*TIERRA DE BABEL .
/ Jorge Arturo Rodríguez /
Aperitivo 1: “En España, señor capitán, no hay más justicia que la que uno compra.” (Francisco de Quevedo al capitán Alatriste, citado por Arturo Pérez-Reverte). ¿Y en México?
Escribió Angelina Muñiz-Huberman, hace ya varios años, que “la ventaja de vivir en México es que México no existe. México es lo que cada persona inventa. México es Méxicos. Todos los Méxicos que se quieran, el presente, el pasado, el futuro. Aquel que será perfecto el día que se inaugure. Un país imaginario”. ¿Algo ha cambiado? Ustedes dirán. Mientras, traguémonos las campañas y los debates y las mentiras y las mañaneras y los eclipses –naturales o no-; no importa que en la presente administración federal, las fiscalías hayan registrado, del primero de diciembre de 2018 al 8 de abril de 2024, 183 mil 732 homicidios dolosos en nuestro país.
No es que México esté a la moda o quizás sí; más bien, cada sexenio se hace a modo… de quien manda. Y los mexicanos seguimos haciéndonos ilusiones. Ni de un lado ni del otro, ni de en medio: son los mismos, las mismas mañas. Los lobos se visten de Caperucita del color que guste. Alrededor de la isla viven y conviven los tiburones y se carcajean. Desde arriba hasta abajo. Y los pobres mexicanos pobres, nomás milando.
Alguien pregunta cuáles son las tres mentiras del mexicano y la respuesta es: “Mañana te lo pago”; “No te va a doler”; “Luego nos casamos”, y muchas más. Gumaro Morones decía que “el mexicano promedio es mentiroso por vocación. No considera la mentira como una falta vergonzante […] dice mentiras continuamente. La práctica como deporte. Se goza en ellas. Y además se especializa en inventarlas enormes, desorbitadas, para esconder detalles insignificantes. Y cuando lo sorprenden en una mentira, inventa una segunda aún más complicada e inverosímil para tapar la primera”. No se pongan el saco, por favor. Digo, yo nomás digo.
Llegado a este punto, me dije que ojalá se haga el milagro y se cumpla lo expresado por el presidente Amlo: “Hemos sostenido, hemos dicho de que antes de terminar nuestro mandato, esto es antes de que concluya septiembre, vamos a tener en México el mejor sistema de salud pública del mundo, aunque parezca utópico, increíble, fantasioso, nada de eso. Los compromisos se cumplen y vamos a tener este sistema de salud con todos los médicos que se necesitan”.
A México le urge salud, seguridad y, como dicen, cero impunidad, cero corrupción… Ahí la dejamos. Hay más carencias y preguntas. ¿Quién podrá ayudarnos? ¿El chapulín de qué color?
Los días y los temas
¿Cuánto dinero se gasta en campañas, propaganda, vendimia de votos, acarreos y demás? Nunca lo sabremos, pero todo sea por la democracia. Un chiste israelí que me encontré por ahí dice:
-¿Qué es la democracia?
-Una situación en la cual la gente dice qué quiere y el gobierno hace lo se le da la gana.
Me recordó lo que escribió A. de Tocqueville, en La democracia en América: “¿Se han parecido, pues, todos los siglos al nuestro? ¿El hombre ha tenido siempre ante los ojos, como en nuestros días, un mundo donde nada concuerda, donde la virtud carece de genio y el genio de honor; donde el amor al orden se confunde con el amor a los tiranos y el culto santo de la libertad con el desprecio hacia las leyes; donde la conciencia no arroja más que un dudosa claridad sobre las acciones humanas; donde nada parece ya prohibido, ni permitido, ni honrado, ni vergonzoso, ni verdadero, ni falso?”
No pos sí.
De cinismo y anexas
Ahora que los ánimos electorales están caldeados, les dejo el siguiente chiste:
“Un hombre llega a Los Pinos, toca la puerta y cuando le abren dice:
-Vengo por el trabajo para presidente que están ofreciendo.
El portero, sorprendido, le dice:
-¿Qué es lo que quiere?
-Sí, vengo por ese trabajo de presidente que están ofreciendo.
-¿Oiga, pero es que está usted pendejo, o qué?
-¿Por qué, es requisito?
Ahí se ven, no se eclipsen.