- Los Dados de Dios .
/ NIDIA MARIN /
Hay de viejos a viejos…
Los hay adorables y los hay malvados…
Están los brillantes y los de medio pelo…
Abundan en todo el orbe…
También en nuestro país…
México pone sus barbas a remojar ante la posibilidad de que el “Agente Naranja” (como lo llamo yo por su letalidad) triunfe en la elección de Estados Unidos, después de que, lamentablemente, Joe Biden no dio el ancho en el pasado debate.
Como dice la canción:
“Él tiene los ojos buenos / Y una figura pesada/ La edad se le vino encima / Sin carnaval ni comparsa…”
Ser presidente de un país como Estados Unidos pareciera que hoy involucra muchos más requisitos que en el pasado… También de México.
Los demócratas deberían reflexionar, precisamente porque de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, por ejemplo, la marabunta de la Tercera Edad ya está colmando el mundo.
El próximo mandato en el vecino país concluiría en 2028 y Biden cumpliría 86 años, mientras que Trump alcanzaría unos perversos 82 años.
LA VEJEZ NO ES
AJENA A LA POLÍTICA
El asunto de la vejez debería ser ajeno a la política, pero depende de la salud de las personas. Guste o no, el elector estadounidense desde ahora está reflexionando su voto, para uno o para el otro, por las consecuencias que acarreará en el caso del triunfo.
Ello ocurrirá en Estados Unidos, mientras todo el mundo envejece, ya que la Organización Mundial de la Salud ha precisado que en 2030, por ejemplo, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. En ese momento, el grupo de población de 60 años o mayor habrá subido de 1000 millones en 2020 a 1400 millones.
Ello no significa que todos estarán enfermos y tampoco que la mayoría estará sana. Lo que implica es que en los años por venir habrá mayor experiencia en el orbe en materia de gobiernos y el voto será más reflexivo.
Previsible es para dicha organización que, en 2050, la población mundial de personas de 60 años o más se habrá duplicado (2100 millones), ya que tal y como lo habían señalado el número de personas de 80 años o más años se sigue triplicando entre 2020 y 2050, hasta alcanzar los 426 millones.
Por cierto, este cambio de distribución de población de los países respecto al envejecimiento hacia edades más avanzadas, dice la OMS, inició precisamente en las naciones de altos ingresos. Como ejemplo se menciona a Japón, donde el 30% de su población tiene más de 60 años, aunque los cambios más importantes están ocurriendo actualmente en los países de ingresos bajos y medianos, es decir como México… de tal manera que a medio siglo XXI la población mundial de más de 60 años radicará en países con ese tipo de ingresos.
Y como en todas partes prevalece una incomprensión hacia la gente de mayor edad, la institución internacional resalta el asunto:
“Desde un punto de vista biológico, el envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte. Estos cambios no son lineales ni uniformes, y su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa”.
Precisa:
“La diversidad que se aprecia en la vejez no es una cuestión de azar. Más allá de los cambios biológicos, el envejecimiento suele estar asociado a otras transiciones vitales, como la jubilación, el traslado a viviendas más apropiadas y el fallecimiento de amigos y parejas”.
Además…
“La vejez se caracteriza también por la aparición de varios estados de salud complejos que se conocen habitualmente por el nombre de síndromes geriátricos. Por lo general son consecuencia de múltiples factores subyacentes que incluyen, entre otros, la fragilidad, la incontinencia urinaria, las caídas, los estados delirantes y las úlceras por presión”.
No es todo. Hay una advertencia:
“Los entornos físicos y sociales pueden afectar a la salud de forma directa o a través de la creación de barreras o incentivos que inciden en las oportunidades, las decisiones y los hábitos relacionados con la salud. Mantener hábitos saludables a lo largo de la vida, en particular seguir una dieta equilibrada, realizar actividad física con regularidad y abstenerse de consumir tabaco, contribuye a reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles, mejorar la capacidad física y mental y retrasar la dependencia de los cuidados”.
¿HAY DE VIEJOS
A VEJETES?
Y, por cierto, no existe el típico viejo. No. La institución internacional considera que algunos octogenarios “…tienen unas facultades físicas y psíquicas similares a las de muchos treintañeros”, aunque los hay también que sufren un deterioro considerable a edades mucho más tempranas.
La recomendación es que una respuesta integral de salud debe atender las enormes diferencias y necesidades de las personas mayores.
Por cierto, estamos en la Década del Envejecimiento Saludable como declaró la ONU al período 2021-2030. En estos años la OMS une esfuerzos con los gobiernos de diversas naciones y sus sociedades orientada a promover vidas más largas y saludables.
Y dice:
“La diversidad que se aprecia en la vejez no es una cuestión de azar. En gran medida se debe a los entornos físicos y sociales en que se encuentran las personas, puesto que ese entorno influye en sus oportunidades y sus hábitos relacionados con la salud. La relación que mantenemos con nuestro entorno viene determinada por características personales como la familia en la que nacimos, nuestro sexo y etnia, y eso da lugar a desigualdades en nuestra relación con la salud”.
Ciertamente.
Y al recordar hoy a un buen viejo, Joe Biden, muchos en el mundo creemos, como dice la canción de Agustín Lara…
“Piénsalo bien mulato (a), piénsalo bien…”
Y de remate por su trato hacia México, la canción de Alberto Cortez:
“Cuando un amigo se va / queda un espacio vacío / que no lo puede llenar/ la llegada de otro amigo”.