Infantilismo, paternalismo y condescendencia hacia niñez son formas de machismo.

*Lo afirma Itziar Pascual en entrevista para Cadena SER en España.

*Itziar Pascual (Madrid, 1967) es dramaturga, pedagoga, investigadora, periodista y, además, excompañera de la Cadena SER. Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y Juventud 2019, Pascual acaba de publicar con Punto de vista editores un conjunto de textos dramáticos infantiles: ‘Días azules y sol de infancia’.

Del periodismo a la dramaturgia, ¿de dónde viene tu inclinación por leer y escribir textos teatrales?

Tiene que ver con ese sentimiento profundo de ignorancia que sentía cuando terminé la carrera de Periodismo en aquellos remotos tiempos. Perdón si esto parece un poco de abuelita cebolleta, pero la carrera duraba cinco años, había solamente una asignatura que se llamaba Información periodística especializada, en quinto, y el sentimiento era que yo sabía un poquito de literatura, un poco de economía, un poco de derecho, un poco de política, un poco de Relaciones Internacionales y la sensación profunda es que no sabía de nada. Yo quería dedicarme a la información cultural, cualificarme en la información cultural y para mí el teatro ya empezaba a ser algo que me importaba, que me interesaba, saber por dónde transita alguien que se pone a escribir una obra de teatro.

¿Qué entendemos por público infantil?, ¿qué edades abarca? ¿Qué es el teatro infantil?

Es una pregunta siempre compleja, porque entre otras cosas, la mayor revolución que un ser humano puede hacer en su vida, es la que habita entre los 0 y los 18 años. Cambia el cuerpo, el alma, el lenguaje, la visión del mundo. Es muy difícil acotar porque cada ser humano tiene un ritmo distinto, por mucho que intentemos sistematizar los procesos evolutivos. Yo esquemáticamente hablaría de una etapa muy temprana, lo que llamamos primera infancia, que sería esa fase de un bebé entre 0 y 3 años. Luego una infancia que iría en ese proceso educativo que es de 3 a 5 años, cuando niñas y niños ya tienen adquisición de una mirada artística, tienen una visión del arte, pueden cantar, bailar, contar historias, ser partícipes de la ficción. Y luego hablaría de distintas etapas hasta la preadolescencia o adolescencia, que como sabemos cada vez es más temprana. Así que infancia es un término completamente inestable y no es igual una niña de Gaza que un niño de Quebec.

¿Qué textos decides dejar fuera y cuáles incluir? ¿Cuáles son ya para adolescentes? El primero de ellos, Miauless, empezaste a escribirlo sin concebirlo para un público infantil o juvenil.

Ese es otro factor muy interesante. Hay una literatura intencional, aquella que expresamente está dirigida para un público infantil, pero los niños y niñas son soberanos, ellos deciden lo que les gusta y lo que les interesa y obras que no fueron concebidas para ellos, se han convertido a lo largo de la historia de la literatura en obras infantiles. Porque ellos escogen y esto es también para mí un aprendizaje, que el público infantil y juvenil es mucho más soberano y está participado de los criterios o de las elecciones que los adultos tenemos.

La literatura infantil y juvenil es un auténtico boom año tras año, junto con el cómic y la novela negra, pero falta hablar más de literatura dramática infantil, que tenga más peso? Y ¿qué tiene en particular el texto teatral para niños?

Hay una diferencia clara en ámbitos como la distribución, la difusión y por eso me parece tan valioso, Daniel, que estemos aquí hablando de literatura dramática para la infancia y la promoción. Porque este país tiene una cantera de autoras y autores de teatro para la infancia, no me cansaré nunca de decirlo, extraordinaria, valiosísima. Y muchas veces, incluso en sectores afines al conocimiento de la literatura infantil y juvenil, no se conoce suficientemente y esto tiene consecuencias en todos los sistemas, en todos los ámbitos. Si no hay un pleno acceso a la cultura en primera infancia, si niñas y niños no saben lo que es ver un espectáculo de danza, de teatro, ver una exposición o ir a un concierto y depositamos en las familias la responsabilidad del acceso a la cultura, hablamos de desigualdad y no hablamos de democracia. La Constitución habla del pleno acceso a la cultura, se llama artículo 44, a ver si en la carta a los Reyes Magos conseguimos que el artículo 44 se cumpla.

