/ Eduardo Sadot /
Desde la llegada de Alejandro Moreno Cárdenas a la presidencia del PRI, se dejó sentir una actitud de una parte del priísmo, defensiva y a veces ofensiva, los esfuerzos que hizo desde el principio de su gestión por convocar a la unidad del PRI, le acechó la inconformidad derivada de la molestia de quienes perdieron – no puede a ver otra explicación – no le permitieron consolidar una operación cicatriz, la oposición de ciertos grupos le mantuvieron alerta y siendo como es un hombre sensible y con buen olfato para percibir engaños o traiciones, se mantuvo siempre alerta y consciente de la acechanza y el reto que significó en momentos cruciales para México, primero hubo quienes creyeron que reproduciría el ejemplo de Roberto Madrazo, quien llegado el momento impuso su candidatura a la presidencia de la república, en su momento Alejandro Moreno respondió sin ambages, que si bien tenía aspiraciones, estaría consciente, de que fuera su tiempo o no, y que llegado el momento no sería una obsesión para el ser candidato, externó un argumento incuestionable, es un hombre joven y le sobra tiempo para ser candidato, algún día pero no en el corto plazo necesariamente.
Al final de la contienda que le dio triunfador para presidente del PRI, su contendiente salió del Partido para integrarse a Movimiento ciudadano, ese elemento llevó a la primer reflexión de si no era tanta la lealtad al PRI para que ella brincara a Movimiento Ciudadano, lo que necesariamente hace pensar, cuantos pirístas ente la seducción de MORENA tendrían tan sólida su lealtad al Partido que los formó y les dio todo, más, cuando en el caso de la principal finalista competidora para el cargo, había sido gobernadora bajo las siglas del PRI, que sucedió, privilegió sus probabilidades de permanencia política, a cambio de traicionar a su partido y militancia o un arranque de ira la obligó a irse. Porque no fue el caso de quien iba para secretario general en la fórmula.
De ahí en adelante, el PRI – olieron los viejos lobos de mar del PRI – que no se advertía un futuro promisorio para el PRI y sus cuadros políticos – y no hablamos de quienes aspiren a cargos sino peor aún quienes mínimo ya habían ocupado cargo inclusive de gobernadores y secretarios y veían al PRI con un instrumento para conservarse en los primeros círculos del poder, sin mirar a cuadros jóvenes y nuevos rostros que no fueran sus propios familiares.
Si a ello agregamos, que si hubo un gobernador que durante la campaña de la presidencia se mantuvo en una postura enérgica y combativa hacia el candidato, lo que desató la venganza del ya presidente, utilizando todos los recursos del Estado incluso su influencia para encarcelar a Alejandro Moreno, con toda clase de elementos desde la nueva gubernatura del Estado, el allanamiento de su casa, videos y una campaña de desprestigio para arrastrar con el al PRI, pese a todo y a que algunos exgobernadores, entonces entronizados en el senado, pensaron que la fortaleza de Alito venía en declive, y se apresuraron a desconocer su poder y fuerza, condición que se hizo evidente en una reunión en el senado donde su entonces líder, creyó que era más fuerte que el líder del Partido subestimando su poder, a lo que Alito respondió con fuerza, destituyéndolo y del liderazgo de la bancada priísta en el senado.
Después con los gobernadores se vio el servilismo, cinismo y cobardía en el entreguismo que se desbordo entregando al país. Con todos esos antecedentes, que garantía o motivos tendría Alito para creer que quien llegue a sucederlo no entregaría al PRI, si ya hubo muestras durante el gobierno de Fox de señales de entreguismo disfrazadas de “capacidad de negociación”.
El verdadero motivo de y temor de Alito es así su responsabilidad y amor a su Partido y a México, a pesar de la adversidad, las acusaciones de que solo le importa el dinero de las prerrogativas, cuando el ha dado pruebas de los riesgos y persecuciones de que ha sido objeto, grabaciones clandestinas, calumnias y amenazas, que ningún gobernador saliente durante la presidencia de MORENA resistió y cambiaron por cargos como la Lotería Nacional, embajadas, consulados y otros cargos.
En ese escenario que garantías tiene el PRI y Alito que quien llegue en su lugar, no enterrará al PRI, si inclusive las concesiones de escaños y curules plurinominales no han sido garantía de lealtad. La los motivos de Alito se fundan en lo que ha visto y Alito ha señalado, ha acusado a quienes han sido desleales, traidores, cinicos y cobardes, frente al abuso del poder de MORENA y sus gobiernos, qué espera la militancia fiel que aún se mantiene en el PRI, que un sucesor de Alito en el PRI, entregue o negocie por una embajada, por eso piensa en la reelección, el tiempo de Sheinbaum, puede ser una oportunidad de resurgir conforme el desgaste del ejercicio del poder penetre en la sociedad mexicana, eso lo sabe Alito y algunos pocos políticos.
Es compresible que los primeros días hubo gritos y sombrerazos, con razón y por la experiencia con algunos políticos pero, pasada la sorpresa se ve que los motivos de Alito le dan la razón.
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