*Prosa aprisa .
/Arturo Reyes Isidoro /
Concluye este viernes la última semana de 2023. El próximo lunes amaneceremos con un año nuevo que estará marcado por el proceso electoral para renovar la gubernatura en el estado.
De hecho, con el apagarse de 2023 prácticamente estará acabándose el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, que en lo que resta estará dedicado a buscar poner en orden la administración para tenerla lista a la hora de la entrega.
Les preocupa. Cada vez más se les pasa la borrachera del poder que han traído, con las cubetadas de agua fría que la realidad los baña. Ya empiezan a darse cuenta que ni son eternos ni indispensables.
El gobernador, de acuerdo con información que se dio al columnista, pidió a varios colaboradores suyos que tenían intensión de contender por un cargo de elección popular que no lo hicieran porque los necesita para que lo ayuden a limpiar todo y a salir limpio.
Debió darse cuenta ya de que por el hecho de que su posible sucesora sea de su mismo partido no le garantiza perdón ni impunidad a su gobierno por haberle metido la mano al cajón, por diversas irregularidades y hasta por los atropellos contra los veracruzanos.
Más debió haberlo puesto en alerta ver cómo, por ejemplo, el alcalde de Xalapa, Ricardo Ahued Bardahuil, no está dispuesto a dejar pasar las irregularidades de su antecesor, Hipólito Rodríguez Herrero, que pueden implicar muchos millones de pesos desviados, sin importarle que son del mismo partido.
De las denuncias mediáticas del año pasado por los presuntos actos de corrupción pasó ayer jueves a la denuncia formal ante la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción, un hecho que no tiene precedentes en la historia del ayuntamiento de la capital del estado. La Fiscalía inició el expediente FGE/FECCEV/686.
El área jurídica de su administración pidió que se proceda contra quién o quiénes resulten responsables de la probable comisión de actos de pillería que causaron daño patrimonial al ayuntamiento, es decir, a los xalapeños, porque los recursos provienen de ellos.
El hecho no es menor porque pone a prueba al propio gobierno estatal de Morena para ver si es cierto que está dispuesto a combatir la corrupción como ha venido pregonando, procediendo contra uno de los suyos.
La Fiscalía del caso recibió una papa no caliente sino hirviendo y tendrá que iniciar la investigación y darle celeridad y proceder contra el o los responsables si no quiere darle valioso material a la oposición para que esta se solace en campaña diciendo que en Morena hay corrupción, pero que además se protege a los corruptos.
De por sí, la sola denuncia desmiente ya que en Morena no hay corrupción, como vienen presumiendo los guindas. Le da la razón a Pepe Yunes, quien denuncia y afirma que hay muchos casos de corrupción en los gobiernos de la 4T.
Precisamente por el momento en que se dan estos hechos, no es nada descabellado pensar que fue la propia (virtual) candidata a la gubernatura Rocío Nahle quien, consultada sobre el caso, respondió con el dedo pulgar hacia abajo para que se proceda, para demostrar que en el tiempo que ya le toca no va a permitir ni a tolerar actos de corrupción.
De ahí que no haya intervenido para parar lo que necesariamente constituye un escándalo de corrupción dentro de su partido, pero, además, como un aviso de que tampoco va a tolerar los actos de corrupción dentro del gobierno de Cuitláhuac y por eso mantiene alejados a varios funcionarios a los que se señala de actos deshonestos.
La señora necesita legitimarse de alguna manera para que los veracruzanos la acepten, debido a su origen zacatecano, y seguramente le ganaría simpatías si ordena proceder contra más de uno y de una, además, evitando que obtengan impunidad con un cargo de elección popular.
Con el cambio de año habrá cambio de nombres de hombres y mujeres protagónicos, anticipo del cambio de gobierno que se habrá de dar.
Hay algunas señales de que el cambio ya se inició y que la señora Nahle empieza a imprimir su sello personal. Por ejemplo, en forma sutil bateó ya al exsecretario de Educación, Zenyazen Escobar García, a quien envió a hacer campaña para que busque la diputación federal por Córdoba. Él se veía ya como parte del próximo nuevo gabinete, si gana Morena.
