Rita Cetina Gutiérrez educadora, escritora y pionera del feminismo en México.

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05.10.2024.- A propósito del anuncio de Claudia Sheinbaum de la nueva beca para estudiantes de nivel básico que lleva por nombre Rita Cetina la educadora ha despertado el interés de conocer su vida y obra.

En el Boceto Biográfico Magisterio Yucateco. Rita Cetina Gutiérrez 1846-1908 del Autor Rodolfo Menéndez de la Peña de la Colección: Ilustres Maestros de Yucatán se pueden descubrir aspectos de la vida ejemplar de Rita Cetina Gutiérrez, profesora nacida en Mérida el 22 de mayo de 1846, quien se consagró a la enseñanza de las niñas yucatecas, organizando el colegio La Siempreviva en mayo de 1870, la primera escuela laica para niñas del estado.

Escrita en 1909, la obra permite ver, de la mano de Rodolfo Menéndez de la Peña, los primeros pasos en la educación escolarizada de las mujeres yucatecas, así como el desenvolvimiento de las egresadas de La Siempreviva y el Instituto Literario de Niñas, ambos dirigidos por la biografiada. Ellas progresivamente fueron ocupando sus puestos en la geografía del Estado, donde no siempre estaba a favor de los derechos femeninos.

Rita Cetina Gutiérrez, es una mujer mexicana del siglo XIX que destacó por su labor como educadora y pionera
del feminismo en México. En el ámbito de lo literario, la ubica Claudia Adriana López Ramírez en su estudio en la
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en la constelación de escritores que contribuyeron a conformar las Letras Patrias considerada la última etapa romántica.

Sin embargo, hasta nuestros estudios no se le había reconocido y conocido como una de las escritoras fundacionales
del siglo XIX y que de la misma manera forma parte de las mujeres que integran la literatura femenina en México e
Hispanoamérica. El gran mérito de Rita es que a pesar de que en un principio tuvo que asirse de la paternidad literaria, como muchas de su género, posteriormente tomó las riendas de sus propios proyectos y así marcó la brecha no sólo para ella, sino para toda mujer interesada en tomar la pluma que si no le fue negada, fue cubierta con el velo de la invisibilización.

El estudio da cuenta que Rita Rosaura Zetina Gutiérrez nació un 22 de mayo de 1846 en Mérida, Yucatán; tal como lo reza la fe de bautismo1 cuya data corresponde al día 27 del mismo mes y el mismo año, donde figura también el nombre de sus padres: Don José Zetina y Doña Jacoba Gutiérrez, quienes se casaron un 22 de julio de 1841.

Rita fue la primogénita de la familia Zetina Gutiérrez, tuvo dos hermanos Guadalupe de la Santísima Trinidad y Pedro Joaquín, el menor de ellos, el cual siguió los pasos de su padre, Don Pedro Cetina y ambos al desempeñar sus funciones como militares murieron durante la Guerra de Castas. Su hermana, Guadalupe de la Santísima Trinidad, también fue maestra y colaboradora de la escuela La Siempreviva.

Lo que sabemos de ella es gracias a sus rúbricas ubicadas en las actas del Instituto Literario de Niñas
donde funge como secretaria del mismo y por la promoción de la oferta educativa que llevaban a cabo en la escuela La Siempreviva, señala la autora.

En el ámbito de lo literario, a Rita Cetina Gutiérrez, la ubicamos en la constelación de escritores que contribuyeron a conformar las Letras Patrias considerada la última etapa romántica. Sin embargo, hasta ahora no se le ha reconocido y conocido como una de las escritoras más prominentes del siglo XIX y que forma parte de las mujeres que integran la literatura femenina en México e Hispanoamérica.

La escritora ha sido un referente digno de atención en lo que concierne el periodismo del siglo XIX, sobre todo porque La Siempreviva es la primera publicación total y exclusivamente dirigida por mujeres, donde participan y colaboran sólo mujeres.

Cetina publicó poesía con un manejo de la forma perfecta y cuyo contenido abordaba una diversidad temática practicó la oratoria con discursos alusivos a las glorias de la patria, breves ensayos y artículos donde la mujer
fue su tópico preferido. Esta mujer es una escritora polifacética, ya que mientras observamos en sus inicios, una poesía íntima y cándida dedicada a sus jóvenes amigas; después a los 20 años, Cetina se presenta ante una tribuna, en un espacio abierto, para dirigirse a hombres y mujeres, que en su mayoría ocupaban cargos públicos con composiciones y discursos dirigidos al valor, a la patria. Después ya con la legitimación de la sociedad, emitió artículos y composiciones que fueron verdaderos exordios a la mujer para ilustrarse, para dirigirlas al camino del progreso y la emancipación, de manera convincente y decidida.

Otra aportación importante a la literatura femenina en México y que hasta ahora no se conocía y por ende no se le había reconocido como una de las primeras mujeres que escribió novela en nuestro país. Desarrolló el género siguiendo los patrones propios de la época -a manera de las publicaciones masculinas emitiendo por entregas su novela en la revista La Siempreviva.

Así, Cetina publicó Julia, una novela que dedicó a Adelaida Carrerá de la Fuente, quien entonces era secretaria de la Sociedad y que colaboró con traducciones del inglés y francés en La Siempreviva. También interviene en la misma publicación con artículos, breves ensayos y dos cuentos: Cuento del mar y Gratitud.