Hablas mucho de seguir habitando aquella niña o niño que fuimos, de la capacidad de asombro que no has perdido. No perder la curiosidad y la imaginación, se habla mucho de la imaginación en todos los textos. “No quiero aprender a leer. Si leo las cosas, ya no podré imaginarlas, prefiero imaginar” dice Pina Niña en Mascando Ortigas. “Para que cambien las cosas, hay que imaginarlas” afirma Aura más adelante, en La vida de los salmones. ¿Qué lugar ocupa hoy la imaginación en este mundo de bombardeo audiovisual?

Muchas veces la imaginación es la casa de la resistencia. Nos lo dice Boris Cyrulnik en Los patitos feos. No es casual que tantos niños y niñas, que después han tenido una vida artística, se hayan refugiado en la imaginación como resistencia al mundo en el que viven. Yo vindico el imaginario como un espacio esencial, como una oportunidad imprescindible para estar en el mundo.

Has hablado y has escrito sobre infancias diversas. “La infancia es un cuchillo clavado en la garganta”, recoges esta cita de Wajdi Mouawad. ¿Cómo nos marca la familia en la infancia? Israel Elejalde nos decía hace un mes, citando a Chirbes, que la infancia te la tropiezas una y otra vez en tu vida, da igual cómo haya sido esa infancia. ¿Son la familia, las relaciones familiares y la infancia el gran material dramático?

Son el material dramático, que no el destino, aquí me permito un disenso con compañeros tan admirables y a los que estimo tanto como Israel. Yo no creo que el trauma sea el destino. Yo creo que la infancia es más larga que la vida, esto sí lo creo, como decía Ana María Matute. Pero también creo profundamente en algo que me enseñó mi maestro Ricardo Doménech, que es el carácter lo que te construye, es la personalidad lo que permite que ante la misma situación, personas diferentes construyan relatos de vida distintos. Para mí es muy importante la idea de que las circunstancias son eso que gestionamos cada día y que dependiendo también de nuestra de nuestra capacidad de resiliencia, generamos respuestas distintas. No habría teatro si hubiera determinismo, yo soy antideterminista total, si hubiera una respuesta B a un estímulo A, no habría teatro porque sería siempre predecible. Lo hermoso de la conducta humana es que a un estímulo A hay una respuesta que tiende a infinito. Eso es lo hermoso del teatro, que permanentemente se pregunta todas las posibilidades de respuesta de conducta humana que tenemos.

Y además en estos textos hablas de cualquier tipo de conducta humana, se puede hablar a los niños de la violencia de las guerras, se puede hablar abiertamente de la muerte, naturalizarla a través de la escritura. No son temas tabú ni hay que dulcificarlo o edulcorarlo en este año en el que se ha hablado tanto de reescritura de libros infantiles, de eliminar determinadas palabras.

Yo creo que el infantilismo, que el paternalismo y la condescendencia son formas de machismo. Yo abogo por la desaparición de este tipo de prácticas en la vida en general y también para niñas y niños. Creo que que no existen temas prohibidos, existen enfoques adecuados, existe un tratamiento adecuado en relación al mundo imaginario, sensible, rico en imaginación, en capacidad y en curiosidad de la infancia.

Uno de los cuentos, Pepito (Una historia de vida para niños y abuelos) aborda la Guerra Civil. Este sí es un asunto censurado este año en el teatro por parte de algunos ayuntamientos. El mar: visión de unos niños que no lo han visto nunca, de Conejero, por ejemplo. Si hablas de la guerra civil para niños, parece que estás adoctrinando.

Pero ese es el pensamiento del censor, Daniel, no del niño. Yo diferencio la mirada curiosa, la mirada que quiere saber, de niñas y niños, frente a la posición del adulto, que muchas veces se hace trampas a sí mismo. Muchas veces adultas y adultos nos colocamos en una reconstrucción de nuestras infancias como espacios de paraísos perdidos, como lugares donde no supimos lo que era ni el miedo, ni el dolor, ni el enfado, ni la rabia ni la ira. Suzanne Lebeau, una gran maestra de la dramaturgia, que para mí es un referente y que tengo el enorme privilegio hoy de de tenerla como amiga, te confronta con el problema de la doble autoridad. Los dramaturgos que trabajamos para la infancia, tenemos el peligro de caer en la doble autoridad, la autoridad del adulto frente al niño. Yo sé, tú no, yo estoy completo, tengo información, tengo criterio, tengo lecciones. Tú eres ignorante. Y además la autoridad del dramaturgo frente al público. Yo tengo un discurso. Tú vienes a ver. Suzanne dice cuidado con el problema de la doble autoridad, porque el resultado es mal teatro, directismo puro.

