“EL ACCESO A LA INFORMACIÓN, A DOCE AÑOS”

“Sin libertad la democracia es despotismo, sin democracia la libertad es una quimera”.Octavio Paz.

La historia política del México del siglo XIX (la cual el INE resume atinadamente en su documental “Historia de los Procesos Electorales” https://www.youtube.com/watch?v=DhFjimzgigg) es digna de analizarse, pero sobre todo de no olvidar.

La lealtad y la disciplina postrevolucionaria permitieron crear las condiciones que dieron paso a una subcultura que perduró durante décadas en el servicio público mexicano: la cultura del secreto. Durante años imperó la idea de que lo que se hacía en el gobierno sólo le competía al gobierno y no a la gente; a las persona únicamente les tocaba hacer su vida cotidiana, pagar sus contribuciones y esperar a que el gobierno atendiera y resolviera – en la medida de lo posible – sus necesidades.

Sin embargo, con la llegada de la primera alternancia presidencial muchas de las demandas ciudadanas comenzaron a tener eco en un gobierno que buscaba desesperadamente hacer las cosas de manera diferente para diferenciarse y demostrarle a la ciudadanía que estaban a la altura de los retos del México del nuevo milenio.

Una de las grandes demandas de la sociedad civil fue la de retirar ese velo que había en el gobierno y que impedía ver más allá de lo que se mostraba en los medios, de lo que se exponía los boletines oficiales y de lo que se decía en los discursos de los funcionarios en el poder.
La gente demandaba, pues, el derecho a saber.

De esta manera el derecho a estar informado pasó de ser un tema que sólo le atañía al periodismo, para pasar a ser un asunto de interés general; es en ese contexto que en el año 2002 se creó un marco normativo novedoso para su época que trajo consigo los primeros cambios sustanciales en materia de transparencia y acceso a la información, algo que tomó por sorpresa a la sociedad mexicana, pero sobre todo a miles de servidores públicos acostumbrados a la máxima burocrática de: lo del pueblo al pueblo y lo del gobierno al gobierno.

La resistencia al cambio, las malas prácticas públicas y el desconocimiento al marco normativo de la materia hicieron sumamente difícil que se transparentaran las acciones del gobierno; no fue sino hasta que los institutos de transparencia asumieron su rol autónomo, hicieron uso de sus atribuciones constitucionales y asumieron el firme compromiso de cambiar las cosas para bien de la sociedad en general, que las cosas en el servicio público comenzaron a cambiar.

Han sido casi dos décadas de lucha para lograr que los principios de transparencia y máxima publicidad sean una realidad en la función pública; hoy sería impensable que una página electrónica oficial no tuviera elementos básicos como un directorio, tabuladores de pago, ficha curricular de funcionarios o los relativos a las finanzas de las dependencias, entidades u organismos. No obstante, como ya se dijo, esto no siempre fue así y quienes tienen muchos años en el servicio público pueden dar testimonio de ello.

En nuestro estado, el Instituto Veracruzano de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (IVAI), es el órgano constitucionalmente autónomo que desde hace doce años viene trabajando en la tutela del derecho humano a la información y, recientemente, en materia de protección de datos personales; doce años en los que han visto crecer 26 veces más el ejercicio del derecho a la información.

Dicho órgano garante adquirió una relevancia trascendental porque gracias a él ha sido posible no solamente darle respuesta a las solicitudes de las y los ciudadanos, sino que ha permitido la construcción de una cultura de la transparencia del quehacer público que paulatinamente ha venido desterrando esa cultura del secreto que, dicho sea de paso, nunca tuvo razón institucional de ser.

Como ciudadana también me congratulo que el IVAI esté cumpliendo doce años de trabajo arduo, honesto y con un gran compromiso social. Mi reconocimiento a la Maestra Yolli García Alvarez, Comisionada Presidenta, así como a los Comisionados José Rubén Mendoza Hernández y Arturo Mariscal Rodríguez por el trabajo que han venido haciendo desde sus respectivas ponencias y por defender la independencia y objetividad de dicho órgano constitucional; pero también mi sincera admiración por las y los trabajadores del Instituto que día con día nos demuestran que fortalecer a las instituciones y respetar el derecho de las y los ciudadanos no son acciones incompatibles entre sí, tal y como algunos nos lo quisieron hacer creer por muchos años.

Como ciudadana espero que el Instituto siga con esa noble labor garante del derecho a la información y la protección de datos personales. A nosotros nos corresponde ser responsables con el ejercicio de nuestros derechos, darle seriedad a los procedimientos de solicitud de información y seguir impulsando la consolidación de ese modelo democrático que tanto anhelamos y que sí es posible.

Mtra. Alma Delia Hernández Sánchez
Integrante del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción de Veracruz de Ignacio de la Llave.