*El último acto de la visita a Córcega fue la conversación a puerta cerrada en una sala privada del aeropuerto de Ajaccio entre el Pontífice y el Presidente francés. Intercambiando regalos y bromas, Francisco invitó al Jefe del Estado a leer el pasaje de la exhortación apostólica “Gaudete et Exsultate” que recuerda la enseñanza de Santo Tomás Moro de no perder nunca el buen humor.
/ Salvatore Cernuzio – Ciudad del Vaticano/
“Le agradezco este gesto de venir aquí. Este gesto demuestra su personalidad, la búsqueda del encuentro. Muchas gracias por su tiempo”. El Papa Francisco recibió con palabras de agradecimiento al presidente francés, Emmanuel Macron, que acudió a Ajaccio para darle su saludo poco antes de partir de Córcega, destino de su 47º viaje apostólico.
En una pequeña sala del aeropuerto que lleva el nombre de Napoleón, acondicionada con una silla con el escudo papal y las banderas de la Ciudad del Vaticano, Francia y Europa, el Papa y el presidente entraron juntos por la misma entrada poco antes de las 18:00, acompañados por sus respectivas delegaciones.
Macron, como en anteriores audiencias en el Vaticano, o reuniones en Marsella en 2023 o en el G7, reservó gestos de afecto para el Papa. Enseguida le hizo un regalo: un gran libro dedicado a la catedral de Notre-Dame, restaurada tras el dramático incendio de 2019 y reabierta al público hace una semana, el 7 de diciembre. El Jefe del Estado hojeó algunas páginas del volumen.
El Papa correspondió con medallas del pontificado y documentos magisteriales. En concreto, Francisco cogió el ejemplar de la exhortación apostólica Gaudete et Exsultate para encontrar la página en la que se cita la recomendación de Santo Tomás Moro -la que siempre repite en sus discursos- de no perder el buen humor. El Pontífice se la señaló a Macron para pedirle que la leyera, y el Presidente respondió con una sonrisa y estrechando la mano del Santo Padre.
El agradecimiento por la visita
Ambos se estrecharon la mano y el mandatario agradeció a Francisco por su visita, subrayando que había visto la alegría del pueblo corso, “muy orgulloso” de haber podido acoger a un Pontífice. Macron dio las gracias a Jorge Mario Bergoglio “en nombre de Córcega y de Francia”; unido a ello, el sufrimiento por el ciclón en el archipiélago francés de Mayotte que causó cientos de víctimas, recordado por el Papa hoy en el Ángelus.
A partir de ahí, la conversación a puerta cerrada, último acto antes de la ceremonia de despedida en el aeropuerto al final de un viaje relámpago que marcó un nuevo capítulo en la historia de la isla mediterránea.