FRANCISCO RODRÍGUEZ
El nuevo régimen, ése que iba a empollar la nueva República, la Cuarta Transformación, la felicidad en lugar de la rabia contra los corruptos, el desarrollo en vez del crecimiento acabó dando a luz en cinco días una Nación sin presupuesto esencial para medicinas, seguridad, alimentación y derechos humanos. Brillan por su ausencia las atenciones básicas, todo se centra en la idea corporativa de un protectorado interior.
En cinco días que conmovieron al pueblo hubo un recambio apresurado en los mandos fundamentales, para que el círculo de hierro sea integrado por personajes que jamás pasaron por la criba del voto popular, los adversarios naturales de la transformación que, de hoy en adelante, impartirán los beneficios y las cargas fiscales en otros propósitos.
Y nos quieren convencer de que la guerra florida del perdón y el olvido ha triunfado sobre la verdadera, ésa de las masacres impunes del narcotráfico, organizado a ciencia y paciencia de los cómplices burocráticos de cuello duro. ¡Qué gran triunfo! Era mejor no lograrlo. Una victoria pírrica en la mejor acepción del infeliz término.
Los corruptos se carcajean. Luto por la ideología nacionalista
Al entregarle al grupo económico hegemónico, dominante, portaestandarte del neoliberalismo las mayores obras del sexenio, la recuperación del mega aeropuerto faraónico de Texcoco, el manejo de los indicadores y de las variables principales de la economía nacional, se logran varios objetivos:
Se pospone la aplicación de la justicia a los más grandes delincuentes contra el Estado de los que se tenga memoria. La entronización del Lord Protector del sistema, Carlos Slim, exonera a sus socios. Desde hoy se convierten en intocables una serie de vergüenzas nacionales a los que pueden sumarse muchos más.
Carlos Salinas de Gortari, el socio mayor ya no será expuesto a las consultas populares sobre la procedencia de procesos penales de gran envergadura. La misma cobija cubre ya a Peña Nieto, Zedillo, Calderón, Fox y compañía. Quedan absueltos de jure y de facto Luis Videgaray, Emilio Lozoya, Meade, Ruiz Esparza…
… todos los gobernadores delincuentes, el truhan Carlos Romero Deschamps, ante quien el Estado hizo el ridículo del nuevo siglo, Ricardo Aldana, su secuaz, empoderado desde ya al frente del gobierno espurio del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana, los líderes y gerentes regionales…
… de Pemex que integraron el cochinito millonario para Octavio Romero Oropeza a cambio de inmunidad jurídica, los encargados del despacho de varias dependencias que cometieron errores criminales contra la salud y la economía… y muchísimos otros, que deben estar carcajeándose en estos momentos de luto público para la ideología nacionalista.
Nuevo Estado corporativo sustituye a la Cuarta Transformación
El Informe fue el acto sacramental que ratificó la nueva composición de este tiradero. Entre los asistentes al remedo de Palacio, los rostros alegres y aplaudidores de Azcárraga, el que recibió los mil millones para los pésimos spots propagandísticos… Larrea, el ejecutor de los ríos de Sonora y de la tragedia minera de Pasta de Conchos...
… Carlos Ruiz Sacristán, el manipulador del rescate carretero y de las grandes ganancias mexiquitas de OHL… su hermano, el operador digital de la Bolsa de Valores tenochca, paniaguado del big brother Slim… Antonio del Valle, el contratista criminal de la petroquímica de Pajaritos… Carlos Salazar, el que ofreció los 600 mil millones del CCE para completar el cochinito del secretario de Hacienda.
De un plumazo, por el arte de birlibirloque de una mañanera de aquél aciago miércoles, todos pasan a formar parte de los mandos del nuevo estado corporativo que sustituye al de la Cuarta Transformación, desde hoy olvidada en el cajón de la basura.
