Mujeres y violencia de género .

Por María Patricia Herrera Gamboa

Las mujeres mexicanas ya no somos aquellas que en otros tiempos criaban casi exclusivamente para barrer, trapear, cocinar, bordar, parir hijos y agachar la cabeza ante un padre o un marido. Las mujeres salimos a la calle, empezamos a trabajar y valernos por nosotras mismas, conseguimos en los años 50 el voto y en los 60 la píldora anticonceptiva, fueron acontecimientos que abrieron el camino para liberarnos de los estereotipos, prepararnos profesionalmente y ya ¡nadie puede detenernos!

Pero no deberíamos permitirnos rebasar los límites de la sensatez y la cordura, porque es muy fácil marearse con poder, libertad y dinero. Ser libre no significa libertinaje para promiscuidad o para beber en exceso o, peor aún, ejercer violencia o maltrato contra otros (novios, maridos o hijos), ¡cuando es lo que tanto hemos defendido y tratado de erradicar! Libertad significa valores, fortaleza, solidaridad, respeto por nosotras mismas y por los demás. Libertad para elegir con quién quieres y no tienes que estar, para estudiar y trabajar, para decidir sobre tu vida y ¡cómo la quieres vivir!

En cuanto a la violencia contra las mujeres, no podemos ni debemos permitir que siga sucediendo, debe terminar ¡ya!

No debemos seguir siendo parte de las estadísticas, ¡no podemos permitirlo más! ¿Y qué hacer? ¿Ponernos capuchas y salir a las calles a pintarrajear y destruir monumentos, negocios, calles, banquetas y todo lo que se nos atraviese…? ¡NO! De ninguna manera, hacerlo no ha resuelto nada, no ha pasado nada, debemos encontrar otra estrategia para manifestar enojo, frustración, tristeza e impotencia ante las apáticas e ineficientes autoridades, no las conmueve nada ni una mujer hecha pedazos ni una niña inocente violada y asesinada, que no recibieron ningún tipo de ayuda en el momento que lo necesitaron e impunemente sus agresores no recibirán el justo castigo que se merecen por respeto a sus derechos humanos o por la conveniencia de un juez que los dejará en libertad por falta de pruebas o porque no se llevó a cabo el proceso conforme a derecho.

Nosotras debemos, unidas, presentar una iniciativa de ley ante las Cámaras para que se cambien las leyes, se cumplan cabalmente y se apliquen de inmediato. No podemos permitir que al denunciar la ausencia de una mujer o una niña te pidan 72 horas para empezar a buscarla. ¡No señor! La respuesta debe ser inmediata y exhaustiva hasta dar con ellas ¡VIVAS!

Como sociedad, no nos acostumbremos a estos hechos. Cuidémonos unas a otras, exigiendo a las autoridades que nos miren y entiendan que estamos dispuestas a todo para que nos escuchen, creo que esto quedó muy claro 8 y 9 de marzo pasados.
Tú, mujer lectora, ayuda y apoya a tu vecina maltratada, a la compañera del trabajo o de la escuela o en la calle cuando alguna sea acosada o violentada, si no quieres intervenir directamente, llama a la policía. En el transporte público siéntate al lado de una adolescente y protégela, párate a vigilar afuera de la escuela que está a unas cuadras de tu casa y cerciórate que niños y jóvenes entren o salgan de ésta sanos y salvos, ¡aunque no los conozcas! Podemos gritar o patear al que quiera hacernos o hacerle daño a una mujer o a una niña, siempre será mejor esto, que sólo quejarnos en la sobremesa o en las redes sociales, mirando con impotencia y tristeza cómo la lista ¡sigue creciendo todos los días! Es importante la educación en casa, preparemos mujeres fuertes, decididas y libres, Pero con valores, como la honestidad, la bondad y la sensatez.

patriciahg.bioetica@gmail.com