Hermila Galindo, la luchadora por el voto de mujeres en la Constitución de 1917 .

  • Escrito Por Rita Magaña Torres

12.02.2024 Ciudad de México.- Hermila Galindo Acosta se convirtió en una de las máximas exponentes del feminismo en México entre 1915 y 1919, fundó y dirigió el semanario Mujer Moderna, el cual comenzó a publicarse el 16 de septiembre de 1915, con un enfoque de género adelantado a su tiempo, que defendía el derecho al voto de las mujeres. En 1917, desafiando la ley electoral vigente, se presentó como candidata a diputada federal por la ciudad de México y, aunque no ganó la elección, sentó un precedente importante en la lucha por los derechos políticos de las mujeres.

Sus ideales en defensa de los derechos de las mujeres, la llevaron a enviar una iniciativa al Congreso Constituyente, reunido en la ciudad de Querétaro, en la que planteaba la necesidad de otorgar el derecho a votar de las mujeres como un paso importante para incluirlas en la vida política. La iniciativa fue leída el 12 de diciembre de 1916 y rechazada por los constituyentes.

En 1917, su postura por la aprobación del voto femenino y validación dentro de la Carta Magna la hizo una de las principales luchadoras por los derechos de la mujer. Aunque su petición fue ignorada, Hermila Galindo continuó la lucha y desafió la negativa con su candidatura como diputada, la primera mujer en competir por un cargo público de elección popular en la historia de México.

En 1916 Galindo Acosta envió la ponencia “La mujer en el porvenir”, la cual fue leída en la inauguración del Primer Congreso Feminista celebrado en Yucatán del 13 al 16 de enero. En su ponencia, pidió establecer la educación sexual en los planes educativos, lo que provocó se le acusara de inmoral. En el Segundo Congreso Feminista, también efectuado en Mérida, Yucatán, del 23 de noviembre al 3 de diciembre del mismo año, se defendió de las críticas y fue apoyada por mujeres de gran prestigio, como Eulalia Guzmán y Matilde Montoya, la primera médica mexicana. En ninguno de los dos congresos hubo consenso en la petición del ejercicio pleno del sufragio femenino. Se acordó comenzar con el derecho a votar en las elecciones locales.

Ese mismo año, Hermila Galindo envió una petición a la Primera Comisión de Puntos Constitucionales en la que aseguraba que los derechos naturales deberían ser equitativos, “la igualdad ante la ley debe ser completa”, aseguraba. También había mujeres como Inés Malváez, quien argumentaba que las mujeres eran esencialmente conservadoras y afines al clero, por lo que podían ser un instrumento político de la iglesia. Hermila Galindo aseguraba que era necesaria la educación laica para no caer en las garras del clero.

Tras severas discusiones, los congresistas acordaron un sufragio gradual y diferenciado. Galindo Acosta estaba de acuerdo con esta idea, “el derecho del voto debe ser restringido, debiendo concederse únicamente a las mujeres de cultura eficiente y que aporten al mismo tiempo el conglomerado de sus actividades en cualquiera de las ramas de la ciencia, de la industria, del comercio, de la administración pública, etcétera” y de este modo, en el debate para la Carta Magna de 1917 se resolvió que solamente fueran los ciudadanos educados quienes pudieran votar; sin embargo, las mujeres, aunque letradas, fueron excluidas.

En septiembre de 1919 suspendió la publicación del semanario Mujer Moderna y se deterioró su relación con Venustiano Carranza, al publicar el libro Pablo González: un presidenciable, que defendía la candidatura del general Pablo González. En ese mismo año se dio a conocer el libro de su autoría La Doctrina Carranza y el Acercamiento Indolatino. La correspondencia entre el Presidente Carranza y Galindo hace ver que la publicación contó con la anuencia del mandatario.  Cuando Venustiano Carranza fue asesinado el 21 de mayo de 1920, Hermila Galindo desapareció del escenario público. En 1923 contrajo matrimonio con Miguel Enríquez Topete.

El 7 de febrero de 1940 se le otorgó la condecoración al Mérito Revolucionario, en reconocimiento a su amplia acción revolucionaria, y fue considerada veterana de la Revolución por sus servicios a ese movimiento y recibió cartas de recomendación de dos revolucionarios importantes: Luis Cabrera y Pablo González.

La labor de Hermila Galindo como pionera impulsó el desarrollo de ulteriores movimientos feministas, los cuales demandaron la modificación del artículo 34 constitucional, para garantizar el derecho al voto de las mujeres, aspiración que finalmente fue alcanzada mediante un decreto publicado el 17 de octubre de 1953 por el presidente Adolfo Ruiz Cortines, quien, reconociendo su tarea, le otorgó el nombramiento honorario de “La Primera Mujer Congresista”.  Hermila Galindo falleció un año después, el 19 de agosto de 1954.

Acercamiento a la política

Hermila Galindo nació el 2 de junio de 1886 en la ex Hacienda de San Juan de Avilés, Municipio de Ciudad Lerdo, Durango. Cursó los estudios primarios en Lerdo y Coahuila, en esta última ciudad realizó una carrera corta en la Escuela Industrial para Señoritas. A los 13 años comenzó a dar clases particulares en Lerdo, Gómez Palacio y Torreón.

Su acercamiento a la política comenzó el 21 de marzo de 1909, cuando en Torreón, durante una ceremonia conmemorativa del natalicio de Benito Juárez, el abogado Francisco Martínez Ortiz pronunció un discurso exaltando al Benemérito y criticando el gobierno de Porfirio Díaz. Ante este discurso crítico, el alcalde de la ciudad, Miguel Garza Aldape, “recogió el original con el objetivo de que no se difundiera más allá del acto conmemorativo”.

No obstante, Galindo Acosta tomó en taquigrafía la pieza oratoria, por lo que pudo ser dada a conocer en Durango y Coahuila. Ese año conoció en Torreón a los destacados opositores al gobierno de Porfirio Díaz, José Peón del Valle, Diódoro Batalla, y Heriberto Barrón y en Durango a Carlos Patoni, quien la impulsó a continuar con sus trabajos de propaganda revolucionaria.

Después del triunfo de la Revolución Maderista, Hermila Galindo se trasladó a la ciudad de México, donde trabajó como taquimecanógrafa con el general Eduardo Hay y, al mismo tiempo, se desempeñó como profesora en el Internado Nacional de Estudios Preparatorios y Mercantiles. Se incorporó al Club Abraham González, en el que fue designada como oradora para dar la bienvenida a Venustiano Carranza, encargado del poder ejecutivo en su entrada triunfal a la capital del país el 20 de agosto de 1914.

La inteligencia y la elocuencia de la oratoria de la joven impresionaron a Carranza quien la invitó a colaborar con él en calidad de su secretaria particular, trasladándose posteriormente con Carranza a Veracruz, ante la inminente llegada a la capital de las tropas de Francisco Villa y Emiliano Zapata.

En Veracruz, Hermila Galindo se inició en el periodismo en el órgano constitucionalista El Pueblo. Su primer artículo se tituló “La mujer como colaboradora en la vida pública”, en la columna denominada “Crónica dominical”. En su texto afirmaba que la mujer debe aspirar a una vida mejor al contar con las mismas cualidades que el hombre, “como la inteligencia, la voluntad, el raciocinio, la memoria y el sentimiento”.

Fue una apasionada defensora del Constitucionalismo, por lo que Carranza la envió al extranjero para dar a conocer los ideales de la Revolución. Dictó 6 conferencias en La Habana, exhortando a fortalecer la cooperación entre los pueblos de Latinoamérica.