*Casi 4 mil mujeres adolescentes y niñas alzaron la voz y empuñaron la mano en la capital del Estado.
/Darío Pale /
28.03.2024 Xalapa, Ver.- “Que tiemble el Estado, los cielos, las calles. Que tiemblen los jueces y los judiciales! Hoy a las mujeres nos quitan la calma. Nos sembraron miedo, nos crecieron alas”, al escuchar al gran contingente de mujeres en las calles, al unísono con esta canto, la carne se enchina, comentaron los que presenciaban los pasos de miles.
El himno contra la violencia, las consignas, las cartulinas, las blusas moradas, los paliacates verdes, todas a una sola voz para exigir al Gobierno el cese a la violencia contra las mujeres y frene el Estado feminicida.
Este viernes 8 de marzo, el contingente de Xalapa, la capital veracruzana, fue numeroso, algunos estiman de 3 mil 500 a 4 mil, quizá más.
Marcharon en paz, marcharon para exigir justicia, un alto a la impunidad, para denunciar a los violentadores, a los acosadores, a los hostigadores. Las pintas del bloque negro fueron menos no sin dejar de imprimir las paredes del centro histórico cientos de nombres de acosadores, violadores y hasta feminicidas, denunciado por sus víctimas o familiares de las que ya no están.
“¡Mujer escucha, esta es tu lucha!. ¡Porque vivas se la llevaron, vivas la queremos!, se escuchó fuerte y claro mientras gritaban y repetían: la que no brinque es macho y el centro de Xalapa retumbó.
La marcha del 8M lució como una ola viva de lila y morado en su gran mayoría, este día fueron dos las convocatorias, una, la que partió de teatro del Estado y la segunda que salió del parque de Los Berros, pero al final no se juntaron.
En el primer contingente se formaron las madres buscadoras, seguidas de las madres e infancias que, particularmente este año lució muy nutrido.
Durante el recorrido de poco más de dos horas, las activistas, madres, hermanas, hijas, esposas, portaron cartulinas, lonas de distintos tamaños y colores para exigir justicia y para denunciar a violentadores de mujeres.
La primera parada fue en el monumento a La Madre, ahí mismo en la avenida Ávila Camacho, en donde hicieron un performance y una persona trans se subió al monumento y la cubrió con su largo manto violeta.
También se hizo lectura de los nombres de los niños y niñas que debido al Poder Judicial de Veracruz han sido arrebatados de los brazos de sus madres, por lo que exigieron un alto a la violencia vicaria.
Algunas de las chicas encapuchadas pintaron la barda del Seminario Menor, las cortinas de algunos negocios, que desde temprano cubrieron sus fachadas, hasta llegar al viaducto en donde las consignas resonaron fuertemente por la acústica del sitio en la tradicional segunda parada para imprimir los apelativos de acosadores y violadores en la pared donde ya no caben más nombres.
Al avanzar por la calle Zaragoza, en donde se localiza la cochera de Palacio de Gobierno, la Secretaría de Seguridad Pública y la Iglesia del Beaterio, algunas de las participantes pintaron las paredes y pegaron fotos de algunos presuntos agresores.
Llegaron a Plaza Lerdo en donde luego de algún breve pronunciamiento exigiendo respeto a sus derechos la mayoria comenzaron a dispersarse, aunque un gran número se quedó ahí con sus tambores rústicos, hechos de garrafones de agua, retumbando en el vacío palacio de gobierno pues al igual que López Obrador, las autoridades de la 4t se fueron a otra latitud para no escuchar los reclamos feministas del 8M, no sin antes presumir a las titulares de órganos autónomos, como trofeos en los pendones que cubren Palacio de Gobierno.
La marcha fue ordenada, pacífica en casi todo su trayecto y si bien se notó la presencia de las elementos de la Policía Estatal, en esta ocasión no fue tan numerosa la presencia policial.