*A Ángeles Cruz le ha tocado ser testigo de la evolución del feminismo en México: “las mujeres fueron involucrándose en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos, aunque yo creo que este camino feminista se gestó mucho antes de que yo llegara a la fuente de salud y seguimos en ello”.
01-05-2024 /Cimac Noticias.com/ Ciudad de México.- Ángeles Cruz nació el 30 de agosto de 1966. Le ha tocado ser testigo de la evolución del feminismo en México: “las mujeres fueron involucrándose en la lucha por los derechos sexuales y reproductivos, aunque yo creo que este camino feminista se gestó mucho antes de que yo llegara a la fuente de salud y seguimos en ello”.
Egresada de la Facultad de Estudios Profesionales Aragón, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), desde hace 33 años mantiene firme su compromiso en el diario La Jornada: “ahí tenemos la mística de darle voz a quien no la tiene y siempre son los que menos recursos tienen. Así fue como me comencé a involucrar; lo que me importa es el impacto que las decisiones políticas tengan en la gente, es lo que siempre me ha movido”.
Ángeles Cruz no está habituada a ser ella la entrevistada; algo nerviosa, jugando con una servilleta entre sus manos, comparte cómo llegó a la cobertura de temas de salud, desde la perspectiva de los derechos humanos, eje central desde que busca información, hasta redactar sus notas.
“Me interesó el tema de los derechos humanos y de los derechos de las mujeres, en especial los derechos sexuales y reproductivos, a partir de que en La Jornada me asignaron la fuente de salud, que entonces era muy poquito lo que se hacía, casi nada, a pesar de que la lucha feminista llevaba tantos años, no había una cobertura esporádica”.
Ella fue de las primeras periodistas que dieron cobertura a los incipientes movimientos sociales que se registraron en los noventa. Pese a que los grupos activistas contaban con un número reducido de personas, hizo escuchar sus causas a través de sus textos. A Ángeles le importaba no sólo reportar lo que sucedía, sino ayudar, cuestionando a quienes debían tomar decisiones en el ámbito político y legislativo.
Ella fue de las primeras periodistas que dieron cobertura a los incipientes movimientos sociales que se registraron en los noventa. Pese a que los grupos activistas contaban con un número reducido de personas, hizo escuchar sus causas a través de sus textos. A Ángeles le importaba no sólo reportar lo que sucedía, sino ayudar, cuestionando a quienes debían tomar decisiones en el ámbito político y legislativo.
Entre las primeras luchas a las que dio cobertura fueron la de las personas que vivían con VIH y la de las mujeres por el derecho a decidir respecto a su salud sexual y reproductiva, como el acceso a anticonceptivos. Las conmemoraciones del Día Internacional de la Mujer, cada 8 de marzo, en las que participaba un grupo reducido de mujeres también las cubrió. Era la década de los 90 del siglo pasado, recuerda la periodista: “eran muy poquitas, estaban en el zócalo 20 o 30 de ellas, tal vez 40. Hacían una rueda y alguna actividad ahí y eso era todo”.
Las conmemoraciones del Día Internacional de la Mujer, cada 8 de marzo, en las que participaba un grupo reducido de mujeres también las cubrió. Era la década de los 90 del siglo pasado, recuerda la periodista: “eran muy poquitas, estaban en el zócalo 20 o 30 de ellas, tal vez 40. Hacían una rueda y alguna actividad ahí y eso era todo”. Hoy, a 34 años de sus coberturas iniciales, la participación de las mujeres en las marchas del 8M es nutrida y proactiva. Cifras de las secretarías de Gobierno (SECGOB) y de Seguridad Ciudadana (SSC) señalaron que en la de 2024 participaron más de 180 mil mujeres. El río violeta que inundó avenida Reforma y Avenida Juárez hasta llegar al Zócalo de la Ciudad de México.
El 8 de marzo de 2005, su nota dio cuenta de algunos retrocesos en materia de derechos humanos, sexuales y reproductivos de las mujeres durante el sexenio de Vicente Fox Quesada.
https://www.jornada.com.mx/2005/03/08/index.php?section=sociedad&article=048n1soc
Hoy, a 34 años de sus coberturas iniciales, la participación de las mujeres en las marchas del 8M es nutrida y proactiva.
