- DESDE A JANELA .
/ FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO /
“Ya solo restan nueve meses y dieciséis días para que se vaya a … su rancho”
Hay tres cosas que esa creación social a la que llamamos Estado invariablemente debe de proveer a sus gobernados, y lo debe de hacer con la mejor calidad, y esas son: educación, acceso a la salud y seguridad en todos los aspectos.
Cuando esa entidad pública falla en esos tres aspectos que le son básicos inevitablemente tenemos que hablar de un Estado fallido.
Y en el México de la transformación que no fue, los fallos en esos tres aspectos son el pan de cada día, ya que todo el tiempo se habla de los fracasos en el sistema nacional de salud, de la destrucción de la enseñanza básica y de la inexistencia de la seguridad pública.
Obligatorio por su gravedad es detenernos en lo que aconteció en Texcaltitlán, una población del Estado de México que se encuentra prácticamente en las faldas del Nevado de Toluca y por ende muy cercana a la capital del estado, un lugar en donde la comunidad se tuvo que organizar para repeler al grupo criminal que domina la zona y que les cobra un dineral por medio de extorsiones para dejarlos trabajar e incluso vivir.
Así es, esa pequeña comunidad rural, no llega ni a los 16,000 habitantes en todo su territorio municipal, ha sido durante años víctima del cobro extorsivo por parte del crimen organizado y sin que autoridad alguna haga algo para remediar su agobiante situación.
Y no crean que el cobro es por dedicarse a actividades altamente lucrativas o porque sus habitantes tengan un alto nivel de vida; ¡No!, les cobran por sembrar, por cosechar, por construir una casita o por hacer una fiesta para celebrar una boda, unos quince años, un bautizo o hasta un simple cumpleaños.
En suma, solo se trata de gente humilde que trabaja para vivir al día y que simplemente, ya no pudo cubrir las cuotas que les exigían y, ante la ausencia del gobierno, no tuvo más remedio que organizarse para repeler a quienes los extorsionaban con total impunidad.
Y sí, el hecho fue violento y los criminales fueron exterminados, también existe el temor fundado de que haya represalias por parte de la organización criminal, ya se habla de que éstos tomaron rehenes (incluyendo niñas indefensas) y, vuelvo a repetir, sin que autoridad alguna haga algo.
Y no solo sucede eso en Texcaltitlán, sucede también en otras partes del Estado de México, de Morelos, de Veracruz, de Chiapas, de Michoacán, de Guerrero, de Oaxaca, entre otros muchos lugares de la República.
Prácticamente se puede decir que una muy buena parte del territorio mexicano es una “Tierra de Frontera” o tierra sin ley (así como lo eran el Lejano Oeste o las mesetas del norte de España a inicios de la reconquista); un territorio en el que solo existe la ley de la selva, ya que la autoridad estatal es prácticamente inexistente.
Y si a esa desgracia, le añadimos el que el todavía presidente dice que no hay que consumir droga y combatir entre todos a la extorsión, o pago de piso, sin siquiera ofrecer una solución por parte del Estado mexicano a ese flagelo; pues estamos verdaderamente mal.
Ya que, da a entender que su gobierno y sus corporaciones no van a hacer absolutamente nada y que las poblaciones se tendrán que organizar como puedan para combatir la pesadilla que las agobia, o sea, el jefe de un Estado que se supone es soberano, simplemente dice que no va a hacer nada.
Y aquí entonces, viene una pregunta para los que todavía apoyan al gobierno de la transformación que no fue: ¿De qué sirve concentrar todo el poder en una persona y militarizar a más no poder el país, si ni esa concentración de poder ni tampoco esa militarización se van a utilizar para imponer el orden y brindar seguridad a la población?
Sí, porque la destrucción institucional y el empoderamiento, mucho más allá de lo razonable, de las fuerzas armadas se ha hecho so pretexto de hacer eficiente a la función pública y lo que vemos con casos como el de Texcaltitlán es precisamente lo contrario, un Estado ausente.
También les pregunto a quienes ven con buenos ojos el reparto de dinero por medio de programas sociales o incluso el aumento del salario; ¿De qué sirve esa pequeña bonanza, si al final puede ir a parar en manos del crimen organizado a través de las extorsiones?
Volvemos a lo sostenido al principio del texto, si un Estado es incapaz de proveer educación, acceso a la salud y seguridad es un Estado fallido, ya que cualquier otra cosa que dé no compensa esas tres fallas.
Se acerca el 2024 y con él llegará la única oportunidad de escoger si queremos continuar y profundizar el gobierno fallido que tenemos, la candidata del todavía presidente ha dicho muchas veces que esa será su línea de acción y que va a destruir lo que no ha podido el actual, por lo cual el gobierno fallido se podría convertir en Estado fallido o si detenemos esta destrucción del Estado mexicano para intentar un camino diferente, tal y como lo propone Xóchitl Gálvez.
De momento es tiempo de reflexionar y a mediados del próximo año lo será de actuar.
felfebas@gmail.com
Twitter: @FelipeFBasilio