Cuesta de enero o tiempo para planear.

/ Agustín Basilio de la Vega /

Pasadas las fiestas navideñas y de inicio de año, todos retornamos a la vida cotidiana y a las nuevas realidades como el hecho de que la gasolina no cuesta $10.00 el litro, sino que ronda los $26:00 pesos. Muchas personas tienen que realizar los pagos del impuesto predial, el pago anual del agua potable, pólizas de seguros, derechos vehiculares y nadie escapa de los aumentos en alimentos derivados de la inflación.

Si bien algunos a partir de enero reciben algún aumento salarial, otros se encuentran con la triste realidad de las empresas en las que laboraban no tienen suficiente trabajo y por lo tanto no pueden recontratar a todo el personal. Entre estos extremos hay una enorme cantidad de circunstancias para cada familia lo que nos obliga a reflexionar sobre la manera de afrontar imprevistos y tener una vida en plenitud digna.

A la “cuesta de enero” se conoce como el periodo inicial del año en que hay pocos ingresos y muchos gastos en las familias, sin embargo, estos días pueden convertirse en la oportunidad de planear las finanzas personales y familiares de tal manera que en lo sucesivo se disminuyan los riesgos y las angustias por falta de recursos.

La clave de para tener finanzas sanas la mayor parte de los años es proponerse un plan y presupuesto anual con objetivos a corto, mediano y largo plazo. Este ejercicio debe ser realista y contener los principales ingresos y egresos con fundamento en las necesidades básicas de toda persona,

El principal error que se comete en todo plan y presupuesto es no considerar el ahorro y la creación de fondos para atender emergencias. Por ejemplo, se suele considerar en primer lugar lo necesario para comer, vestir, pagar servicios, la renta, el agua, la energía eléctrica, el gas, etc. pero casi nadie incluye el ahorrar en una cuenta bancaria y menos invertir en AFORES o fondos de renta fija como una de las primeras necesidades.

Generalmente se escucha decir: “no me alcanza para ahorrar”, “eso de depositar en una cuenta sólo lo pueden hacer los ricos”, “vivo al día” y por lo tanto justifican gastos en otras cosas como fiestas, paseos, diversiones, convivios, diversos gustos etc. y se olvida de contar con un “guardadito” para emergencias que puede servir a la larga para hacerse de un patrimonio y hasta para jubilarse.

Si no se cuentan con ese espíritu y disciplina para crear “fideicomisos” (ahorros para emergencias, proyectos familiares o fondos de retiro) la realidad será muy difícil pues se tendrá que recurrir a prestamos y en muchos casos a medidas desesperadas para solventar gastos inesperados o cubrir oportunidades con los  sobrecostos o intereses y otras mortificaciones que pueden ser catastróficas.

Lo mejor es poner en los primeros lugares del presupuesto el esfuerzo del ahorro, hacer caso de los consejos inteligentes, descartar los que nos inducen al despilfarro y las ocurrencias propias. Si se aspira a tener una vida ordenada y generosa se puede tener como propósito del año abrir una cuenta bancaria, empezar a aportar voluntariamente en AFORES o cualquier otro método de ahorro formal. No caigamos en la mediocridad de esas personas que presumen que no saben llenar un cheque o usar una tarjeta bancaria.

X @basiliodelavega                                    13 de enero de 2025