La violencia no es naranja #25N

*Alguien como tú.

/ Gladys de L. Pérez Maldonado /

El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se conmemora anualmente el 25 de noviembre para denunciar la violencia que se ejerce sobre las mujeres y niñas y reclamar políticas a nivel mundial para su erradicación.

¿Qué siente una mujer o niña violentada? .

La violencia contra las mujeres y las niñas es un problema social que se presenta en el ámbito doméstico como en el público, en diversas vertientes: psicológica, física, sexual, económica, cultural. ¿Quién no ha sabido de alguna mujer golpeada a manos de su pareja sentimental, de mujeres obligadas a tener relaciones sexuales o violadas o víctimas de acoso, de mujeres sometidas a la mutilación genital, con la finalidad de dejarlas insensibles al acto sexual? ¿Quién no ha sabido de mujeres minimizadas a cosas por los hombres, que les hacen creer que no sirven para nada y hasta como castigo les dejan de dirigir la palabra temporalmente?.

La violencia no tiene raza, edad, religión, cultura, etnia, ni grupos específicos de mujeres en la sociedad, afecta a las féminas desde el nacimiento hasta a las mujeres de edad avanzada.

La violencia de género la ejerce el hombre sobre la mujer, destruyendo de antemano su dignidad, la autoestima, seguridad y credibilidad en sí misma, que en la mayoría de las ocasiones la lleva a caer en una terrible depresión emocional, con un sentimiento intenso de pena, tristeza o lástima de sí misma, creando una dependencia física y emocional del agresor. La violencia contra las mujeres y las niñas: DUELE.

Una mujer o niña violentada no tiene alicientes o proyectos de vida, ellas solo viven de manera automática, porque su cuerpo ha decidido seguir respirando y latiendo el corazón, los ojos de ellas se ven secos, sin brillo, no tienen interés de observar las maravillas de la naturaleza que les rodea, esbozan una sonrisa a medias para no desairar a los demás, tratando de ocultar su dolor, intentando mandar un mensaje de todo está bien, esbozando un suspiro a medias.

Este tipo de mujer la podemos encontrar en cualquier lado, sin importar edad, clase social, preparación escolar, esta mujer, puedes ser tú o puede ser alguien de tu familia o alguna amistad muy querida y lo peor, nos quedamos calladas y callados con ese dolor, no denunciamos, somos indiferentes y nos volvemos cómplices del agresor, convalidamos la violencia como un acto natural que la mujer debe resistir y sentir con sumisión, dejando pasar la existencia, hasta el momento que tengamos que denunciar una agresión física que lleve a la mujer al hospital o la comisión de un feminicidio.

Cada día 25 de mes, se le ha llamado El día naranja, con la intención de sensibilizar a la sociedad en relación al problema de la violencia contra la mujer, ese día las que queremos nos ponemos un listón naranja en la solapa, vestimos de color naranja y en redes sociales hacemos alusión a la violencia y se comentan formas de erradicarla.

Hoy sostenemos: ¡La violencia no es naranja! No podemos identificar a la violencia contra las mujeres y las niñas con el color naranja, que además dicho sea de paso, es un color que a nuestra manera de apreciar transmite alegría y tranquilidad, no podemos seguir con una campaña cromática.

Como le hemos sostenido en este texto, la violencia duele, la mujer sufre, la mujer se suicida por ser violentada, a las mujeres nos mata en vida esa violencia, la violencia asesina a las mujeres y a todo esto, si quisiéramos ponerle color, podría ser blanco y negro, pues de esa manera una mujer o niña violentada visualizan su existencia.

La violencia de género es el resultado del mandato de la masculinidad que exige demostrar superioridad del hombre sobre la mujer, empecemos a construir una sociedad libre de violencia desde nuestra familia, con todas las niñas y los niños que estén en nuestra proximidad. Los adultos mujeres y hombres fijémonos como meta dejar a un lado los estereotipos de conducta que aprendimos y seamos ejemplo de cambio.

Infundamos el amor propio y el sentido de dignidad a nuestras hijas, hermanas y mujeres cercanas, para que entiendan y aprendan que nadie tiene el derecho de molestarlas en su persona violentándolas con golpes, palabras o actitudes; eseñémosles que el amor de pareja no se demuestra resistiendo golpes y agresiones y que un acto violento por pequeño que sea es un atentado en contra de la dignidad y el amor propio.

No permitas que una mujer de tu familia o tú misma entren a la estadística de mujeres violentadas diariamente  o de la numeralia de las 11 mujeres muertas a manos de un feminicida.

La violencia contra la mujer se combate desde la educación familiar, se enseña y se aprende con el ejemplo, ninguna utilidad tienen las políticas públicas encaminadas para erradicar la violencia de género o las reformas Constitucionales tendientes a reforzar la igual sustantiva entre los géneros, si la mentalidad de la sociedad continúa siendo estereotipada y sumisa ante el género masculino…