Niñez desplazada .

*Escrito por Lucía Melgar.

Tras el ensueño (o pesadilla) del periodo electoral, la terrible realidad vuelve a llamar a gritos nuestra atención – ciudadanía y gobernantes. Dos imágenes nos gritan que, más allá de disputas visibles por el poder, en México se intensifican disputas territoriales, conflictos armados que dañan a la población y mutilan el día a día y el futuro de la infancia.

En la azotea de una casa, un niño ondea una bandera blanca. Pide ayuda a un helicóptero que sobrevuela su pueblo. Tres días después, otra foto fija la imagen de un niño de corta edad, que abraza a su perro, sentado en la parte trasera de un camión. Es uno de los más de 4 mil 000 habitantes desplazados de ese mismo pueblo, Tila, Chiapas, donde habitaban poco más de 9 mil 000 personas.

En Tila, cabecera del municipio, en el norte de Chiapas, un grupo armado sembró el terror durante cuatro días, sin que las fuerzas armadas ni la policía llegaran a defender a la gente. Para los rehenes de esa violencia la liberación no fue salir de sus casas y retomar su vida – reconstruirla. Fue dejar esas casas, sus bienes, sus ocupaciones. Escapar para salvarse. Según el sitio Chiapas Paralelo, Tila fue sitiado en octubre de 2023 por “grupos armados” que asesinaron a varios jóvenes.

Hace 8 años el ayuntamiento tuvo que desplazarse por disputas entre dos grupos de poder. Ahora, el conflicto que llevó a la expulsión fue la resistencia de la población a un “reclutamiento forzoso” de jóvenes, avisado por las autoridades ejidales, que amenazaban con tomar “medidas” contra los desobedientes, según el periodista Isaín Mandujano.

Los desplazados refieren también años de cobro de piso y despojo por parte de ese grupo y ataques recientes de un grupo criminal vecino ¿O estalló una explosiva madeja de pugnas territoriales?

Lo evidente por ahora es la ausencia y debilidad del Estado, su incapacidad de prevenir incursiones criminales, de resolver conflictos arraigados o nuevos problemas agravados por nuevos agentes criminales, como el crimen organizado. Si no, ¿por qué, antes, según una pobladora, “la Guardia Nacional estuvo un tiempo y se fue”? ¿Por qué el Estado no previó el estallido, por qué no actuó pronto? ¿Por qué “liberar” a una población atacada por criminales equivale a desplazarla? ¿Para salvarle la vida? ¿Y ahora? Ahora varias personas refugiadas dicen que no hay condiciones para volver ¿Qué van a hacer?

Las imágenes de esos niños de Tila nos llevan a un microcosmos de violencia atroz. Según el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, desde hace treinta años Chiapas ha vivido continuos conflictos armados, por la operación de contrainsurgencia contra el EZLN, primero (que implicó militarización y surgimiento de grupos paramilitares), por la presencia de grupos “corporativos” armados y, ahora, de grupos criminales locales y nacionales que pelean territorios a costa de la población, con apoyo o tolerancia de los gobiernos.

Solo entre 2010 y 2022 más de 16 mil 755 personas tuvieron que desplazarse temporal o definitivamente ¿Cuántas más desde entonces?

El desplazamiento forzado afecta a más de 370 mil 000 personas en México. Un tercio son niñas, niños y adolescentes. Si para cualquiera, el desplazamiento es doloroso, para ellas/os es más traumático.

Pierden su entorno, su escuela, sus amigos, alguna estabilidad. Viven miedo, incertidumbre, hambre. Niñas y adolescentes, sobre todo, corren el riesgo de sufrir violencia sexual o trata. Si para cualquiera el daño del desplazamiento es enorme, vivir y presenciar violencia en la niñez y la adolescencia, ser obligada/o a huir una o una y otra vez, quedar desprotegida/o, deja una herida muy honda.

Si la indiferencia del Estado ante la degradación en Chiapas es ya deleznable, la sociedad tampoco deja mucha esperanza: mientras que el presidente culpa a los pobladores de matarse entre sí; en redes sociales hay quienes los responsabilizan de su desgracia por “votar por Morena”.

En ese ayuntamiento no hubo elecciones.

¿Qué futuro le espera entonces a la niñez desplazada de Tila? ¿A la de Chiapas, Guerrero, Michoacán?

Cimac Noticias.com