*Escrito por Arantza Díaz
30.11.2024 / Cimac Noticias.com/ Ciudad de México.- El Partido Conservador de Japón tiene puesta la mira sobre el cuerpo de las mujeres menores de 25 años; apelando al discurso del nacionalismo, este partido de extrema derecha apuesta porque las mujeres no tengan más acceso a la educación, ni a mejores oportunidades laborales. El objetivo: Que se conviertan en madres y dediquen sus días al cuidado.
Bajo el bastión del político Naoki Hyakuta, este partido, de apenas un año de trayectoria, ha cobrado especial relevancia y ganado jóvenes adeptos quienes abrazan el conservadurismo, el belicismo, la xenofobia y la misoginia. Según compartió Hyakuta, existe un «futuro hipotético» donde aquellas mujeres que tengan más de 25 años ya no podrán casarse por ser consideradas demasiado viejas, mientras que las mujeres solteras de 30 años en adelante, enfrentarían una histerectomía -extracción del útero-.
Según el titular del partido, esto se trata de una serie de «hipótesis» que había leído en varios foros de discusión y que podrían acarrear una probable respuesta ante la crisis de natalidad que atraviesa al pueblo nipón, pues, estas políticas extremas presionarían a las mujeres a convertirse en madres a edades más tempranas y levantaría el número de nacimientos de forma considerable.
Las palabras de Hyakuta terminaron por estallar en Japón y muchas mujeres cuestionaron el poder político que goza para poder nombrar actos inhumanos y violentos en contra de los cuerpos de las mujeres en total libertad.
Incluso, la par de Hyakuta, la periodista ultra conservadora, Arimoto Kaori, señaló que eso era inapropiado pero Hyakuta se defendió rápidamente señalando que sus comentarios sólo intentaban hablar de la limitación del tiempo «biológico» y cómo las mujeres de 30 años enfrentan problemas al dar a luz; un apunte que reclamaba que, a esa edad, las mujeres ya no deberían ser madres.
Aunque Hyakuta terminó señalando que sus comentarios no tenían el objetivo de resultar «desagradables», sino más bien, de abrir la oportunidad al diálogo, la verdadera conversación está en cuál es el trasfondo de este pensamiento y cómo las mujeres son puestas como objeto de producción.
Y es que, se debe apuntar a que este pensamiento no deviene de un político japonés que decidió compartir sus ideas, sino más bien, de un problema estructural a nivel global que se ha replicado generacionalmente y se arrastra hasta nuestros días.
En un ejemplo concreto, encontramos a países como Rusia que ha aprobado esta semana una ley para erradicar toda propaganda «child free« (libre de hijos) que consiste en penalizar a toda mujer que refiera que no quiere ser madre y las insta a tener, al menos, 3 hijos en nombre del pueblo ruso que enfrenta una crisis de natalidad y mortalidad derivada de la guerra con Ucrania.
¿Qué discursos están detrás de estos movimientos conservadores y cómo resisten las mujeres japonesas a un país profundamente patriarcal?
¿Cómo nació el Partido Conservador de Japón?
Fundado en 2023, este partido ultra conservador se formó luego de que Japón aprobara la Ley de Promoción del Entendimiento LGBT; desde las bases ultraconservadoras, el escritor Naoki Hyakuta decidió emprender el camino político defendiendo, presuntamente, los valores tradicionales, la familia, el populismo y la guerra.
Este partido de derecha es el segundo más importante en su rubro, junto con el Partido de Innovación de Japón que, si bien posee ideas conservadoras, es más flexible que el Partido Conservador de Japón (PCJ) que apuesta por un pensamiento más extremo y violento, particularmente, en contra de minorías racializadas, la comunidad migrante y las mujeres, en añadidura, el movimiento feminista es uno de los objetos de odio más grande del PCJ.
Con apenas un año de trayectoria, el PCJ ya ha logrado hacerse de 3 escaños en el Congreso -de los 176 que son electos-, y aunque el número es apenas mínimo, resulta preocupante que este número de representantes haya sido luchado y obstaculizado para las mujeres.
En un repaso breve, Japón logró el sufragio femenino en el 45, tras la Segunda Guerra Mundial y con ello, la participación política femenina comenzó a avanzar. Hace 75 años, las mujeres ocupaban el 8.4% de la Cámara y hoy, en 2024, representan el 9.9%.
Es decir que, en dos tercios de siglo, la participación femenina sólo aumentó un 1.5%, un avance frustrante e increíblemente lento que tiene por consecuencia, un retroceso en materia de brecha salarial, derechos sexuales y combate a la violencia de género; mientras que, hace casi un siglo las mujeres luchan por lograr una docena de escaños, personajes de ultraderecha con ideas distópicas y violentas, logran ingresar a la política nipona de manera laxa.
Este partido ha destacado por estar en contra de la igualdad de género por considerarla innecesaria, rechazar la migración, promover los crímenes de odio en contra de Corea e instar a los hombres japoneses a luchar por la nación.
Una historia de lucha por los derechos sexuales y reproductivos
La lucha por los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres en contra del sistema japonés no es contemporáneo. Desde hace más de 60 años, las japonesas resisten a la violencia cometida por su propio estado.
Entre 1948 y 1996, Japón aprobó la Ley de Protección Eugenésica, dicha ley, le permitía a los médicos esterilizar, sin su consentimiento, a las mujeres. El objetivo de esto era que los bebés no «nacieran defectuosos» y que la descendencia nipona fuera de «excelente calidad», de esta manera, un aproximado de 16 mil 500 personas, mayoritariamente mujeres, fueron sometidas a este procedimiento a través de engaños. Algunas de ellas tenían entre 9 y 16 años.
Otras 8 mil mujeres vivieron esta misma intervención, presuntamente, consentida, aunque se cree que lo hicieron a causa de la presión que ejercía el Estado para que accedieran al procedimiento de esterilización forzada. Asimismo, un total de 60 mil mujeres embarazadas fueron obligadas a abortar, pues sus bebés podrían tener enfermedades hereditarias -aunque sin constar de pruebas médicas solidas-.
A pesar de que las mujeres, muchas de ellas adultas mayores, han emprendido una lucha penal en contra del estado japonés, sólo lograron una disculpa en 2019 por el exministro Shinzo Abe y una respuesta reiterada: Los daños se cometieron hace más de 20 años, por lo que su demanda queda sin efectos.
En la actualidad, las mujeres japonesas continúan en una lucha por la defensa de sus derechos sexuales y reproductivos, como la demanda colectiva de un conjunto de mujeres que exige al estado que les permita la histerectomía, pues en Japón las mujeres no tienen acceso a procedimientos para su esterilización deseada.O incluso, su lucha por acceder al aborto, pues aunque es viable hasta las 22 semanas de gestación, es necesario contar con el consentimiento del aval del esposo – pareja; una vez teniendo el permiso, se debe pagar una cirugía sumamente costosa donde la mujer es sometida al raspado (técnica abortiva extremadamente dolorosa).
De esta forma, se apunta a que, la lucha de las mujeres por tomar decisiones sobre su propio cuerpo y la maternidad, se mantiene vigente de manera cotidiana; violencia estructural que se alimenta de otras desigualdades como la brecha salarial, la normalización de la violencia sexual e incluso, su cooptado acceso a la educación. Los incentivos punitivistas y monetarios para mejorar la fertilidad no resultan suficientes para que las mujeres decidan maternar cuando el sistema mantiene en sus raíces la desigualdad patriarcal.