No obstante que ya sabía que Rocío tenía y venía con línea de López Obrador, Zenyazen también buscó la candidatura y le compitió, como lo hizo Eric Cisneros, recorriendo el estado, buscando apoyos, pagando encuestas, promoviéndose como pudo, aunque cuando vio que no tenía ninguna posibilidad, como nunca la tuvo, declinó a su favor y se le sumó.
Famosa por que, aseguran quienes la conocen y tratan con ella, tiene “carácter fuerte”, sin embargo, no lo trató mal. En un principio le dijo que la apoyara con los maestros recorriendo el estado a su lado e incluso le manejó la posibilidad de que en agradecimiento repetiría en la SEV. Ya lo bateó. No confía en él desde el momento en que buscó desplazarla de la candidatura.
De que el cuitlahuismo caerá en la opacidad habla otro hecho. En efecto, el alcalde de Martínez de la Torre con licencia, Rodrigo Calderón Salas, será el coordinador general de la precampaña de la exsecretaria de Energía, no obstante que aceptó en conferencia de prensa que ni conoce a todos los grupos de Morena ni ha recorrido el estado.
Se pensaba que sería el diputado Juan Javier Gómez Cazarín, quien le coordinó las actividades como coordinadora de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación. Lo pudo hacer porque se trataban de actos interpartidistas, donde no se violaba ninguna norma. Pero ya en precampaña electoral legal, Juan Javier tendría que solicitar licencia para no violar la ley electoral y evitar denuncias de la oposición.
Pero, además, según la versión de alguien cercano al grupo interno de ella, le pidió que no se mueva de donde está porque si deja la diputación guinda y la Junta de Coordinación Política el gobernador intentaría apoderarse del control del Poder Legislativo y ella no está dispuesta a cedérselo. Confía en Gómez Cazarín para que le cuide esa parcela.
Eso nos estaría diciendo que está sellado ya el futuro del gobernador y de sus colaboradores, quienes no dejaban (o todavía no dejan) la soberbia a un lado y se creían dueños del poder con derecho a mantenerse en él.
2024, pues, ya la próxima semana, iniciará una nueva etapa en la vida política de Veracruz, y habremos de estar atentos a lo que vaya aconteciendo dentro del partido en el poder.
Mientras que en la oposición, vaya que sacudieron las declaraciones de Pepe Yunes lo mismo contra la señora Nahle que contra el gobernador, que de inmediato desataron una campaña de descalificaciones contra el político de Perote.
Por ejemplo, el dirigente estatal de Morena, Esteban Ramírez Zepeta, se le fue en contra, con todo. En su cuenta de X (antes Twitter) publicó: “A los veracruzanos no se les olvida que @Pepe_Yunes fue cómplice del saqueo más grande en la historia de Veracruz.
Fue cómplice de Duarte, que públicamente ha señalado de haberlo ayudado, pero también fue cómplice con su voto en el Senado de haberle entregado el petróleo a los extranjeros a cambio de dinero. Pepe Yunes trae ADN de corrupto”.
Eso. Solo eso. Ningún señalamiento concreto de un caso concreto, con pruebas.
Desde mi punto de vista, tendrán que hacer más porque Pepe va a crecer. El solo hecho de que lo apoyen los García Guzmán-Escalante en Pánuco y Joaquín Guzmán Avilés en Tantoyuca hace creer que será muy difícil que Morena y Rocío ganen la huasteca, además porque se sabe que casi todos los alcaldes de esa zona que apoyaron a Eric Cisneros, molestos porque sacaron de la jugada a su candidato, bajo el agua van a apoyar al diputado federal del PRI, al que conocen y con el que se pueden entender.
Pero ya me tengo que ir. Esta es la última columna del año. A todos los lectores, mujeres y hombres, mis mejores deseos de que concluya de la mejor forma 2023 en compañía de sus seres queridos.
Mi abrazo y solidaridad a las familias de las víctimas de la violencia, fallecidos y desaparecidos, hombres y mujeres, con mi ruego a Dios porque quienes los buscan los hallen. Que el Señor les dé consuelo y les renueve la fe y la esperanza de que estén donde estén están y viven en su reino.