*El Ágora .
/Octavio Campos Ortiz /
La organización internacional World Justice Proyect documentó en su informe del año pasado que, desde el inicio de este sexenio, México retrocedió del lugar 99 que tenía en 2019 al 116 el año pasado en el ranking de Estado de Derecho. La edición de 2023 señala que se consideraron 142 países y la evaluación de nuestra nación fue más negativa que Libia, Rusia, Madagascar y Angola; en 2019 estuvimos peor calificados que Sierra Leona, Libia, Guatemala y República Dominicana. En el último reporte solo estuvieron por debajo de nosotros Venezuela, Cambodia, Afganistán, Haití y Nicaragua.
El índice evalúa el desempeño institucional -gobierno-, la división de poderes, el grado de corrupción, la garantía de derechos civiles, el acceso a la justicia y el control de la delincuencia.
Contrario a la narrativa oficial, donde se habla de un México irreal, inexistente, el estudio del World Justice Proyect demuestra la verdadera situación nacional y la postergación de los grandes problemas sociales. Los datos compilados por la organización internacional confirman el debilitamiento del Estado de Derecho, la ausencia de gobernabilidad y los alarmantes signos de que nos acercamos a un Estado fallido o en el mejor de los casos a un gobierno totalitario o autócrata, acechado siempre por el crimen organizado.
Aunque no lo reconocen las autoridades, no se puede negar el clima de violencia que priva en México, la pérdida de la gobernanza en varias zonas del país, el control de muchas comunidades por la delincuencia organizada, la cual interviene directamente en los procesos electorales en detrimento de la vida democrática. Se percibe a nivel mundial que hay una completa impunidad en las actividades ilícitas de las mafias y que está ausente cualquier estrategia o política pública de combate al crimen. Más aún, en el desempeño institucional es notoria la carencia de un programa de gobierno o plan sexenal, por lo que la administración pública actúa por inercia u ocurrencias de un presidencialismo omnímodo, omnipresente y omnipotente, donde priva la sumisión y la falta de experiencia en los asuntos públicos.
También es inminente el riesgo de que sucumba la división de poderes y desaparezcan los contrapesos constitucionales y los organismos autónomos, sobre todo el peligro de sojuzgar al árbitro electoral para regresar el control del Ejecutivo en la organización de los comicios, con la intención de manipular los resultados cuando no sean favorables al partido en el gobierno.
La corrupción es otro tema del que sale mal librado el régimen, ya que lejos de acabar con ese mal social, como pregonan con el reiterado ondear del pañuelito blanco como estandarte, se han incrementado las prácticas deleznables del soborno, el cohecho, la mordida y el favoritismo en las licitaciones a empresas afines a la 4T. No solo es el escándalo de SEGALMEX, sino las asignaciones directas a amigos y familiares, las transas que se hacen para autorizar licencias o permisos desde las alcaldías y los gobiernos estatales y federal. Dicen que no son iguales y resultaron peores. Eso no pasa inadvertido para las organizaciones no gubernamentales.
Tampoco es desconocida la falta de una justicia pronta y expedita, la cual no es responsabilidad exclusiva de los jueces, sino del uso faccioso que se hace de la justicia, la corrupción de los ministerios públicos y la falta de preparación de estos para integrar carpetas de investigación y ser eficientes en los juicios orales, amén del contubernio con algunos impartidores de justicia para determinar la inocencia o culpabilidad de los detenidos.
Asimismo, es conocido el embate que hay desde el gobierno contra la independencia y autonomía de los ministros y el control que se pretende del Poder Judicial, así como la censura y estigmatización que se hace de la prensa.
Es muy lamentable que en menos de seis años se hayan destruido las instituciones que nos dieron un gran margen de libertad y democracia y que ante la comunidad internacional estemos a nivel de regímenes dictatoriales o totalitarios y a merced del crimen organizado.