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/ Verónica Malo Guzmán /
El Tren Maya, el Tren Interoceánico y ahora el Tren Suburbano muestran que los trenes no son lo suyo. Se me ocurren muchos otros rubros, mas sí es de llamar la atención lo que sucede con estas obras prioritarias de infraestructura vial. ¿Mala construcción? ¿Insuficiente mantenimiento? ¿Materiales que no son los óptimos?, ¿Una combinación de todo lo anterior?
Quise escribir sobre ello para no seguir arrastrándolo en el tintero, pero también porque el Tren Suburbano recién sufrió un fuerte corto circuito que ocasionó una explosión en la estación Cuautitlán y creo que se debe hacer un corte de caja en la materia. El incidente generó que se tuviera que desalojar a los pasajeros y que el servicio se suspendiera durante la noche del 1 de noviembre. Habiendo hecho la inspección, se confirmó que el tren del Estado de México sí tuvo problemas técnicos y fallas en el convoy que salió de la mencionada estación hacia Buenavista.
Dado que el Tren Suburbano atraviesa la CDMX, además del Estado de México y el servicio está concesionado a “Ferrocarriles Suburbanos, S.A.P.I. de C.V., ¿ello significa que ni los gobiernos locales ni el federal son responsables? La respuesta a esa interrogante es la siguiente: el gobierno de López Obrador amplió la concesión en el 2021 y el gobierno federal actual debe exigir que el tren opere en las mejores condiciones. Pues bien, Claudia Sheinbaum tiene que atender este asunto y priorizarlo. Particularmente en razón de que hace poco más de un mes anunció que piensa desarrollar en su sexenio un buen número de nuevos tramos de ferrocarril, tanto de pasajeros como de carga.
Entre sus planes están el de pasajeros de la Ciudad de México a Pachuca, Hidalgo; de la CDMX a Nuevo Laredo, Tamaulipas y de la capital a Nogales, Sonora. Además de recuperar el tren de pasajeros a Veracruz, ampliar el Tren Interoceánico para que llegue a la frontera con Guatemala y el Tren Maya para que llegue a Puerto Progreso en Yucatán.
Hasta el cansancio se ha dicho que hoy en día los trenes de pasajeros no son rentables y es necesario presupuestar adecuadamente todo tipo de subsidios que estos proyectos sin duda exigirán. Y si bien se puede pensar que los trenes de pasajeros son para dar un servicio a las comunidades apartadas -que de otra manera no serían atendidas- o disminuir congestionamientos, y eso tiene un valor, la seguridad de los viajeros (y también de las mercancías) debe priorizarse antes que cualquier otra cosa. Esto es, además de la tentación de la autoridad (del gobierno claudista en particular) de hacer cuentas alegres, la seguridad vial y la integridad de las personas viene primero. ¿Se está pensando en esos términos? El gobierno no ha presentado información a la opinión pública que confirme lo anterior.
En el caso de los trenes de carga, la seguridad no es menos vital. Su edificación y puesta en marcha pueden hacer que disminuya el costo del transporte de mercancías -y por tanto de los productos- pero con ciertas directrices que no se pueden obviar. Entre ellas asegurar que la carga no será robada o que no sufrirá ningún tipo de menoscabo. También es necesario lograr que los tramos donde se construirá generen sinergias entre puntos neurálgicos. En otras palabras, que el trazado y construcción de los trenes no sufra cambios de último momento (como ocurrió con el Tren Maya).
Finalmente, ¿estamos hablando de que el régimen contemplará hacer previamente los estudios de impacto ambiental y obtener autorizaciones precisas de todo tipo? Me temo que las respuestas son negativas en todos los casos.
¿Más dolores de cabeza, inversiones perdidas y tragedias se vislumbran en el horizonte? Es momento, como sociedad, de alzar la voz. Ese es el único recurso que le queda a la población.
Tres en Raya
Para ser austeros, llama la atención que el Segundo Piso del obradorismo haya mandado la iniciativa de crear tres nuevas secretarías a nivel federal:
• Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e innovación
• *Secretaría de Mujeres
• Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones.
• ?Además de que la Secretaría de la Función Pública pasa a ser la Secretaría de Anticorrupción y Buen Gobierno. Esta última merece especial atención, pues ahora resulta que el mismo gobierno es quien se estará vigilando a sí mismo para no cometer ilícitos. Recordemos que ha desaparecido el INAI, cuya función era hacer valer la rendición de cuentas.
Además de cara, la austeridad está resultando bastante opaca.