/ Por Ángel Álvaro Peña/
Sorpresivamente los obispos de la Conferencia del Episcopado Mexicano, se unen a las peticiones de la oposición para presionar al Instituto Nacional Electoral y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para que “no sean injustos” y no le otorguen a Morena lo que ellos llaman sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados.
Anunciaron que cada uno de los sacerdotes actuará con responsabilidad y congruencia, pero actuarán para evitar el avance del autoritarismo.
Además, solicitaron en una carta “respetuosamente” al Gobierno Federal, a que se abstuviera de cualquier tipo de intervención o presión sobre las autoridades electorales. Ellos son los menos indicados para hablar de intervención ya que el Artículo 130 de nuestra Carta Magna es muy clara respecto a la distancia que deben tomar los curas, de cualquier religión respecto a la política. Y ellos han actuado como verdaderos agentes políticos.
Artículo 130. Los ministros de los cultos nunca podrán, en actos religiosos de cualquier tipo, hacer crítica de las leyes fundamentales del país, de las instituciones y partidos políticos de cualquier género, de las autoridades en particular y del gobierno en general.
Desde la campaña citaron a todos los candidatos a la Presidencia de la República a firmar un compromiso en sus instalaciones, para combatir la inseguridad. A excepción de Claudia Sheiunbaum formaron el documento sin ninguna condición. Ella lo firmó bajo protesta y expresando claramente que no estaba de acuerdo con su contenido.
Los obispos católicos actúan como si en su propia casa no tuvieran delitos graves que corregir a sus compañeros. Se sabe que más de un arzobispo encubrió a pederastas, el caso más sonado fue el de Norberto Rivera Carrera, ex arzobispo de México, quien figura en varias averiguaciones sobre el tema.
El Papa Francisco envió una carta a las autoridades eclesiásticas mexicanas, señalando: “En el caso de México, obviamente el caso más terrible que hemos tenido en la historia es el del cardenal Norberto Rivera, encubridor sistemático de pederastas y además burlándose de las víctimas”.
Respecto al caso, Carmen Aristegui da cuenta del contenido de la carta donde señala: “Rivera Carrera fue señalado porque en la década de los 80, cuando era obispo de Tehuacán, Puebla, realizó un intercambio epistolar con el entonces arzobispo de Los Ángeles, Roger Mahony, para encubrir al sacerdote Nicolás Aguilar Rivera, acusado de, por lo menos, 26 casos de abuso sexual a menores en Estados Unidos y con orden de aprehensión en México”.
Ahora, como si fueran puros y santos, se atreven a violar la Constitución mexicana en un mensaje público denominado ‘Un Congreso para todos’, donde los obispos mexicanos pidieron a todos los partidos políticos, actuar con congruencia, respetando tanto “la letra”, como “el espíritu” de las leyes.
Cuando lo que ellos llaman sobrerrepresentación no es más que la aplicación de la ley, donde, además se trata de acatar la voluntad popular como debe suceder en toda democracia.
Cuando el presidente de El Salvador ganó con más del 85 por ciento de los votos emitidos, con 56 de 60 curules en el Congreso, los sacerdotes católicos nunca abrieron la boca, ni en México ni en el mundo. Se trata de un mandatario de derecha, empresario, represor, autoritario y con todas las virtudes que los sacerdotes católicos pueden apreciar en un mandatario, de ahí que se unan a la derecha mexicana.
“Esta congruencia es fundamental para garantizar una sana convivencia democrática entre las diversas voces de la nación: aquellas representadas por las minorías a través de la representación proporcional, y las que se manifiestan en las mayorías por representación directa. Solo así podremos fortalecer una democracia real y funcional, donde cada ciudadano se sienta representado en nuestro Congreso”.
Hablan de democracia cuando han apoyado golpes de Estado en todo el mundo. La cúpula católica prefiere que gobierne un país una ex actriz de cine pornográfico que una persona que ponga límites a los excesos de los sacerdotes. Tal es el caso de Bolivia, donde Ricardo Centellas, quien encabeza la Conferencia Episcopal Boliviana, dijo: “Ipso facto, ahorrando formalismos”, en apoyo a la violación a la democracia de ese país del 12 de noviembre de 2019, para consumar el golpe de Estado. Así la vicepresidenta del Senado, perteneciente al partido que es la segunda fuerza electoral de ese país, de derecha, desde luego, se convertía en la mandataria de este país, luego de encarcelar a Evo Morales, legítimamente electo por el pueblo.
La presidenta golpista no era partidaria ni de la democracia, ni de la justicia, ni de la congruencia, ni de la libertad, que defienden los obispos mexicanos con una larga trayectoria de posiciones racistas contra la mayoritaria población indígena del país.
La Conferencia del Episcopado Mexicano reiteró: “Necesitamos, con urgencia y determinación, proteger y fortalecer nuestra democracia. Como Iglesia, nos comprometemos a seguir orando y trabajando por un México más justo y fraterno, donde la dignidad de cada persona sea respetada y donde el bien común guíe nuestras decisiones políticas y sociales”
“Si un solo partido controla tanto la Presidencia de la República, como el Congreso, mediante una sobrerrepresentación excesiva que perjudica a las minorías y subvalora sus votos, se comprometen derechos y se alienta la concentración del poder, limitando el equilibrio y el contrapeso necesarios en un Estado de Derecho”, indican los obispos, pero cuando se trató de apoyar la dictadura del general Augusto Pinochet en Chile, no se dieron cuenta que no era un solo partido el que gobernaba sino un hombre, feroz, represivo y homicida.
Así, la Iglesia católica colaboró con el régimen militar de Augusto Pinochet en Chile, toleró los crímenes de lesa humanidad de su régimen dictatorial, a través de Gionanni Bendello, secretario de Estado del Vaticano, con la anuencia del papa Juan Pablo VI, quien trató de convencer al mundo que la caída del Dr. Salvador allende, en 1973, había sido una derrota contra el comunismo.
Esa es la manera de hacer política de los obispos católicos, quienes están presentes en los gobiernos represivos, con los que se hermanan hasta confundirse a través del perdón recíproco de sus delitos.
PEGA Y CORRE.. Luego del conteo estricto de la proporción de los votos emitidos el 2 de junio, el partido Movimiento Ciudadano se convirtió, en México, en la segunda fuerza electoral del país…Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.