* En los textos exhibe el motivo por el cual, el juicio de López Obrador, esta comunidad intelectual extraña los apapachos.
24.05.2024 Ciudad de México.- “¿No quieren un apapacho?(…)¿Se los muestro?”, dijo con sorna el presidente Andrés Manuel López Obrador antes de entrar a fondo de uno de sus hallazgos en el archivo de palacio nacional, justificación para abrir un nuevo ataque contra el grupo de más de 200 intelectuales, académicos y artistas que hace dos días llamó al voto por Xóchitl Gálvez.
En su papel de detractor de la oposición y de quien apoye a Xóchitl Gálvez, el presidente mexicano vuelve a referir a las recientes declaraciones del escritor Héctor Aguilar Camín, quien en entrevista con un medio expone el abandono del sexenio de López obrador a los proyectos de la comunidad intelectual y artística y que se extrañaban incluso “los apapachos” a la “comunidad cultural” de parte de las anteriores administraciones.
Sin referir en donde encontró la papelería, López Obrador presentó en la emisión de hoy de su programa diario varios oficios y recibos que en los años 90s Aguilar Camín dirigió a “Don Carlos”, el ex presidente Carlos Salinas de Gortari, en los que hacía llegar facturas por algunas investigaciones del orden de 500 millones de pesos y donde solicitaba “una gran ayuda solidaria” a su centro de estudios a cargo de las investigaciones, pues las finanzas andaban en números rojos.
“Dice Aguilar Camín: es que antes los apapachaban en el Gobierno y ahora ya no nos apapachan por eso apoyamos a una candidatura, porque queremos que nos apapachen (…) El gobierno si da apapachos pero primero a quienes más lo necesitan”, señaló.
Celebró la sinceridad de Aguilar Camín, pues además de los apapachos, este grupo de intelectuales quieren que les regresen “los fondos del gobierno” y en su narrativa AMLO exhibe que Aguilar Camín era el gurú del expresidente Carlos Salinas de Gortari y su grupo, junto con el del historiador Enrique Krauze.
“Por eso, ayer celebraba la sinceridad de Aguilar Camín, del hablar de que les faltaba apapacho, generosidad del gobierno. ¿No lo pones otra vez? Es que es muy revelador. Sí era un gobierno generoso que apapachaba a las minorías y a sus allegados, pero no apapachaba al pueblo. Nada más un fragmento. Entonces, por eso ellos se expresan y dicen: ‘Queremos que nos apapachen de nuevo’”.
Según AMLO Aguilar Camín justifica que los intelectuales hayan criticado la regresión política de este sexenio pues existe “mucho coraje, les molesta muchísimo el que no haya corrupción, porque pues necesitamos apapachar al pueblo, y no es apapachar, es darle lo que por justicia le corresponde desde hace mucho tiempo, es hacer realidad la justicia social, y esa es la función principal de un gobierno democrático, la función principal de un gobierno democrático es procurar la felicidad del pueblo”.
En su opinión ese grupo de más de 200 intelectuales, a quienes ha insultado durante casi seis años, -repitió- no criticaban antes a los gobiernos en turno como lo han hecho con el suyo.
La burla presidencial se de en medio de acusaciones y exposición de casos de enriquecimiento ilícito de sus colaboradores y familia López Obrador dijo que ahora los apapachos son para quienes más los necesitan.
En su programa diario AMLO expone un video de Aguilar Camín donde expresa lo siguiente:
“…muchos mexicanos la oportunidad de volverle a la comunidad cultural la atención, el cuidado, a veces hasta el apapacho que tenía del gobierno, pero nada más ni nada menos que lo que propia Xóchitl le promete a todo el país: un gobierno de unidad, no de división, en donde los valores rectores sean la vida, la verdad.
Pienso en que había, por ejemplo, una política en materia de cultura profundamente generosa y profundamente libre, en el sentido de que películas, por ejemplo, brutalmente críticas del gobierno, del régimen del PRI, eran financiadas con bastante generosidad por fondos gubernamentales a través de instancias en las que sus proyectos se ganaban ese fondo.
No había este condicionamiento que hay, por cierto, no sólo con la comunidad cultural, sino quizá mucho más gravemente con los beneficiarios de los programas sociales, que es: ‘te doy para que votes por mí y si no votas por mí te lo voy a quitar o te lo van a quitar’. Ese impudor, ese descaro, esa extorsión, no existía en el mundo de los programas sociales en México ni existía en el mundo de la cultura en sus relaciones con el gobierno y con el Estado”.