Cifras de las secretarías de Gobierno (SECGOB) y de Seguridad Ciudadana (SSC) señalaron que en la de 2024 participaron más de 180 mil mujeres. El río violeta que inundó avenida Reforma y Avenida Juárez hasta llegar al Zócalo de la Ciudad de México, exigió, entre otras cosas, acceso al aborto seguro y legal en todo el país, la erradicación de la violencia machista y la brecha salarial; así como justicia con perspectiva de género para sentenciar a quienes cometieron feminicidios que siguen impunes. Aunque Ángeles ya no fue quien cubrió esta marcha, lo hicieron otras colegas a quienes de algún modo ella les abrió brecha.
Ya más relajada en la conversación, Ángeles nos cuenta sobre la lucha de las mujeres por el uso de anticonceptivos, concretamente cuando se discutió la aprobación de la Norma Oficial Mexicana 005-SSA2-1993, De los servicios de planificación familiar, que reconoce como anticoncepción hormonal después del coito, a combinaciones de estrógenos y progestinas y la presentación farmacéutica de progestinas solas, llamada píldora de emergencia. Como señala la misma NOM, este método debe estar disponible para las mujeres que vivieron, de manera consensuada o no, una relación sexual no protegida o tras falla de anticonceptivo.
“Para que se aceptara este método fue una lucha muy fuerte contra los grupos conservadores. En ese momento el secretario de Salud era Julio Frenk. Fue quien se aferró, diría yo, y la introdujo al sistema de salud con el apoyo de las organizaciones de mujeres que entonces formaban parte del Grupo Multisectorial de Salud Reproductiva de la Secretaría de Salud”, comparte Ángeles.
La integridad de las personas, lo más importante
“Para mí, no hay más que la integridad de las personas y el derecho que tienen a una vida digna y con respeto”, respondió Ángeles sobre cuál es su motivación para hacer periodismo con perspectiva de derechos humanos: “en el periodismo siempre lo que buscamos es la verdad, aunque esta sea subjetiva, porque puede ser mi verdad o cómo yo la entiendo; el reto es justamente sacar mis sentimientos y mis emociones de ciertos temas que son muy sensibles, pues hay que explicar lo más cercano a la realidad”.
Ángeles Cruz es una de las más de 44 mil periodistas que hay en México, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2020. Tiene muy claro que el periodismo debe cumplir la función social de bien informar a la sociedad, evidenciar y clarificar vacíos legales, omisiones o acciones que repercuten en las personas.
Ángeles Cruz es una de las más de 44 mil periodistas que hay en México, de acuerdo con la última Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) realizado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en 2020. Tiene muy claro que el periodismo debe cumplir la función social de bien informar a la sociedad, evidenciar y clarificar vacíos legales, omisiones o acciones que repercuten en las personas.
Desde pequeña tuvo la aspiración de ser reportera. “En ese tiempo lo único que teníamos a la mano era la televisión y lo único que veíamos eran los espectáculos, entonces yo veía a las personas que hacían entrevistas a los artistas y me gustaba esa parte de ir a buscar a los artistas”, recuerda con un esbozo de sonrisa.
Cuando tuvo que elegir una carrera, aún mantenía vivo el deseo de trabajar en Televisa para entrevistar a los artistas, pero su vocación altruista y compromiso social le revelaron “lo que realmente debe ser el periodismo, el de espectáculos es otra cosa, es distinto”.
Y aunque nunca dijo a su familia su inquietud de tener cercanía con los artistas a través del periodismo, su aprender en las aulas y madurar la idea de dedicarse a esta profesión le hizo darse cuenta de la realidad informativa de los medios de comunicación, inclinándose así por incursionar en la prensa escrita.
Al llegar el momento de iniciar su vida laboral, un amigo que trabajaba en el área de sistemas de La Jornada, que conocía su interés por trabajar ahí, le comentó sobre una convocatoria para auxiliares de redacción “así que fui a presentar la solicitud. Hice el examen y me quedé”.
