Alguien como tú.
Gladys de L. Pérez Maldonado.
Este 1º de mayo de 2024, se conmemoran 99 años de haber sido establecido en México oficialmente el Día del Trabajo, por el entonces Presidente de la República Plutarco Elías calles en 1925.
Las exigencias laborales de aquellos tiempos se centraban primordialmente en la implementación de jornadas de trabajo de ocho horas, el derecho de asociación, días de descanso, salarios justos, entre otros, derechos de los trabajadores que quedaron establecidos en el artículo 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Hoy en día las exigencias son diferentes: respeto a la desconexión digital, mejores licencias de maternidad y una visión humanista de las empresas, por mencionar algunos.
En relación a este día puntualizamos el tema de la participación laboral de la mujer en México.
La contribución de la mujer en la actividad económica es fundamental para el crecimiento de la economía de cualquier país. Generar las oportunidades y garantizar la inclusión de las mexicanas en el mercado laboral con empleos bien remunerados y de calidad es crítico para el desarrollo de México, sobre todo en contexto en el que muchas se han visto afectadas por el impacto de la pandemia y no solo perdieron su trabajo, sino que también han tenido que dedicarse aún más a los deberes de cuidado familiares.
Sigue siendo excesiva la presencia de mujeres en la economía informal y en algunas de las ocupaciones más afectadas por la crisis sanitaria, como el comercio minorista, el turismo y la hospitalidad.
Según reporte del Banco Mundial, incluso antes de la pandemia, la participación laboral de las mujeres en México fue tan solo de 45% en 2019, comparado con 77% para los hombres, una brecha de 32 puntos porcentuales.
Esta Institución afirma que si las mujeres participaran a la misma tasa que los hombres, el ingreso per cápita del país sería 22% más alto. Los bajos niveles de participación femenina en el trabajo remunerado y el espíritu empresarial representan una gran pérdida de productividad y, por lo tanto, una pérdida en el Producto Interno Bruto (PIB).
Del resultado de la investigación se reporta que incluso muchas de ellas limitan su oferta de trabajo debido a sus responsabilidades de cuidado, aunado a que muchas no trabajan porque no tienen permiso de su cónyuge o del algún otro pariente para acceder a un trabajo remunerado. No obstante, la falta de confianza en los servicios de cuidado infantil es la razón más importante para la decisión de no trabajar.
Se debe resaltar que el embarazo adolescente y la maternidad temprana siguen siendo un gran desafío para nuestro país, pues las estadísticas señalan que la maternidad temprana afecta negativamente los potenciales logros educativos de las madres adolescentes, lo que a su vez podría afectar sus oportunidades en el mercado laboral. (Fuente: www.bancomundial.org “La participación laboral de la mujer en México”)
Incierta, frágil y desigual, así ha calificado la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a la recuperación económica y laboral después de la crisis sanitaria provocada por el Covid-19.
En su informe “Panorama Laboral”, publicado en marzo de 2022, la OIT avecina un rescate lento y cuesta arriba con una disminución generalizada de las horas de trabajo y de los ingresos, especialmente en los sectores informales que además tienen -como se menciona en líneas anteriores- mayor presencia femenina.
En América Latina y el Caribe unas 13 millones de mujeres perdieron sus empleos por la pandemia, lo que representa un retroceso en cuanto a la autonomía financiera.
Vinícius Pinheiro, director de la OIT para Latinoamérica señala: “Esta crisis sin precedentes ha exacerbado las brechas de género en los mercados de trabajo a millones de mujeres y anulando avances anteriores. Hemos retrocedido más de una década en una año y ahora necesitamos recuperar esos empleos y pisar el acelerador de la igualdad de género. Hace más de 15 años que no se registraba una tasa tan baja de participación de las mujeres.”.
Ahora bien, aunado a los efectos fatales de la pandemia en este rubro, las mujeres seguimos enfrentando el llamado “techo de cristal”, que es una barrera invisible y sutil que dificulta que lleguemos a cargos de responsabilidad, a pesar de tener la misma cualificación y méritos que los hombres.
Nosotras mismas nos ponemos barreras para acceder a la actividad laboral, construyendo un “techo de cemento” ya sea de forma consciente o inconsciente. Esto es, muchas de ellas interrumpen su carrera laboral por el embarazo y la lactancia, por falta de centros de cuidado seguros para la infancia durante la jornada laboral o dedicar más horas al cuidado de familiares, a pesar que ahora, hay formas de trabajo flexible como son hacer home office, combinado con el trabajo presencial por lapsos acordados con la empresa.
De manera inconsciente, la mujer entra en el juego del llamado “síndrome del impostor”, que es una percepción errónea que tienen muchas sobre los méritos propios y que hace que sientan que los éxitos cosechados son un fraude. Por ejemplo, es más habitual que a una mujer a la que le han propuesto un ascenso le surjan dudas sobre si lo merece o si está preparada para el nuevo cargo; en cambio, un hombre suele asumir que le corresponde la promoción como algo natural y justo.
En resumidas cuentas, a pesar de tantos avances en materia laboral que han beneficiado a la mujeres de manera sobresaliente, la crisis sanitaria iniciada hace más de tres años afectó de forma relevante a las féminas.
Con la finalidad de impulsar una mayor participación laboral de la mujer, se deben implementar políticas públicas de cuidado infantil que incrementen el acceso a los servicios de guarderías dignas y centros educativos con horario ampliado; políticas públicas para prevenir el embarazo adolescente y así las mujeres en este rango de edad no suspendan sus estudios y tengan un respaldo académico para lograr acceder a un puesto laboral bien remunerado; reforzar las políticas públicas de erradicación de discriminación y cualquier tipo de violencia en contra de la mujer dentro de los centros de trabajo, para evitar la deserción laboral femenina.
Inclusive, las autoridades deben extender la red de transmisión web a todo el territorio nacional, para de esa manera simplificar el trabajo y estudio a distancia de las mujeres.
Además la iniciativa privada debe hacer lo propio, fomentado la participación de las mujeres dentro de sus empresas, dignificando las jornadas laborales de acuerdo a los requerimientos de atención familiar, estableciendo guarderías infantiles como una prestación a la madre trabajadora, así como, promover las políticas de no discriminación y erradicación de la violencia laboral en contra de ellas.
Así la situación laboral de la mujer mexicana en esta conmemoración del Día de las y los trabajadores…