El ocaso del PRI de Alito, es el renacimiento del priismo mexicano del siglo XXI.

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/Martha Gutiérrez*/

El día de hoy se llevará a cabo la reelección espuria de Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, al frente del CEN del Partido Revolucionario Institucional. Desde luego, este proceso no podría ser distinto al que se llevó a cabo en el 2019.

Porque se trata de una Dirigencia Nacional que comenzó con fraudes, continuó con el secuestro a los Estatutos y Documentos Básicos de este instituto político, generó durante cinco años un profundo debilitamiento de sus estructuras y su presencia en el territorio nacional, una descarada traición a los principios de la Revolución Méxicana que le dieron origen, y por si fuera poco, al final concluye con un conjunto de componendas entre oportunistas y traidores del priismo revolucionario.

Cuando me he referido al PRI y su oportunidad histórica para Refundarse en el siglo XXI, evidentemente no me refiero al PRI que secuestro Alito. Me refiero, al priismo real que renacerá después de esta noche negra del priismo de Alito. Porque así como para lograr el surgimiento de Morena tuvo que destruirse el PRD. De igual forma, para que resurja un nuevo priismo, tendrá que desaparecer el PRI. Sí, ese PRI desprestigiado y corrupto que Alito representa.

Como dice el viejo refrán, “lo que mal empieza, mal acaba”, y no hay forma de que termine bien lo que de inicio comenzó con trampas.

Basta recordar que “Alito”, es producto de una decisión autoritaria de Enrique Peña Nieto. Quien a pesar de haber perdido la elección en el 2018, ya no ser Presidente de la República, dejar como legado al PRI el altísimo costo político por la percepción de haber encabezado el gobierno mas corrupto de la historia, y dejar también la impresión de haber llegado a un acuerdo para entregar el poder a Andrés Manuel López Obrador. Asumió la decisión de respaldar a Alito.

Para esto, a través de Alfredo del Mazo convocó a todos los gobernadores priistas en funciones en ese momento a una reunión en el Estado de México, para que respaldaran su imposición y plantearles que la línea del expresidente Peña era apoyar a Moreno Cárdenas.

De esta manera se vieron obligados, de acuerdo a las viejas practicas, a hacer lo necesario, para simular una elección, y llenar las actas correspondientes con el equivalente a los más de un millón votos (que nunca existieron) en todo el país. Con los cuales tanto presume que llegó respaldado Alito, a la espuria Presidencia del CEN del PRI. Resultado de un abierto y descarado fraude al que se prestaron varios gobernadores, y en el que también participó su equipo y sus amigos más cercanos.

Actualmente, de aquel grupo de “amigos” incondicionales a lo largo de los cinco años que ha permanecido al frente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, ya sólo queda Rubén Moreira. El resto, han roto con él y en consecuencia expulsados del partido. Todos, fueron utilizados y traicionados en el camino. Los últimos, José y Alejandro Murat (padre e hijo).

La perversa capacidad para hacer trampas y traicionar de Alito, es sin duda una versión corregida y aumentada de su maestro y mentor Roberto Madrazo, de quien aprendió esas artes, y que por cierto, también se ha distanciado de Alito. Su historia como militante y después como Presidente Nacional del PRI es un cumulo de tropelías cometidas a la luz pública con el cinismo y la arrogancia que le han caracterizado siempre.

De esta manera llegó y se instaló en la Presidencia Nacional del PRI. A partir de ese momento, comenzó a atraer hacia la Dirigencia Nacional todas las facultades estatutarias. En el 2020, la pandemia del COVID-19 le cayó como anillo al dedo, la sana distancia le sirvió para preparar, modificar y centralizar la razón de ser de las decisiones del Consejo Político Nacional, de los Consejos Directivos Estatales y Municipales y atraerlas a la Presidencia con el pretexto de la pandemia, para apoderarse de sus facultades.

Así, los Órganos de decisión del Partido Revolucionario Institucional pasaron a ser absolutamente dependientes de su voluntad. De igual manera, sin consultar a nadie, nombró a los nuevos dirigentes de los Comités Directivos Estatales colocando a personajes cuyo único objetivo fue lucrar con la marca del PRI, para servir a sus intereses personales.

Es decir, modificó la estructura a través de los estatutos, colocando pseudo dirigentes para que sirviesen al proyecto personal de Alito y al mismo tiempo a cada uno de los pseudo dirigentes en los Estados y en los Municipios, sin rendir cuentas y sin escrúpulos. Quedarse de esta forma con control del partido también le representó el manejo económico de los recursos públicos asignados por la vía de las prerrogativas.

Como se plasma en las diversas denuncias que se han manifestado por el desvío utilización y simulación en la aplicación de los recursos públicos destinados al trabajo de investigación social, formación de liderazgos, fortalecimiento de la representación de causas, y de selección competitiva de candidatos. Para tratar de ocultar su falta de visión e incapacidad.

Muestra de ello fue la decisión de firmar la Alianza por México con el PAN y el PRD para ir juntos a la elección intermedia en el 2021, donde el PRI perdió la mayoría de las gubernaturas y posiciones en los Congresos Federal y Estatales. A pesar del fracaso repitió en mismo modelo en el 2023 y en el 2024, y firma la Coalición Fuerza y Corazón por México, que una vez más solo sirvió para que Andrés Manuel López Obrador los descalificara una y otra vez con el concepto del PRIAN, que termino por debilitar todavía más al Revolucionario Institucional.

Todo en la trayectoria política de “Alito” se ha caracterizado por una cadena de trampas y traiciones orientadas a servirse del PRI. De la misma manera que en otro momento se sirvió del Gobierno del Estado de Campeche y seguramente de los diferentes cargos públicos que a lo largo de su historia ha ocupado. Esto lo podemos observar a través de las múltiples denuncias que se han hecho públicas de sus propiedades como una lujosa casa de 300 millones de pesos, su “Playa Alito” privada, departamentos en las zonas de mayor plusvalía de la CDMX, obras de arte, autos lujosos y el enriquecimiento inexplicable por el cual ha sido denunciado, entre otros señalamientos.

Ciertamente, ya a ninguno nos pueden sorprender las traiciones de Alito, ni como se conduce. Lo que si podría ocasionar una gran sorpresa. Sería que el INE y el TRIFE, avalaran una Asamblea y la Reforma a los Estatutos del PRI, faltando a lo estipulado en la Ley de Partidos Políticos. Con lo cual, se estaría confirmando que existe un mandato premeditado desde la Presidencia de la República, orientado a destruir al PRI para lo cual no solo Alito se estaría prestando.

Pero lo que nadie ha considerado, es que a la política mexicana le estarían haciendo un gran favor destruyendo al viejo y desprestigiado concepto partidista del siglo pasado que representa Alito. Ya que el priismo de verdad esta muy por encima de él, de sus cómplices y de los intereses que mandatan a su pequeñísimo grupo de oportunistas buscachambas.

Aquéllos que pretenden desaparecer al PRI, incluyendo a Alito. Nunca dimensionaron que el priismo de la cultura de la sociedad mexicana, se encuentra por toda la República Mexicana. Porque el priismo real, no está únicamente concentrado en el edificio ubicado en Insurgentes Norte.

El priismo verdadero, ese, está arraigado en la cultura política de México, y en su capacidad para reinventarse y construir un nuevo concepto para conducir a nuestro país hacia el mundo del siglo XXI.

Y no es pregunta.

POR MARTHA GUTIÉRREZ

Vocal del Consejo Directivo Del Instituto de Política y Gobernanza, A. C.

@MarthaGtz

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