* Zurda.
*/Ruth Zavaleta Salgado/ .
*Para María Amparo Casar, toda mi solidaridad, admiración y cariño.
El 2 de mayo, El Financiero dio a conocer que, con base en su último sondeo, el presidente López Obrador goza de 60% de aprobación ciudadana, dos puntos más que en enero. En cambio, diversos medios de comunicación de EU han dado a conocer el desplome de la popularidad de Joe Biden, algunos medios mencionan una desaprobación de 38%, pero otros, hasta de 47 por ciento. ¿Es mejor el gobierno de López Obrador que el de Biden?
México y EU tendrán elecciones en junio y noviembre, respectivamente. En el caso de México, si creyéramos que este arroz ya se coció, podría ganar Claudia Sheinbaum, quien representa la continuidad de un gobierno que no ha dado buenos resultados para frenar o resolver los problemas más sentidos, por ejemplo, la seguridad pública y la violencia, o la salud, o lo que estamos viviendo en estos precisos momentos: falta de energía eléctrica.
Además, un gobierno encabezado por una persona que, a pesar de haber logrado la Presidencia mediante la democracia, ha hecho todo para destruirla, por ejemplo, el intento de capturar y someter al INE y al TEPJF; desaparecer la división de poder bajo el sometimiento del Poder Legislativo y el Poder Judicial; perseguir y denostar a los titulares de las instituciones que no logra capturar o someter, como a la presidenta de la SCJN, Norma Piña y a otros ministros; la de los adversarios políticos o intelectuales, como Xóchitl Gálvez, Rosario Robles o María Amparo Casar o a los periodistas, como Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret, Joaquín López-Dóriga, por mencionar algunos, y hasta la de los representantes religiosos; además, el intento constante de pasarse por alto la Constitución y destruir la estructura legal y el Estado de derecho.
En el caso de EU, a partir de los datos de desaprobación de Biden se deduce que hay un gran riesgo de que regrese a la presidencia un hombre como Donald Trump, cuyas características de forma de gobernar ya habían sido ilustradas por Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, en el libro Cómo mueren las democracias. Los posibles resultados electorales de México y EU se sumarán a los de Rusia, Indonesia, India y El Salvador (y otros que ya habían sucedido en 2023, como China), que marcan que la tendencia autoritaria se está imponiendo en el mundo, ¿cómo llegamos a esto? ¿Por qué las personas en el mundo están optando más por el autoritarismo o el populismo?
La respuesta tiene varias aristas, algunas se relacionan con factores que impactan negativamente la democracia representativa por sus propias fallas, éstas han sido estudiadas por algunos pensadores como Giovanni Sartori, Norberto Bobbio y Luigi Ferrajoli, entre muchos otros, pero, recientemente, se están estudiando otros factores, a propósito del auge de los populistas, por ejemplo, el psicológico. Al respecto, la psicóloga Laura Guillén y su equipo realizaron un interesante estudio sobre los efectos de la soledad y la incertidumbre en las personas de las sociedades contemporáneas, ellos señalan que, ante estas circunstancias, las personas desarrollan “la necesidad de encontrar a quién seguir”, alguien que pueda salvarlos y brindarles certeza; luego entonces: “En los momentos de inestabilidad, la gente acude a los líderes en busca de fortaleza y orientación, pero prefieren a aquellos que tienen un estilo autoritario, que en tiempos convulsos manifiesten altos niveles de narcisismo, psicopatía y maquiavelismo”, ellos denominan estos liderazgos como los de la tríada oscura. (https://dobetter.esade.edu/es/triada-oscura-tormenta-perfecta-populismo?)
Al respecto, pienso que un contexto de conflictos armados, de violencia criminal e inseguridad interna y externa, de efectos catastróficos como los estamos viviendo por el cambio climático, y de incertidumbre económica, despiertan no sólo miedo, sino también terror, por lo tanto, se abona a buscar refugio en el autoritarismo y en el caso de México, impacta la demagogia, la opacidad, y, que más de 27 millones de personas dependen de las transferencias directas para sobrevivir.
No obstante, este arroz aún no se ha cocido, porque en política nada está dicho y todo puede cambiar de aquí al 2 de junio.
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