Fue así como, en diciembre de 1991, se inició en el ejercicio periodístico. Ahí la periodista Sara Lovera le transmitió sus conocimientos “ella ya es una gran periodista, nos recibió y enseñó a los que ingresábamos, aprendí un sinfín de cosas de ella mientras estuvo ahí y también cuando ya no estuvo”
En La Jornada, periódico fundado en septiembre de 1984, es considerado de corte progresista e identificado por su apoyo a causas de la izquierda. En el proceso de aprendizaje reporteril, a Ángeles Cruz le encomendaron la cobertura de varias fuentes informativas. Finalmente, en enero de 1997 le fue asignada la fuente de salud: “me dicen ‘ahí está tu fuente y a cubrir lo que haya o a ver qué nos propones’”.
En su búsqueda de información decidió visitar oficinas y hospitales: “varias veces fui al Hospital Juárez, en la Ciudad de México, que es para personas sin seguridad social, antes se llamaba población abierta; no había problema, tú podías entrar a los hospitales, entrabas y pasabas casi hasta el quirófano y nadie te decía nada, ahora ya hay mucha vigilancia y es muy difícil”.
El Hospital Juárez de México, conocido también como Hospital de San Pablo porque se erigió en el edificio del Colegio de los Agustinos de San Pablo, se fundó en 1847, durante la guerra con Estados Unidos, ante la necesidad de contar con un nosocomio que atendiera a las y los heridos de la guerra. Abrió con 40 camas para hombres y 30 para mujeres. Para 1992, el Hospital Juárez tenía en su haber numerosos logros en el ámbito de la investigación médico-científica y espacio para atender a más de 500 personas.
En una de tantas visitas que Ángeles hizo a ese hospital, tuvo un encuentro con una pareja de origen campesino que emocionalmente la marcó al grado de desistir de buscar la información directamente en los hospitales. “Dije: ‘yo ya no vuelvo más’”.
Cuenta que ese día, en la sala de espera de la consulta externa, había una pareja madura y un joven entrado en la adolescencia. Estaban sentados ahí cuando llegó Ángeles buscando información para su nota del día. Abordó a la pareja. Supo era la mujer quien estaba enferma y que esperaban ver al médico, pues debía someterse a una cirugía.
“Era gente humilde y de campo. Lo notas por su atuendo. El señor traía una bolsa de mercado viejita y me acerqué, el trabajo a veces es ingrato porque tengo que preguntar, solo de mirar no es suficiente”, reflexiona.
El señor le comentó que eran de una comunidad del Estado de México y que él se dedicaba a labores del campo. Era el único que laboraba para mantener a una familia que con él sumaban seis integrantes.
El joven que los acompañaba era su hijo mayor, los otros tres estaban solos en casa, mientras sus padres buscaban ese día atención médica para su madre.
El razonamiento de Ángeles fue que el hijo mayor podría acompañar a su madre, para que el señor no desatendiera sus labores y así generar ingresos para que ese día comieran. Se lo comentó al hombre y él le dijo que eso no era posible, que llevaban veinte años de casados y ella siempre había estado con él, acompañándole, y que hoy ella lo necesitaba y él no se movería de ahí.
“Para mí eso fue brutal porque no tenían para comer, pero él no la iba a dejar sola. Siempre que recuerdo eso me hiere en el alma. Ahí no había un macho sino un compañero de vida que pocas veces se ve. Le di las gracias y me fui. Esa fue la historia para el periódico”, comenta.
En su andar por hospitales conoció un sinfín de historias y la mayoría con trasfondo de carencias: “como esa te puedo contar varias. Eso a mí ya me estaba afectando emocionalmente y dije ya no vengo más. Me seguí con el tema de políticas públicas y de ahí con los funcionarios a exigirles y reclamarles”.
En 1992, su cobertura dio un giro ante la organización de personas que exigían derecho a la salud. “Con mucha fortuna para mi estaba la lucha en ese momento de las personas que viven con VIH y se juntó con la de la promoción del uso del condón, fue un camino que se fue dando y en el que me fui involucrando con la ayuda de las mujeres que en ese momento lideraban las organizaciones civiles de mujeres”, dice.
