*Por Laura Coronado Contreras*
¿Cuántas veces nos hemos quejado de nuestras mamás, tías, abuelas o vecinas que nos saludan mañana, tarde y noche en WhatsApp? Memes, videos con bailes, chistes o stickers inundan nuestros chats. Generalmente, asociamos esta conducta a demasiado tiempo libre o falta de conocimiento sobre el uso de la tecnología, pero, quizá, se trate del reflejo de una realidad mucho más compleja y profunda, relacionada con diversos tipos de violencia como el abandono, el aislamiento y falta de oportunidades laborales para mujeres mayores o, en el mejor de los casos, la inexistencia de redes de apoyo o actividades adecuadas a sus necesidades.
El pebbling es un nuevo fenómeno de las redes sociales. Inspirado en la conducta de los pingüinos gentoo para acercarse a sus parejas, ya que éstos entregan una pequeña piedra (pebbles) como señal de amor o interés, ahora se le denomina así a la práctica de enviar mensajes cortos, pero de manera constante, en distintas redes, especialmente, las de mensajería.
La avalancha de saludos puede ser un tema no tan frívolo y, posiblemente, constituya una manera de externar cariño y, por lo tanto, de buscar recibir una respuesta similar.
En México, 12% de la población es adulto mayor, es decir, alrededor de 15 millones de personas. De ellas, más de cinco millones son mujeres mayores de 60 años.
Factores como la dependencia económica y la soledad las convierten en un grupo sumamente vulnerable para la violencia física y/o emocional. Según datos de Conapred, siete de cada 10 mujeres mayores declararon haber sido discriminadas por su edad y considerando la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, casi 18% ha sufrido algún tipo de violencia.
Recientemente, la revista Time publicó un artículo sobre la llamada terapia de textos en Estados Unidos analizando la experiencia del psicólogo Thomas Derrick Hull. Frente al grave problema de salud mental que atraviesa nuestro vecino del norte, el médico vio los mensajes de texto como un medio rápido, barato, accesible y fácil para acercarse a los pacientes y una opción mejor “para no hacer nada”. Según estudios de Hull y otros investigadores, cuando se trata de depresión o ansiedad, recibir mensajes de texto o de voz puede ayudar a no dejar el tratamiento y darles pauta a ciertos pacientes para expresar mejor algunos sentimientos ya que frente a frente podrían sentirse inhibidos.
Lógicamente, no podemos sustituir con pequeños mensajes la interacción natural, “cara a cara”, pero podemos acompañar a mujeres que nos muestran su amor para hacernos sentir especiales, alegrarnos el día, compartir sus intereses y emociones, recordar juntos o mantener la conexión con sus familiares, amigos o personas cercanas. ¿Respondemos cada mensaje? ¿Agradecemos estas piedritas? ¿Archivamos los chats? ¿Nos desesperamos?
La cantante canadiense Carly Rae Jepsen alcanzó el éxito mundial con Call Me Maybe diciendo en su estribillo, “hey, esto parece loco, pero aquí está mi número, llámame, quizás”, haciendo alusión a dar un paso espontáneo, y un poco arriesgado para conocer mejor a un posible interés amoroso. Sin lugar a duda, una piedrita para un romance, pero nuestras relaciones personales y el acompañamiento a nuestras mujeres puede ser tan simple como un sticker, meme o mensaje corto. ¿Y si respondemos a ese “coqueteo” de nuestras mamás, tías o abuelas?
*Catedrática de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México
X: @soylaucoronado