes” fueron incluidos sin consulta. Y vía Loret de Mola —el golpeador de la 4T— lanzó una extorsión contra su exjefa.
“Si no gana Harfuch” “pierde Claudia”, porque “habrá mostrado una debilidad monstruosa” “al ceder ante los duros de la Izquierda”.
¿Qué suponía Bad-man que provocaría su estrategia?
Provocó división y miedo. Si esa era su forma de gobernar su campaña, ¿qué podía esperarse de él gobernando la gigantesca Capital?
En consecuencia, Harfuch termina la campaña con menos preferencias de las que le detectaron las encuestas previas a la campaña.
Clara Brugada optó por otra estrategia. Hablar y hablar de su proyecto —la Ciudad Utopía— y seguir hablando de su proyecto.
Una periodista le preguntó de las Clases Medias enojadas con Morena y respondió que cada utopía tendría una alberca semi-olímpica. Otro periodista le preguntó por Harfuch y respondió que cada alcaldía podría tener una Utopía, incluso Polanco. Su propuesta era una ciudad con servicios dignos, nivel Clase Media, para todos.
Y cuando las voces de la Izquierda se fueron decantando de forma pública por ella, Clara fue a tomarse fotografías con ellos.
Así Clara se adueñó del favor de los electores usuales de la Izquierda, mientras sumaba electores de las Clases Medias progresistas.
La contienda termina esta semana con un empate técnico, en cuanto a números; 3 o 1 punto de diferencia, según la encuesta; no así en cuanto a desempeño.
Harfuch perdió votos; Clara sumó votos. Harfuch asustó; Clara entusiasmó.
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Otra vez desde el principio. Sheinbaum, como líder de Morena, le dio a su subalterno la anuencia para que compitiera por la candidatura de la Capital —tal y como se la dio a la alcaldesa de Iztapalapa.
Ve y muéstrate, le dijo a cada cual. Compitan.
Su empate y la reciente orden del INE a los partidos de distribuir las candidaturas de forma paritaria, ha regresado a Claudia la responsabilidad de decidir cuál de los dos candidatos irá por la conquista del corazón del país.
La decisión debiera serle fácil.