La faceta humanista de Ángeles Cruz siempre ha estado presente en sus coberturas y textos. Fue el caso de Lázaro López López, un hombre con VIH que suspendió su tratamiento médico cuando fue aprehendido y recluido en el penal de Pichucalco, Chiapas, acusado de violación en contra de una menor pese a que ella declaró que su agresor fue otra persona.
O el seguimiento, en septiembre de 2007, que hizo a los abusos que denunciaban personas con enfermedades como VIH-Sida, que vivían en el albergue de la institución de asistencia privada (IAP) Árbol de la Vida.
https://www.jornada.com.mx/2007/09/09/index.php?section=sociedad&article=036n1soc
Organizaciones civiles, fuentes valiosas de información
Ángeles Cruz estableció vínculos importantes con organizaciones civiles: “han sido fundamentales en mi ejercicio periodístico, sin ellas una no podría enterarse de un sinfín de cosas. Son una fuente valiosísima de información porque son tan profesionales que escarban hasta lo más profundo”.
Ángeles Cruz estableció vínculos importantes con organizaciones civiles: “han sido fundamentales en mi ejercicio periodístico, sin ellas una no podría enterarse de un sinfín de cosas. Son una fuente valiosísima de información porque son tan profesionales que escarban hasta lo más profundo”.
Un reconocimiento de parte de las organizaciones hacia su trabajo fue el galardón que le otorgó International Projects Assistance Services (IPAS por sus siglas en inglés), que defiende el derecho de las mujeres a decidir sobre su vida reproductiva y a tener acceso a condiciones seguras para la práctica del aborto. La doctora Raffaela Schiavon Ermani, otrora directora de la oficina IPAS México, fue quien contactó a Ángeles Cruz para informarle que le entregarían un reconocimiento por su cobertura sobre el derecho a decidir de las mujeres en cuanto al aborto, mismo que recibió en noviembre de 2015, en el marco de la Tercera Reunión Anual de Capacitadas y Capacitados.
Un reconocimiento de parte de las organizaciones hacia su trabajo fue el galardón que le otorgó International Projects Assistance Services (IPAS por sus siglas en inglés), que defiende el derecho de las mujeres a decidir sobre su vida reproductiva y a tener acceso a condiciones seguras para la práctica del aborto.
La doctora Raffaela Schiavon Ermani, otrora directora de la oficina IPAS México, fue quien contactó a Ángeles Cruz para informarle que le entregarían un reconocimiento por su cobertura sobre el derecho a decidir de las mujeres en cuanto al aborto, mismo que recibió en noviembre de 2015, en el marco de la Tercera Reunión Anual de Capacitadas y Capacitados.
En temas como el aborto, la muerte materna y la violencia obstétrica son en los que Ángeles se ha capacitado gracias al vínculo con las organizaciones que trabajan con ellos: “Ahí comencé a vincularme con organizaciones feministas. Y no tengo más remedio que mencionar a todas las organizaciones de mujeres comenzando por Católicas por el Derecho a Decidir, el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), Salud Integral para la Mujer (SIPAM), IPAS con Raffaela al frente que ha sido una gran maestra para ayudarnos a entender lo que significaba razón de muerte materna, y con CIMAC que ya existía desde entonces. Las organizaciones nos enseñaron a conocer la importancia de que las mujeres puedan decidir cómo y cuándo tener a sus hijos”.
Otro reconocimiento al trabajo de Ángeles fue el que le hizo el Club de Periodistas de México, en septiembre de 2021, en el Certamen Nacional e Internacional de Periodismo, por su cobertura periodística de la pandemia de Covid-19 en 2020.
Otro reconocimiento al trabajo de Ángeles fue el que le hizo el Club de Periodistas de México, en septiembre de 2021, en el Certamen Nacional e Internacional de Periodismo, por su cobertura periodística de la pandemia de Covid-19 en 2020.
En esa ocasión el jurado consideró el reto y desafío que representó para los periodistas que cubren la fuente de salud la cobertura de la pandemia, pues tenían que informar en medio de una ola de desinformación que existía en ese momento.
