Sheinbaum ante el discurso machista que la acompaña de camino a la presidencia.

* Escrito por Arantza Díaz .

02.08.2024 /Cimac Noticias.com. Ciudad de México.- La comparación entre Andrés Manuel López Obrador y la próxima presidenta, anulando las capacidades de ella y solo sosteniendo que ha sido una creación de el actual mandatario, forma para del discurso machista que deberá sobrellevar -y en el mejor de los casos revocar-, Sheinbaum durante su mandato porque no le dará tregua.

Antes de su victoria presidencial el pasado 2 de junio, Claudia Sheinbaum refirió en el Foro Electas Iberoamericanas, celebrado en septiembre del 2022 en la capital mexicana, que la participación política de las mujeres rompe estereotipos y construía una nueva realidad en el panorama de nuestro país.

Desde ese discurso donde reconoció que ella y las demás mujeres en la política tenían una gran responsabilidad, también se reconoció heredera de abuelas, madres y luchadoras sociales que hicieron posible que las mujeres ocuparan el escenario político.

En Cimacnoticias trazamos la evolución del discurso de Sheinbaum con relación al movimiento feminista que, en algunos momentos contenidos de su mandato como jefa de gobierno, fueron más tensos que afables. Aún con ello, la ahora presidenta electa, ya venía esbozando un discurso feminista que anunciaba que su paso por la política mexicana traería consigo detracciones opositoras, especialmente, cimentadas en el machismo.

Esto ya lo anunciaba desde hace 2 años, cuando dijo en aquel encuentro que era momento de dejar atrás la idea de que las mujeres no son capaces de gobernar las ciudades y municipios, que México ya no se escribiría con M de machismo, sino con M de mujer y que el movimiento morenista construiría el futuro; una historia nueva para las mujeres.

Fuente: Enrique Galván vía X

El escenario político ya se sacudía desde su gubernatura, pasando por victoria como representante de MORENA por la contienda electoral, atravesando su campaña presidencial y su inminente victoria con un margen amplio de ventaja.

Los discursos alrededor de Claudia Sheinbaum –y de su opositora Xóchitl Gálvez– anidaron en discriminación sobre su apariencia, peso, maquillaje, vestimenta y forma de hablar. Destacándose siempre, una afirmación colectiva opositora que ha acompañado a Sheinbaum desde hace años y que se ha agudizado tras su elección: Sheinbaum está bajo órdenes y mandato de su par, López Obrador.

Apenas a un mes de la victoria de la virtual electa presidenta, AMLO tuvo que salir a declarar que la oposición estaba incurriendo en machismo, luego de que se señalara que él influye en las decisiones de Sheinbaum, incluso, que tenía injerencia en el gabinete que se está conformando para el próximo sexenio.

López Obrador negó tener alguna influencia sobre las decisiones de Sheinbaum, destacando que ella tiene sus propias convicciones y carácter. Tras estas declaraciones ocurridas el pasado 10 de julio, las especulaciones han parecido disiparse, a pesar de que Sheinbaum ya se había posicionado sobre el tema desde hace meses, como en Radio Fórmula.

Fuente: Captura de pantalla noticiario Grupo Fórmula

En el noticiario de Radio Fórmula, el comunicador refirió que sus críticos la señalaban, pues estaba adoptando formas o características propias de la política de López Obrador e incluso, en su forma de dirigirse a las personas a lo que Sheinbaum interrumpió: Yo escribí la declaración de principios de MORENA, cuando se hizo MORENA. 

«Pienso que lo dicen por ser mujer, no se lo dicen a hombre, me lo dicen a mí. Hay un dejo de machismo y misoginia y lo único que pueden decir es que soy igualita al presidente»
Para entender qué se esconde detrás de este pensamiento, Cimacnoticias entrevistó a la socióloga y maestra en estudios de la mujer, Margarita Mantilla de Tallercitas feministas.

¿Qué hay detrás de estas comparaciones?

La respuesta que da Margarita Mantilla es concreta: Machismo, no hay más.

Desde su perspectiva, este pensamiento parte de una cultura androcéntrica y patriarcal, pero también paternalista, pues sólo se puede entender la toma de poder a través del padre y el hombre como centro del mundo desconsiderando a la mitad poblacional constituida por mujeres.

Antes de avanzar, es necesario recordar dos estructuras de poder relacionadas al paternalismo y su nexo con el sexismo: El benevolente y el hostil.

Esta teoría la configura Susan Fiske y P. Glick desde el 1996 en Hostile and benevolent sexism: measuring ambivalent sexist attitudes toward women y se aborda de la siguiente manera:

  • Hostil: Intenta justificar el poder masculino con los roles de género, refiriendo constantemente la incapacidad de las mujeres y desvirtuando la visión de ellas, reduciéndolas a la esfera privada y reproductiva. En esta categoría se encuentra el paternalismo dominante que sostiene que los hombres deben controlar el comportamiento y las acciones de las mujeres.
  • Benevolente: Esta idea del sexismo romantiza el poder de las mujeres, le otorga cualidades altruistas, débiles y endebles. Un complemento que necesita del poder masculino para ser protegida y enseñada. Dentro de esta categoría se encuentra el paternalismo protector que refiere que la mujer no posee cualidades relacionadas a la hegemonía masculina como la fuerza y el liderazgo, por ello, requiere de un hombre paternalista que sea su guía.

En el caso de Claudia Sheinbaum, hablamos de una ambivalencia entre ambos conceptos; un paternalismo hostil y benevolente que pone a prueba sus capacidades de liderazgo, su fuerza, voluntad e incluso, su autonomía.

