*Desde la Fe.
/ Rubén Aguilar Valenzuela /
El presidente López Obrador nunca ha dejado de estar en campaña electoral, ya en Palacio Nacional su estrategia de comunicación sigue el manual de lo que se conoce como “campaña permanente”.
Su comparecencia matutina tiene todos los elementos de un acto de campaña y ninguno que la acredite como una conferencia de prensa. De eso no tiene nada.
Un gran sector de la sociedad mexicana sabe que la Constitución y la Ley electoral prohíben al Poder Ejecutivo en sus tres distintos niveles a pronunciarse sobre temas electorales.
Eso con el propósito de garantizar procesos justos y equitativos y no otorgar ventajas a los partidos y candidatos donde militan el presidente, los gobernadores y los presidentes municipales.
López Obrador conoce muy bien esa ley y cuando era opositor reclamaba su más estricta aplicación y denunciaba con fuerza a los presidentes si hacían algún comentario que violara le ley.
Ya como presidente se le olvidó por todo lo que antes luchó y denunció y ahora se dedica sistemáticamente a violar la Constitución y la Ley electoral. Lo hace todos los días. Tal parece que se goza en ello.
Hasta diciembre de 2023, la Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral (INE) había dictado 30 medidas cautelares contra el presidente.
De ellas 11 en 2023, ya en el marco de la campaña electoral de 2024, que oficialmente arrancó en septiembre de ese año, con las precampañas.
El presidente a ninguna de las medidas cautelares del INE ha hecho caso y todos los días sigue violando abiertamente la Constitución y la Ley electoral.
Su actividad delictiva la ha intensificado en 2024 y de manera notable en marzo y abril, en los días que lleva la actual campaña electoral por la presidencia de México.
En el marco de que cualquier pronunciamiento electoral implica un delito por parte del Poder Ejecutivo, las principales medida cautelares contra el presidente son por actos anticipados de campaña y violencia política de género.
Por vulnerar las reglas de acceso a medios de comunicación, propaganda mentirosa y calumniosa, promoción personalizada de candidatos de su partido y difusión en tiempos prohibidos de publicidad oficial.
El presidente en ocasiones ha dicho que su “calidad moral está por encima de la ley”, ėl es la norma y no la Constitución. En los días que quedan de campaña el presidente continuará violando la ley. Seguirá actuando como un delincuente.
Toca a la próxima legislatura, la que resulte electa de este proceso electoral, si reforma la Ley electoral para dar dientes a la actuación del INE o continúa igual, para que presidentes como López Obrador la violen de manera sistemática. Y sin más permita se acción delictiva.