*Prosa aprisa :
/ Arturo Reyes Isidoro /
No dudo de que con su mejor ánimo, el día 1º de este mes, en su primer mensaje a los veracruzanos, la gobernadora Rocío Nahle proclamó que a partir de ese día “Veracruz está de moda”.
La frase la expresó como el eslogan de la estrategia turística de su gobierno, que dejó la impresión de que no se basa en la improvisación, por el calendario de por lo menos una actividad mensual relacionada con la actividad turística que tiene programada su administración.
Pero, ya lo dice bien el dicho, el infierno está empedrado de buenas intenciones. No bastan las buenas intenciones. De nada sirven ni servirán si no van acompañadas de una política inmediata de la reparación –por lo menos– de las carreteras del estado y si no se revisa a conciencia el calendario de los festejos de pueblos y ciudades de Veracruz.
La frase “Veracruz está de moda” me resonó cada que caía en un bache mientras viajaba de Xalapa hacia Coatzacoalcos por la Carretera Federal 180, que conocemos mejor como Carretera Costera del Golfo. Así no se puede, me dije, ni se podrá.
Pensaba, por ejemplo, si en lo que resta de diciembre y en los días de enero, 53 días en total, no reparan de la mejor forma la carretera que lleva de Veracruz a Tlacotalpan, no se puede atraer al turismo foráneo, no al doméstico, para la celebración de la Fiesta de la Candelaria, el 2 de febrero, si no se le garantiza una buena red carretera.
También creo que estuvo mal que, sin haberse coordinado con la alcaldesa del puerto de Veracruz, Patricia Lobeira, incluyeron en el mes de febrero la celebración de las fiestas del carnaval del puerto jarocho, cuando el ayuntamiento de Veracruz lo tiene programado para celebrarlo del 26 de junio al 2 de julio.
“Ya con nosotros sería prácticamente imposible. Como ya lo hemos explicado, cuando nosotros llegamos, por el tema del Covid fue que se puso esa fecha y sería muy complicado hacer dos carnavales en un solo ejercicio fiscal, no podríamos pagar”, explicó la munícipe. Por lo que se advierte, nadie la tomó en cuenta para la nueva programación estatal.
Y aún no me explico por qué, como sucedió con la administración de Cuitláhuac García Jiménez, Catemaco sigue siendo el patito feo, pues dos fechas claves de esa ciudad no fueron incluidas en la promoción turística que hará el gobierno de Rocío: la del primer viernes de marzo, “Día de los Brujos”, y la del 16 de julio, celebración de la aparición de la Virgen del Carmen.
Lo cierto es que en ambas fechas el turismo doméstico llega sin necesidad de promoción oficial, tanto porque algunos creen en la brujería como por la devoción que hay por la virgen. Los visitantes suman miles, principalmente del sur del estado, pero con promoción oficial se impulsaría la llegada del turismo mayor y se fortalecería la economía no solo local, sino de toda la región. Creo que alguien no ha hecho bien su tarea.
Para llegar a Tlacotalpan, es cierto, se necesita también una escalera grande y otra chiquita y arriba y arriba, pero se corre el riesgo de que quienes se arriesguen a ir al festejo queden con ganas de no volver si sufren por el mal estado de las vías de comunicación.
Lo mismo se puede decir para el caso de la Cumbre Tajín, en el mes de marzo, pues de todos es sabido lo destrozada que está la misma Carretera 180 de Cardel hacia Papantla, como están en muy mal estado tramos, o la mayor parte, de la que lleva a Catemaco.
“El turismo y la cultura serán los ejes para transformar nuestro estado. Estamos comprometidos en hacer del turismo una palanca de desarrollo que nos permita proyectarnos como un destino atractivo a nivel global”, expresó Rocío el 1º de diciembre.
Pensaba el fin de semana, mientras seguía mi viaje a Coatzacoalcos, si no hubiera estado bien que se anunciara también un bachetón estatal, como el que emprendió la presidenta Claudia Sheinbaum con las carreteras federales, que, hay que decirlo, tampoco es la gran cosa sino solo una embarrada cosmética de chapopote o asfalto, como para taparle el ojo al macho, pero peor es nada.
Cuando partí de Catemaco hacia el sur, rumbo a Juan Díaz Covarrubias, no pude contenerme en pensar, ante los cráteres que hay en lo que alguna vez fue carretera, si países asiáticos como China o Corea del Norte hacen bien en llegar a los extremos de encarcelar o fusilar a los funcionarios que no cumplen bien con su responsabilidad. Parte de esa carretera es un asco, lo digo con ese término para tratar de ser más ilustrativo.
Y sí, pensé en Elio Hernández Gutiérrez, el exsecretario de Infraestructura y Obras Públicas del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez. Cómo es posible que nadie lo llamó a cuentas, ni seguramente lo llamará, para que responda por su responsabilidad directa en el mal estado de las carreteras.
Debiera ser investigado a fondo y llevado a juicio, y con él Cuitláhuac, pues sin que haya equipo profesional de futbol decidieron, en cambio, reconstruir el estadio de futbol Luis “Pirata” Fuente, para lo que destinaron un total de 1,694 millones de pesos, que bien pudieron haberse invertido en reparar e incluso en reconstruir las carreteras del estado.
Cuánta razón tuvo el senador Manuel Huerta en denunciar a tiempo, una y otra vez, el pésimo trabajo que se hizo en lo poco que se hizo. Todavía el pasado 18 de noviembre declaró que las constantes quejas ciudadanas obligan a la Contraloría General del Estado y al Órgano de Fiscalización Superior a realizar una investigación exhaustiva del manejo de los recursos públicos.
“Tienen que revisarse. La gente lo sabe, no hubo voluntad, hubo mucho descuido y, además, los mecanismos no son transparentes. En algunos casos de extrema corrupción, quedan a los ojos vistos. No hace falta ser de la contraloría ni de la auditoría para darme cuenta que una carretera que inauguran un viernes y que el día lunes amanece deslavada, estuvo mal hecha”.
Creo que no hay ningún veracruzano que no quiera que Veracruz esté de moda por las cosas que lo signifiquen bien. Tiene con qué: sus bellezas naturales, su pasado histórico, su música, su gastronomía, su cultura, su alegría, su hospitalidad, su gente, su picardía incluso, y, ahora, las buenas intenciones de su nueva gobernadora.
En marzo, se llevará a Veracruz, se nos dijo, a un tianguis turístico nacional, en Mexicali, y a un festival internacional, el de Jazz en Nueva Orleáns. Bien, sin duda. Ojalá y ello se acompañe con un efectivo trabajo de rescate de nuestra red carretera. Sin las arterias en buen estado no puede fluir ni correr el torrente sanguíneo del turismo, pero no el de jícama con chile o el de cama-arena, el de pambazos, el de cualquier fritanga que se les ocurra, sino el que proyecta, el que venda la mejor imagen de Veracruz no solo ante los locales, sino también ante los externos.