Retomando aspectos biográficos de Cetina, de su padre, Pedro Cetina, se sabe que incursionó en el medio político, estableciendo en sus cortas gestiones algunas relaciones que favorecieron a Rita para realizar estudios básicos, entre ellos aprender a leer.

Tras el asesinato de Don Pedro por diferencias ideológicas con otros políticos, asume la tutoría de la menor de catorce años de edad, Don Domingo Laureano Paz, amigo de la familia. Gracias a su protección, Cetina Gutiérrez, tuvo educación privada lo que le permitió formarse como Profesora de Enseñanza primaria inferior y superior.

Rodolfo Menéndez, su biógrafo, lo explica de la siguiente manera: “Con el transcurso de los años, sus buenas relaciones sociales, el ejercicio de la enseñanza y la lectura de buenas obras, llegó a tener Rita Cetina Gutiérrez una sólida instrucción y una completa suficiencia profesional.” (Menéndez de la Peña, 1909:19)

Sin duda, el apoyo recibido por su tutor, su gran inteligencia y tenacidad impulsó la educación de Cetina, además de favorecerle las relaciones que su padre estableció en su práctica militar y sobre todo el asirse de la pluma literaria la llevaron a dejar el espacio privado para ocupar otro que había sido asignado sólo al hombre: el mundo público.

Así, los diecisiete años de Rita fueron parteaguas tanto en su vida personal como literaria, ya que comienza a escribir sus primeros ensayos poéticos, donde el amor filial y fraterno son el tópico más recurrido. La mayoría de sus composiciones literarias las localizamos en su manuscrito autógrafo, el cual reúne poemas escritos en diferentes momentos de su vida y que, por esta razón, bien puede considerarse una autobiografía, pues nos permite conocer además de su pensar y sentir, los momentos y motivos que la llevaron a escribir.

Dadas las características de contenido de este manuscrito autógrafo proponemos que podría tratarse de un álbum, en el cual Rita Cetina recopiló sus composiciones, probablemente con la intención de ser publicado. Escribir en los álbumes de sus amigas, resulta ser el instrumento para expresarles su sentir, sin embargo, escribirles a ellas es escribirse a sí misma, pues estos poemas parecen ser poemas espejo, donde a través de su reflejo, Rita puede autopercibirse.

Como en otras escritoras decimonónicas prevalece la constante de dirigir sus escritos a otras mujeres y muy repetidamente establecer un diálogo literario femenino; no debemos olvidar que a Rita aún le toca vivir en el México romántico caracterizado por lo sentimental.

Resulta interesante observar que, en 1866, a Cetina se le reconoce como poetisa al presentar en público una composición dirigida al coronel Daniel Traconis después de regresar triunfante de una batalla en Tihosuco donde libró a la població de un grupo de mayas rebeldes. Este hecho, marcó la plena aceptación del patriarcado para que una joven talentosa participara en el proyecto literario y así entrar por la puerta grande al ámbito de las letras y posteriormente incluirla también en el proyecto para la educación de las mujeres.

El ideal tanto de las mujeres como de los varones fue forjar las letras yucatecas, ya que en palabras de José
Esquivel Pren, había existido una orfandad literaria antes de la restauración de la República (Esquivel Pren, 1977:210). Por otro lado, la inclusión y aceptación de la mujer en la producción literaria reafirmaba el liderazgo masculino, es decir, se le había permitido el acceso sin dejar de marcar su subalternidad. Sin
embargo, en poco tiempo, las mujeres abren su propia brecha, siguiendo sus propios objetivos y proyectos. De tal forma que su presencia se hace más evidente en espacios como las Veladas
Literarias en Yucatán, donde tuvo oportunidad de darle voz a sus poesías.

Por ejemplo, de acuerdo a los datos históricos y nuestras investigaciones, Cetina publica un discurso alusivo a la Batalla del 5 de mayo de 1862 en Puebla, precisamente en la conmemoración de este hecho, un 5 de mayo pero de 1869. Según Menéndez de la Peña en el boceto biográfico, Rita ocupa la tribuna en la conmemoración de este suceso en los años 69 y 70 donde “su lira de oro conquistó la más hermosa celebridad en el corazón del
pueblo”, en palabras del presidente de la Junta Patriótica (Menéndez De la Peña,1908:23). Por lo tanto, podemos considerar que este discurso fue leído en alguna de estas dos celebraciones.

Así, observamos como la escritora meridana va ganando terreno en lo que antes fue territorio plenamente masculino.

LA BIBLIOTECA DE SEÑORITAS Y SUS COLABORADORAS.
A partir de esta incursión en el mundo público, Cetina se une a dos mujeres que en conjunto forjarán cimientos más sólidos, principalmente en el ámbito periodístico y literario. Gertrudis
Tenorio Zavala y Cristina Farfán, ambas tan aguerridas como Rita, compartían el gusto por la escritura, el deseo de colaborar en la formación de otras mujeres más allá de los roles tradicionales, entre otros. Por lo tanto, partiendo de la sincronicidad de los hechos, estableceremos la relación que hubo
entre estas tres mujeres con acercamientos diacrónicos, pues su labor conjunta logró potencializar sus objetivos e intenciones.

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“INÉDITA” DEL MÉXICO DECIMONÓNICO
RITA CETINA GUTIÉRREZ, AN “UNPUBLISHED”
WRITER OF NINETEENTH-CENTURY MEXICO
Claudia Adriana LÓPEZ RAMÍREZ
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.