Bailar mientras tengamos vida.

/Marled Jiménez / Fotos: Mario Olarte/

Una propuesta contra la discriminación en la danza / Diversidad en movimiento

Los parámetros estéticos en la danza históricamente han limitado la expresión artística de ciertos sectores, al promover una visión uniforme de la belleza. De esta manera, se espera que quienes tengan intenciones de practicar alguna disciplina, como lo es la danza contemporánea, se ajusten a ideales físicos como cuerpos delgados, altos y flexibles.

Poco a poco, algunas instituciones intentan ser menos rígidos con este paradigma y abrirse a una mayor diversidad. Pero las luchas de este tipo también se hacen desde espacios independientes, como el que presenta el Colectivo “INERTE”, el cual, desde su formación, busca permitir que cuerpos de distintas formas, edades y capacidades se expresen libremente.

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Por ello, docentes como el maestro Antonio Salcedo, director del grupo, apuestan por la creación en espacios con la convicción en la que el cuerpo es valioso por sí mismo, y tratan de instruir la danza por medio de ejercicios retadores que se adapten a la historia de vida de cada practicante, sin competencias, respetando sus lesiones y procurando siempre el bienestar físico y mental de los practicantes.

En este espacio, las características deseables para la danza se enfocan en disciplina y disposición para conocer las propias limitantes. Los integrantes, cuyas edades oscilan entre los 23 y los 73 años, llevan sus vivencias personales al escenario y las confrontan a través del movimiento. Algunos participan por recomendación médica, otros por los desafíos propios del desarrollo humano, como lo es el deterioro cognitivo; otros, porque una escuela de danza de tiempo completo no se ajustaría a sus ritmos de trabajo; otros tantos, porque descubrieron la danza a una edad en la que no serían aceptados en algunas escuelas y, por supuesto, otros más por encontrar un medio para expresarse.

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Como resultado, el colectivo invita a cuestionar los entornos educativos tradicionales, especialmente aquellos que carecen de empatía, y defienden que ni la edad ni la estatura deben ser limitantes para la práctica de la dancística.

El acceso a la danza (como lo es con muchas otras artes) suele estar condicionado por la capacidad económica de los participantes, lo que la convierte en una actividad exclusiva para quienes pueden cubrir los costos de instructores, el vestuario, las presentaciones y el transporte, de modo que quienes participan provienen generalmente de contextos privilegiados y quedan fuera los sectores vulnerables.

Bajo la premisa de que la danza es para todas, todos y todes, una diversidad de cuerpos, preferencias e ideas se unirán para presentar la propuesta “Rompimiento”, compuesta por siete piezas que hacen un recorrido por diferentes facetas del ser humano con la realidad, pasando por la negación, la melancolía, el deseo y el sosiego. La cita es este 30 de octubre a las 19:00 horas, en el museo de arte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.

Además de la muestra, se expondrá una galería con el trabajo del fotógrafo Mario Olarte, quien ha documentado el proceso creativo del director y de los integrantes.