El aborto, tema toral en su cobertura
Ángeles Cruz recuerda que hubo una época en la que el aborto estaba penalizado y se criminalizaba a las mujeres que se lo practicaban, generalmente de forma insegura, insalubre y precaria: “Nos tocó conocer cosas atroces de cómo morían las mujeres por haberlo intentado ellas mismas”.
El contexto era la existencia de leyes que rayaban en lo misógino y con lagunas que daban lugar a acciones y omisiones por parte de autoridades de salud y de procuración de justicia, quienes atendían a ideas conservadoras antes de ponderar los derechos que la mujer tiene sobre su cuerpo.
En 1999, el caso de la niña Paulina del Carmen Ramírez Jacinto, abrió el tema. Ella, a la edad de 14 años, fue víctima de violación; ella y su madre fueron persuadidas tanto por el director y médicos del Hospital General de Mexicali como por el titular en turno de la Procuraduría General de Justicia de Baja California (PGJBC), para que no se practicara un aborto, acciones que se tradujeron en la obstrucción organizada de sus derechos sexuales y reproductivos.
El Centro de Derechos Reproductivos Alaide Foppa y GIRE llevaron el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que derivó en la resolución
21/07 de fecha 09 de marzo del 2007 en la que se condena a la Secretaría de Salud de Baja California y a la PGJBC a resarcir el daño en varios sentidos causado a la menor.
“Así fue como me comencé a introducir en ese tema”, dice Ángeles. Pareciera que evocar estas coberturas le erizaran la piel, hace una pausa y continúa con la remembranza de casos emblemáticos que dieron origen a batallas en la lucha por del derecho a decidir de las mujeres.
Otro de esos casos que ameritó incluso que La Jornada la enviara como corresponsal a Guanajuato, se registró en agosto del año 2000, cuando legisladores panistas pretendían aprobar la sanción privativa de libertad a mujeres víctimas de violación que se practicaran aborto: “ahí estuvo Paulina dando su testimonio de lo que ella había vivido en aquel momento preguntándose ¿cómo era posible que el Congreso aprobara algo que fuera en contra de los derechos de las mujeres? Fue una gran lucha y lo ganaron”, cuenta.
Ángeles reportó entonces los resultados de una encuesta realizada por la asociación civil Afluentes, la cual rebeló que el 63 por ciento de las guanajuatenses estaría en contra de la ley antiaborto que se pretendía aprobar en el Congreso estatal en el año 2000.
Una cobertura más fue la reunión de organizaciones de mujeres que se dieron cita en el estado de Morelos, en noviembre de 1998, donde el objetivo fue revisar el avance en la aplicación de los acuerdos tomados en la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de El Cairo, de 1994.
Los temas centrales fueron los derechos sexuales y reproductivos, acciones para mejorar la situación de las niñas, el estatus de la mujer, la situación de los adolescentes y la igualdad de género, como componentes básicos para mejorar la salud sexual y reproductiva de la población.
Al referirse a la despenalización del aborto en la Ciudad de México, lograda en 2007, comenta: “creo que fue como una continuación de esa cadena de acontecimientos que se dio en diferentes lugares del país y a nivel nacional y que aquí en la Ciudad afortunadamente logró concretarse en la reforma a la ley”.
Hoy, a la distancia, el panorama actual de los derechos de las mujeres le representan un abismo respecto del tiempo en que inició su labor periodística: “antes muchas mujeres se morían sin saber nada y hoy me da alegría ver que las mujeres jóvenes están empoderadas y que exigen sus derechos. Lo veo desde casa con mis hijas”. Le sale la sonrisa de nuevo y se atribuye el acierto de impulsar a sus hijas a ser mujeres fuertes, valientes, sin miedo, actuar con precaución, con respeto, pero anteponiendo sus intereses. Y presume: “ambas son egresadas de la UNAM, espacio de reflexión, mucha enseñanza y empoderamiento”.
Encuentros y vínculos entrañables
A lo largo de su vida periodística profesional Ángeles Cruz ha dado voz y apoyado a movimientos, iniciativas y a personas que buscan mejores condiciones en la calidad de vida.
