/ Eduardo Sadot /
Cómo duele la patria en manos de un enfermo mental cuyo poder destructivo envenena hasta su sucesión.
Que frustrante debió ser para Hans Kelsen – iuspositivista estudiante del seminario de la universidad de Heidelberg, donde fué alumno de Jellinek – y después de ser juez en Austria y precursor de la república alemana de Weimar, vio la destrucción de la democracia alemana y ver como se derrumbaba ante la llega de la oclocracia en Alemania, ver la desaparición de la constitución de Weimar, el sometimiento de las instituciones judiciales al partido nazi, la creación de leyes que legitimaban la barbarie, la discriminación y persecución de los judíos y todo lo que se opusiera al régimen de nazi de Hitler, sin que nadie pudiera hacer nada – igual que en México ante el avance de la oclocracia – La presidente de la Suprema Corte Norma Piña presentó su último informe en su calidad de presidente de la Corte, en ése evento institucional, quizá uno de los últimos eventos que viva México en los próximos años, el régimen evidenció para la historia del país, el desprecio igual que Hitler lo hiciera frente a las instituciones, como dijo en su informa la Ministra Norma Piña, el Poder Judicial ha sido calumniado, se echó a andar el aparato del Estado mexicano, en contra de uno de los tres poderes que constitucionalmente conforman – o quizá deba decir – conformaron el gobierno democrático de México. fue evidente el pánico que tienen los otros dos poderes de contradecir al dictador atrincherado en su bunker – igual que Hitler en el suyo – nadie del poder legislativo tuvo la responsabilidad y la sensibilidad de respetar la independencia, que aún le queda al poder judicial, un poder calumniado por el aparato propagandístico de la dictadura que aún se niega a aceptar su lugar en la historia, peor aún fue el mensaje de enviar a un funcionario de cuarta – porque es inconcebible que la titular del poder ejecutivo haya insultado a los mexicanos enviando a un funcionario de tercer nivel al informe de su par, la presidente de la Suprema Corte, injustificable además por tratarse de una mujer también, y haber mandado al “Goebbels” de la cuatro T – Goebbels el nombre del propagandista de Hitler autor del enajenamiento del pueblo alemán – enviando el mensaje a Palenque de que se obedecen sus caprichos.
Muy lamentable también para la historia, ver a las tres ministras desacreditadas académica y moralmente impuestas a pesar de sus muchas deficiencias profesionales e incompetentes con el triste papel de mujeres porristas, postradas ante la personificación de la locura de un hombre.
Una reforma, impuesta con votos paridos de la perversión y la corrupción, una reforma surgida del odio y tristemente de la ignorancia y los más bajos instintos que mercaron con los pecados de senadores y un ministro. Una reforma que intencionalmente pretende engañar al pueblo de México con el cuento de que el constituyente permanente – encarnado en los legisladores de una mayoría comprada con corruptelas – es superior al constituyente original, mintiendo que están facultados hasta para violentar los principios y valores éticos que introdujo el constituyente original en la Constitución, no, el constituyente permanente no puede ir en contra del constituyente original, ni violentar a la constitución a capricho de un ejecutivo – que teóricamente ya no está – pero que generó el odio desde las entrañas de un ignorante del derecho, enfermo de poder, que creyó que podría estar por encima del Estado de Derecho, igual que Hitler y que Luis XIV, aprovechándose de un pueblo iletrado y arengando a los bajos instintos del pueblo ignorante.
Un mentiroso, que evidentemente no estudió Administración Pública, aunque obtuvo el título con una flaca tesis de tres capítulos – intrascendentes por cierto y redactados por quien trabajaba en servicios escolares de la facultas de ciencias políticos, el hermano de su entonces esposa Roció – porque si hubiera estudiado, habría sabido que el día que la ministra presidente no se levantó de su asiento cuando llegó inflamado de soberbia, era porque ningún poder debe subordinarse a otro, porque no saben historia, y no la entienden, porque en las ceremonias solemnes del poder legislativo el presidente del congreso no se levanta de su asiento, cuando llega el titular del poder ejecutivo, para subrayar a los mexicanos que no es un monarca, porque tampoco se subordinaba a ningún poder, pero el pretexto fue detonador para decir que no se inclinó la ministra ante el monarca, porque así lo ve la plebe que lo llevó al poder.
Cuántos años han de pasar y cuantas generaciones para que esa plebe evolucione y comprenda lo que hoy, solo para algunos nos resulta evidente.
sadot16@hotmail.com
Twiter: @eduardosadot