- Alguien como tú.
/ Gladys Pérez Maldonado. /
Las revoluciones sociales se generan, fundamentalmente, por tres aspectos: el político, el económico y el social. La opresión, la dictadura, la inflexibilidad, la centralización económica y de poder, estimula los estallidos sociales. Estas formas adversas de gobierno despiertan a la sociedad para buscar cambios frente a autocracias.
Las características de los regímenes políticos durante el siglo XVIII eran la disparidad jurídica entre la sociedad y la ley. Los miembros de la nobleza, los clérigos, los burgueses gozaban a plenitud de todos los privilegios. Los monopolios, la ausencia de derechos políticos y de libertades tales como: de expresión, de reunión o de religión eran insignias de la desigualdad social.
Las mujeres circulaban en lo doméstico, a crear y procrear hijos, siempre bajo el manto dominante del padre o del esposo, no obstante que representaban más de la mitad de la población.
Lo que ahora conocemos como igualdad jurídica se planteó a partir de la Revolución Francesa. La Libertad y la Igualdad fueron el hilo conductor de esa lucha social.
En ese sentido, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, incluyó a la mujer en el mismo nivel que al hombre. Y lo hace de esa manera porque se sustentó en la concepción del Ser, cuya guía tiene como principio fundamental que la persona, en cuanto persona, vale por el hecho de ser persona, no vale por su género, por su raza, por su nacionalidad, por su condición social, política o económica.
Las tragedias y movimientos sociales que colapsaron al mundo en la primera y segunda década del siglo XX como el incendio de una industria en Nueva York que acabó con la vida de ciento cuarenta trabajadoras de origen italiano y judías, además de los movimientos a favor de la paz para evitar el estallido de la Primera Guerra Mundial, generaron cambios significativos en la lucha del movimiento de las mujeres.
El movimiento feminista ha luchado y sigue luchando por el respeto de los derechos humanos de las mujeres, para que los hombres y las mujeres tengan los mismos derechos y oportunidades en la sociedad.
El feminismo es la teoría de la igualdad política, económica y social de los sexos.
La perspectiva de género se relaciona, por rutina, exclusivamente a las mujeres, sin embargo, es un concepto que tiene como propósito erradicar las desigualdades de trato y oportunidades entre las mujeres y los hombres. Deseamos que todos tengamos las mismas ventajas e inconvenientes debidamente compensados, somos personas antes de ser mujeres u hombres.
Consideramos que es correcto percibir la misma remuneración económica que un hombre por nuestro trabajo, creemos que está bien que la mujer quiera tomar las decisiones sobre su cuerpo, que está bien que las mujeres se involucren en la política y las decisiones que tienen que ver con nuestra vida y la de los nuestros, tenemos confianza en su preparación. Estamos convencidas que merecemos el mismo respeto que los hombres.
Hasta el día de hoy, se debe decir que no existe país en el mundo donde todas las mujeres puedan esperar recibir estos derechos. Ningún país en el mundo puede decir que ha alcanzado la igualdad de género.
Tristemente, cuando se habla de feminismo o se ostenta alguien como feminista, provoca una reacción adversa y rijosa. Mujeres y hombres rehúsan unirse a la lucha pacífica por la igualdad de las personas y el respeto de los derechos humanos de las mujeres. El varón teme perder las canonjías del poder que el antiguo sistema patriarcal le concedió, y por otro lado, existen mujeres feministas conservadoras que aún no deciden abrirse plenamente al goce de sus derechos en libertad. La lucha feminista no es en contra del varón, es en contra de un régimen social que milenariamente mermó los derechos humanos de nosotras.
Lo que no debemos olvidar es que si una mujer ejerce el derecho del voto, es Presidenta de la República, Gobernadora de un Estado, desempeña alguna encomienda política por elección popular, acude a una institución educativa desde el nivel primaria, secundaria, bachillerato o realiza estudios universitarios de licenciatura o posgrado, testifica en su propia defensa en un procedimiento jurisdiccional, trabaja fuera del hogar y dispone de su sueldo libremente, es propietaria de bienes inmuebles por si, sin necesidad de representante legal, así como, decide sobre ejercer o no una maternidad libre y responsable, o por otro lado, puede estar embarazada y seguir trabajando, sin que la despidan por esa razón, amamantar a su bebé en un lugar público, disponer en libertad contraer matrimonio con quien elija como su pareja sin importar su preferencia sexual, divorciarse, denunciar el acoso sexual, practicar un deporte públicamente, vestir pantalones, usar cabello corto, conducir un vehículo, trabajar en el área que decida sin importar los estereotipos de género y podríamos continuar con una larga lista de beneficios que a lo largo de la historia hemos ido acumulando a nuestro favor, que nos permite vivir en plenitud el goce de nuestros derechos, todo eso se le debe agradecer al movimiento feminista…
Y tú…¿Temes ser feminista?…