Fuente: Claudia Sheinbaum vía X

«Se desconfía de la templanza y entereza de una mujer, cuando se parte del mito patriarcal de que las mujeres somos fundadas por los hombres y su mirada, por lo que han dicho y escrito de nosotras, olvidando nuestra valiosa existencia y presencia porque, aunque no hemos sido nombradas en la mayor parte de la historia del mundo, siempre hemos estado presentes, activas y siendo el germen de la vida», señala la maestra en género.<

De incomodidad, poder y cuestionamiento

Existe un componente más que termina por catalizar todo este fenómeno alrededor de Sheinbaum como presidenta: El poder.

Históricamente, el poder ha sido vertical y una pieza clave para la prosperidad del patriarcado. Esta superioridad y poderío ha sido ostentada por, mayoritariamente, hombres, lo que ha limitado la participación política, social y económica de las mujeres. Para que este poder de decisión y liderazgo se perpetúe, es necesaria la validación de otros, algo conocido como el poder autoafirmativo.

De acuerdo con el artículo académico El Machismo Silencioso, de la Universidad Pontificia de Madrid, escrito por María Isabel Gómez, este poder refiere la capacidad de decidir y autoafirmarse en el mundo bajo toda la legitimidad social solapada por el pacto patriarcal.

A través de este poder, el hombre ejerce el dominio y se le otorga la posibilidad de controlar la vida de otras personas; hablamos de Gobiernos, Estados, secretarías, instituciones, Iglesia y cualquier otro órgano de toma de decisiones políticas, sociales, religiosas, económicas y culturales.

En México, esta realidad es imperante y la resistencia a la gubernatura de una mujer sólo puede encauzarse bajo la creencia de que lo ha logrado gracias a un hombre, figura maestra detrás de todo y que será el verdadero representante del poder autoafirmativo en nuestro país.

Fuente: Cimac Foto

Al preguntarle sobre las resistencias de la población mexicana, Margarita Mantilla lo atajó de la siguiente manera:

México es un país por antonomasia machista, basta con revisar los índices de violencia contra las mujeres y el terrible problema del feminicidio que padecemos hoy por hoy.

Claro que en una sociedad machista es impactante e incluso un cambio cultural fuerte y shockeante el de una presidenta, la primera de la historia.

El impacto e incredulidad es el resultado de seguir en una lógica rancia sobre que hombres y mujeres tienen diferencias que hacen más aptos a unos para la gobernanza que a otras, por el mero hecho de los estereotipos sexistas.

La discusión tendría que centrarse en las trayectorias profesionales y de vida, revisar el papel que han ejecutado en otros puestos, etc. Nunca tendría que ser a partir de un juzgamiento por su genitalidad. Eso es sexista, prejuicioso y en pleno siglo XXI, una forma de pensar obsoleta.

Entonces, ¿Sheinbaum debería de esforzarse aún más para lograr desmarcarse de la figura de López Obrador? Para la socióloga, la virtual electa presidenta no tiene por qué cargar con el peso de desmantelar el prejuicio machista sobre sus capacidades, sin embargo, sí refiere que es posible que se le demandará aún más en su cargo presidencial, en comparación con otros expresidentes.

Fuente: Cimac Foto

Tal como lo refirió en el noticiario de Radio Fórmula, Claudia Sheinbaum no es un componente aditivo de la 4T, sino uno de los pilares más fuertes desde la constitución del partido. Con esto se entiende que todo MORENA se ha visto retroalimentada e influida por la visión de la virtual electa presidenta; este proyecto de nación no tiene por única autoría a López Obrador.

En otras palabras, necesitamos encuadrarnos en dos ideas que explica Margarita Mantilla. La primera, es que es cierto que las personas han depositado su confianza en el trabajo de Sheinbaum porque viene de un partido con un proyecto de nación que produce simpatía entre la población; la segunda, es que ella apoya la 4T desde sus inicios, teniendo como reto mostrar su capacidad, ser coherente con sus valores y seguir su propia línea en materia de violencia, seguridad, salud y demás.

Sus capacidades, formación y política se perfilarán para consolidar, con autonomía y convicción, el siguiente piso de la 4T.

«Nosotros en Morena tenemos un lema, por el bien de todos, primero los pobres. Ni modo que una no siga, eso, ¿no? Ambos pensamos en la prosperidad compartida, en que somos mexicanos y en que necesitamos nuestro espacio, pero son proyectos distintos» (Claudia Sheinbaum para Radio Fórmula, 2023)

Para la maestra en género, la mejor defensa que tendrá Claudia Sheinbaum será gobernar a su propio estilo, pautar sus agendas -como la agenda de las mujeres- y demostrar congruencia en sus principios.

«Sólo el tiempo nos dará lucidez sobre la forma de gobernar de Claudia Sheinbaum, en el proyecto político de la 4T, pero partiendo de sí misma, porque ella ha dicho que es una continuación, pero eso no implica una permanencia de AMLO, que también en varias ocasiones ya ha declarado que él se va a alejar de la vida política una vez terminando su sexenio. Esperamos que el próximo gobierno suceda consciente, aprendiendo de los errores del sexenio que deja AMLO, para erradicarlos», concluye Margarita Mantilla.

Fuente: Claudia Sheinbaum vía X

No reconocer la agencia de las mujeres en el panorama político, sus capacidades y autonomía en la toma de decisiones no es una discusión que entre en el marco de la politiquería, pero sí entra en la agenda del machismo y sexismo.

A tres meses de que arranque la gubernatura presidencial de la primera mujer en la historia de México, hay que poner el acento en sus apuestas políticas, en la consolidación de la República de las Mujeres y cuáles serán sus posturas sobre temas de carácter nacional como la seguridad, la militarización, la crisis migratoria, ambiental y la violencia de género; asuntos primarios que competen a la población general y donde el apellido López Obrador ya no debería tener cabida.

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