Rumbo al último sacrificio en el Templo Mayor del sacerdote Slim
Ninguna referencia a la alta corrupción de los mandos políticos, ninguna mirada de soslayo a la justicia y a su aplicación inmediata. La Fiscalía pasó a ser una sala de absoluciones, una barandilla de abjuraciones del sistema político, rendido y arrodillado frente a los caifases, los que se rasgan las vestiduras prometiendo que ya cambiaron.
Por arte de magia, en unos cuantos días veremos en las marquesinas del nervioso mercado, los nuevos logros: el manejo impúdico de los índices de la Bolsa de Valores, el nivel sometido de la inflación, la competencia del peso frente al dólar, los niveles de la recuperación de la confianza de los inversionistas nacionales y extranjeros hacia la economía mexicana.
Y sí, cómo no, el ascenso en los niveles de consumo, el manejo dizque favorable de las tasas de interés… y los generosos castigos a las cuentas del ahorro popular. Todo, gracias a la conciliación, a la concertación y al buen clima de entendimiento entre políticos elegidos y sus contlapaches del negocio y la merca.
El país irá sobre ruedas a su último sacrificio, el estelar en el Templo Mayor, donde un sacerdote libanes, que ya recogió el santo y las limosnas, celebrará gozoso el oficio de tinieblas por el cual este país sigue siendo solamente suyo. Su “territorio Telcel”.
Fin del neoliberalismo, imposible. Nuestro ADN es de corrupción
No cabe duda. Tuvieron los mejores y más sanguinarios gatilleros. Dejan a Tomás de Lucio las 24 escoltas oficiales, los autos blindados y las guardias de protección para su mami. Y sus nietecitos. La verdad histórica de la matanza y el desollamiento de Ayotzinapa ya es caso juzgado, res iudicata, dicen los perplejos abogados.
Han triunfado el horror y el miedo, así como las cataratas publicitarias de Televisa que no sirven para maldita la cosa. La economía ficción del salinismo – atracomulquismo, la impunidad gerencial, la manera de hacer gobierno desde la ventaja del dinero y del patíbulo.
A pensar en grande, para ganar en grande. Político pobre es pobre político. Vénganse acá donde hay. Ya estuvo bueno de hipocresías y de proclamas, de retintines diarios en mañaneras inocuas, dejen el jueguito, entren todos a las ganancias del estado corporativo.
El fin del neoliberalismo es imposible. Pues nuestro ADN es de corrupción, un asunto cultural, ya lo había dicho el impresentable Peña Nieto para cubrir sus necesidades argentíferas. Se acabó el danzón. No hay más cera que la que arde.
Las grandes promesas de la 4T quedaron en parto de los montes
Desde ahora los indeseables serán todos aquéllos que no tengan culpa, pues será el peor delito. Regresa la Corte de los Milagros de Ramón del Valle Inclán. Todos a la cárcel van, menos los que deberían ir, desde hace mucho tiempo, el tiempo perdido de la Cuarta Transformación.
Sí, esa Cuarta Transformación que había prometido el nacimiento de una nueva era de justicia, paz, seguridad, desarrollo económico resultó un auténtico parto de los montes. Alumbró puro ratoncito.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Al final, la 4T es sólo una marca. Y AMLO la está posicionando. Roberto Trad, experto mercadólogo, lo explicó así en diciembre pasado: “La cuarta transformación es una vieja idea de AMLO. Es la forma en que logró verbalizar su más profunda ambición: trascender. Accidentalmente, se está posicionando como una marca poderosísima que podría convertirse en protagonista de la elección del 2024. Es probable que dentro de tres años, si todo les sale bien, Andrés Manuel vuelva a estar en la boleta electoral compitiendo contra los 300 candidatos a diputados federales de todos los partidos bajo el pretexto de la revocación de mandato. Pero en seis años el presidente no podrá postularse. Entonces, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard o quien AMLO elija su sucesor, necesitará de un asidero para vincular su imagen con la del caudillo y transformar la aprobación o la simpatía por Andrés en votos para su causa. El dinero, el tiempo y, en general, los recursos que los estrategas de AMLO utilicen para posicionar a la 4T, servirán a los dirigentes de Morena para hacer campaña durante los próximos seis y hasta nueve años.”
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