Tus estrenos siempre o casi siempre han sido en escuelas de teatro o salas de teatro. Qué importante reivindicar esta red tan maltratada.

Totalmente, y reivindicar el concepto de compañía, el concepto de elenco y el concepto de repertorio. Cuando yo pienso en mi teatro, siempre estoy agradecida a esos actos de resistencia que es sostener una compañía teatral, profesional, durante el tiempo y fuera de los modelos de producción al uso. En este momento el concepto de compañía está siendo reemplazado por el de distribuidora y productora. Y para mí hay algo imprescindible, que tiene que ver con un sello con una huella, con una apuesta. Gente como Cambaleo, gente como Karlik, es gente que por la que yo tengo todo el respeto, toda la admiración, porque han sido capaces de sostener un proyecto propio en el territorio. Y eso es un valor.

Tienes un trabajo de investigación premiado sobre la invisibilidad de las mujeres en las artes escénicas, eres socia fundadora de la Asociación Marías Guerreras, desmontas los relatos que se han escrito sobre la mujer, desde Penélope a Antígona, relees a estos personajes femeninos a lo largo de la historia y subrayas la contribución de las mujeres contemporáneas a la cultura. ¿Cuál es la situación de la mujer hoy en las artes escénicas?

Yo diría que hemos ganado en conciencia. Hace 25 años todavía había personas de distinto sexo que decían: ¿pero realmente qué hay que vindicar? ¿No es el mundo de la cultura y de las artes escénicas un mundo anticipado, un mundo más progresista y más equilibrado que el entorno social? Yo creo que hemos ganado en conciencia, porque hemos acreditado y demostrado la desigualdad. Tantas tantas personas que han luchado desde la Universidad, desde la Academia, desde la praxis, desde la investigación, por demostrar, a veces con sentencias, que la desigualdad no es una quimera. Hemos sido capaces de poner en la agenda política que la cultura requiere un principio de paridad cultural. Que no podemos hablar de democracia con una cultura habitada de sexismos. El asociacionismo teatral de mujeres ha contribuido profundamente a este incremento de conciencia, pero tenemos tarea: la brecha salarial es real, la desigualdad de la duración de las carreras y de las trayectorias es real, la dificultad de la conciliación de la vida laboral y la vida personal es real. La dificultad profunda de acceder a papeles ricos, complejos, a partir de los 50 años de edad en las actrices es una realidad. Bueno, hay tarea, queridos Reyes Magos.

*Itziar Pascual es dramaturga, pedagoga, investigadora y periodista. Es Premio Nacional de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud 2019. Es Doctora en Ciencias de la Información por la UCM y titulada superior en Dramaturgia por la RESAD. Es profesora de Dramaturgia en la RESAD desde 1999. Ha impartido talleres y seminarios en distintos países. Como periodista ha trabajado en la Cadena Ser y el diario El Mundo. Es miembro del consejo de redacción de Primer Acto y de Acotaciones. Fue directora de la revista “Escena” y colaboró ​​con “El público”. Su trabajo periodístico le ha hecho merecedora del accésit del Premio Paco Rabal de Periodismo Cultural. Ha sido presidenta de la AMAEM “Marías Guerreras”, entidad de la que es socia fundadora y fue primera presidenta. Como investigadora ha obtenido el Premio Victoria Kent de la Universidad de Málaga y la Beca Miguel Fernández de la UNED. También es autora del estudio “Suzanne Lebeau. Las huellas de la esperanza”, traducida al francés en el volumen “Les choix de Suzanne” (Editions Théâtrales). Como dramaturga es autora de más de una treintena de obras dramáticas, premiadas, estrenadas, publicadas y traducidas a distintos idiomas.