Es el caso de Georgina Gutiérrez Alvarado, maestra en Sexualidad y Equidad de Género y activista desde hace 34 años, quien empezó en la lucha de personas con VIH por su derecho a la salud: “a Ángeles Cruz la conozco más cercanamente en 1996. Tengo la fecha muy clara porque surge el Frente Nacional de Personas Afectada por VIH Sida (FrenPAVIH)”.
En los ochenta, el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) traía consigo discriminación hacia quienes lo portaban y la negativa de ser atendidos en los nosocomios debido a la falta de información precisa, o su ausencia, que circulaba en los medios de comunicación. Años después se logró que las incidencias de estigmatización bajaran y se les diera atención de mediana calidad en el sector salud, cuenta Ángeles.
En 1996 se celebró en Canadá la Conferencia Nacional sobre VIH-Sida (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, fase más avanzada del VIH), a la que acudió el médico Ángel Guerra para presentar una nueva generación de antirretrovirales, fármacos indicados a las personas portadoras del virus, pero que su costo era alto. “La esperanza de vida se nos diluía en las manos por el tema económico”, asegura Georgina.
Se decidió entonces iniciar una lucha para exigir el acceso a estos antirretrovirales con plantones afuera del hospital Gabriel Mancera en la Ciudad de México, ya que ahí se concentraba un mayor número de pacientes con seguridad social que tenían el VIH. “No somos pacientes, sino impacientes por nuestro derecho a la salud y a la vida” y “Derechohabientes viviendo con VIH” fueron las consignas.
Ángeles Cruz llegó a los plantones en otros puntos de la ciudad y observó el inicio de la tarea de localización y ubicación de las personas que vivían con VIH que los mantenía temerosos de ser identificados. La sociedad civil se encargó de ello. “¿Quiénes somos, cuántos somos y dónde estamos?”, fue el llamado.
“Desde esos primeros plantones Ángeles Cruz nos comienza a acompañar y hace notas desde la base de la ciencia, de la humanidad diría yo, no solo sensible, sino humana. Se empieza a humanizar a las personas con VIH. Seguía siendo 1996”, cuenta Georgina.
El FrenPAVIH buscó promover políticas públicas para mejorar la calidad de los servicios de salud en México, tanto para las personas que vivían con VIH/SIDA como para quienes tenían otra enfermedad. El acceso a medicamentos seguía siendo fundamental. En 1997 se realizó una movilización en la que protegieron la identidad de las personas con VIH con pasamontañas de color blanco como símbolo de lucha y de generación de derechos.
Los hombres con VIH temían revelar su enfermedad por temor a perder su empleo y las mujeres con hijas e hijos que éstos fueran estigmatizados en la escuela pese a no ser ellos quienes tuvieran VIH, pero hombres y mujeres coincidían en urgir los medicamentos para seguir vivos y ver crecer a sus hijos.
Con beneplácito, Georgina comenta que ese año se logró que el IMSS firmara el acuerdo -hoy vigente- que establece el acceso a medicamentos antirretrovirales y de nueva generación: “así que siempre vamos a estar cubiertos con nuestro tratamiento”.
Casi a la par, por iniciativa de Juan Ramón de la Fuente e investigadores de la UNAM surgió el Fonsida A.C., cuyo objetivo era facilitar el acceso a los medicamentos antirretrovirales a personas con padecimiento del VIH. Inicialmente cubría solo a mujeres y niños, pero en 2022 se logró la cobertura de todos los pacientes.
“Hago este recuento para dar una idea de a través de cuántos años de lucha Ángeles Cruz nos sostiene como una base piramidal en la que ella sostiene el tema y la agenda del VIH Sida en La Jornada; siempre es una aliada solidaria que está con la agenda, que nos entrevista y cubre la nota, que da información para que la gente se informe, diciéndoles que no se ha logrado todo, porque siguen cerrando el Seguro Social, pues la lucha no terminó”.
Georgina comenta con agrado que el lenguaje utilizado por las y los periodistas comenzó a cambiar en aquella época: “yo creo que Ángeles incide en ello haciendo un gran cambio”. Sus entrevistas eran directamente a las personas que vivían con la enfermedad y trataba de reflejar en sus textos su pensar, su sentir y sus propuestas. Ella tiene la camiseta de las causas sociales. No solo es una mujer solidaria, tiene información de primera mano porque ella se informa también, no solo valida nuestra palabra, sino que la revalida con sus fuentes de información y eso es lo que le da valor”.
De acuerdo con de acuerdo con el Centro Nacional para la Prevención y Control del VIH/sida (CENSIDA), la mayor incidencia se registra entre hombres que tienen sexo con hombres, hombres trabajadores sexuales, mujeres trans, personas privadas de su libertad y consumidores de drogas inyectables.
“Atendiendo a las estadísticas se ha olvidado la agenda de mujeres y Sida; sin embargo, hay que recordar que cuando una mujer muere se afecta de manera mucho más grave al entorno familiar. Ahí también Ángeles, desde la sororidad, nos ha escuchado y ha puesto el foco en la agenda de mujeres y Sida”, comenta la activist
Georgina Gutiérrez Alvarado considera que el trabajo periodístico de Ángeles Cruz tiene múltiples agendas que atraviesan la perspectiva de la justicia social “tiene ese feeling para meterse en la piel de las agendas y abrirlas en carne propia y que esa sangre salpique y toque a la gente que la lee”. Desde su punto de vista, la incidencia que Ángeles tiene es vasta, pues igual entrevista a personas con algún cargo a quienes legislan, a personas de la academia o quienes están en el activismo: “no solo está en las bases o en las poblaciones afectadas sino también en quienes están en otro nivel de intelectualidad como las académicas y las universitarias”.
“Yo pondría el nombre de Ángeles Cruz en el marco de los derechos humanos”, dice Georgina. Ángeles sabe que las mujeres tienen importancia global en la respuesta para generar justicia social en temas como el derecho a decidir, a la salud y al bienestar.
Colegas y amigas…. Lazos que perduran
Silvia Ojanguren Romero, periodista radicada en la Ciudad de México, también nos compartió un “pedacito” de su convivencia con Ángeles Cruz. Hace 25 años coincidieron como colegas que cubrían la fuente informativa de salud e inevitablemente se transformó en una entrañable amistad.
Silvia Ojanguren Romero, periodista radicada en la Ciudad de México, también nos compartió un “pedacito” de su convivencia con Ángeles Cruz. Hace 25 años coincidieron como colegas que cubrían la fuente informativa de salud e inevitablemente se transformó en una entrañable amistad.
Muy dispuesta para la entrevista, pero algo nerviosa, Silvia describe a Ángeles como un referente en el periodismo de salud en México: “Es una persona súper capaz, inteligente, respetuosa y amable. Es una tipaza la verdad”.
Su amistad se vio fortalecida por las conversaciones que tenían sobre la familia, los hijos y el panorama actual del periodismo durante los ratos libres en las coberturas en las que coincidían.
En octubre de 2010 ambas colegas viajaron juntas a Francia donde se llevó a cabo un congreso que versó sobre patentes de medicamentos y sobre la posibilidad de ampliar los puntos de producción de vacuna en países como México, estrechándose así los lazos de amistad entre ellas “ahí convivimos un poco más como amigas”.
Cuestionamientos inteligentes e interesantes
Durante las conferencias de prensa, comparte Silvia, Ángeles se distingue por hacer preguntas inteligentes e interesantes: “uno siempre presta atención a la gente inteligente que hace buenas preguntas y que pueden funcionar para escribir una nota”.
Los colegas esperan a que ella realice sus preguntas porque son garantía de una buena nota “eso no ocurre con todos los compañeros”.
Silvia Ojanguren, animada en su respuesta, recordó una anécdota no muy lejana en la cual Ángeles justo preguntaba a unas médicas sobre los síntomas previos a la muerte materna como para ilustrar a los y las lectoras para identificarlos y prever un deceso, el resultado fue que la explicación que logró de las doctoras fue material para una nota interesante.
“Muchas veces los médicos saben mucho, pero no saben cómo explicarlo. Nuestra función como periodista es tener respuestas sencillas para los lectores y Ángeles logra sacar esas buenas ideas para los colegas también”.
Describe el trabajo periodístico de su amiga como de impacto en las mujeres que la leen y la siguen porque advierten su profesionalismo y les genera confianza, al tiempo que ven en ella a una aliada de su causa: “cada medio tiene una línea y creo que el periodismo que hace Ángeles en
La Jornada impacta mucho en las mujeres”.
Silvia, quien en El Universal fue por 20 años editora de la página web “Vida”, comparte con Ángeles la perspectiva del rigor periodístico, mismo que, considera, se ha perdido: “la salud reviste importancia porque los lectores creen en lo que leen. Escribir de salud implica doble responsabilidad porque la gente confía en lo que está leyendo. La gente sí cree y lo que he visto es que no hay tanto rigor en ese sentido. Lees muchas notas que ni siquiera tienen la fuente”.
Una periodista afortunada
Para Ángeles, ser mujer en México no ha representado ningún riesgo. Nunca ha sido amenazada por razones relacionadas con su trabajo ni se ha sentido insegura. Eso lo atribuye a que la fuente informativa de salud es muy noble y está al margen de cualquier tipo de conflictos políticos y económicos: “se trata de un tema social y muy al principio parecía que a nadie le importaba lo social, decían ‘ay, pues se quejan, gritan, las lastiman, lo que sea’, pero más bien es un tema de derechos humanos y esa visión ha permeado no solo en los medios, sino en la sociedad”.
Los aportes del periodismo
Ángeles Cruz considera que todo periodista debe dar a conocer la realidad que viven las personas, sus necesidades por atender y evidenciar lo que se hace bien y lo que se hace mal.
“Cualquiera que se dedique a hacer periodismo debe tener un carácter fuerte, templado, aventado y de pronto, sí, imponer con tu presencia y tener exigencia en tus preguntas para obtener información”.
Al inicio de su carrera, uno de los retos que enfrentó fue lograr que sus jefes entendieran la importancia de los temas que tienen que ver con la salud y la enfermedad de las personas y con ello darle a los textos el impacto que tienen las decisiones en las personas y aunque al parecer todo esté dicho, hallar qué hay de nuevo que se le pueda informar a la gente y que le pueda servir.
Actualmente, agrega, “el reto es hallar algo nuevo de cada tema para que siga habiendo un impacto en las personas y que además me publiquen y que eso pueda reflejarse en algún beneficio para las personas”.
Encontrarse con situaciones en las que algo no está bien la enfurece y su impulso es denunciarlo y lograr que alguien se dé cuenta de que no es posible que todo el tiempo los más pobres estén al margen de cualquier cosa: “siempre salgo de casa con la ilusión informativa de hallar algo nuevo. No hay día que se repita y eso para mí ha sido maravilloso”.
La Jornada ha sido su casa por 32 años y no es raro que responda a la interrogante sobre sus expectativas que no se ve en otro medio: “tengo lo necesario para trabajar, es donde he podido hacer una vida personal incluso en un espacio amigable, de respeto hacia mi trabajo profesional e incluso hacia mi vida privada”.
La Jornada ha sido su casa por 32 años y no es raro que responda a la interrogante sobre sus expectativas que no se ve en otro medio: “tengo lo necesario para trabajar, es donde he podido hacer una vida personal incluso en un espacio amigable, de respeto hacia mi trabajo profesional e incluso hacia mi vida privada”.
Con dos hijas y su trabajo como reportera, Ángeles ha disfrutado de muchos beneficios por parte del periódico “no sé qué hubiera sido de mí, veo muchas compañeras que la pasan durísimo para poder ejercer la maternidad, tener una casa”.
La charla de más de una hora concluye. Nos queda claro que lo más importante para Ángeles Cruz es reivindicar la dignidad humana a través de sus textos, con todo lo que ello implica. Con la sencillez que la caracteriza, agradece la conversación con un abrazo: “agradezco el interés que han tenido por conocerme, por preservar este testimonio. Muchas gracias”.