*Mis proyecciones en el espejo .
/ Por: Paula Roca /
Qué había en mí que me costaba tanto ver y aceptar… No me gustaba ser imperfecta y luchaba con eso todo el tiempo, como si estuviera en un estanque que cada vez que había viento el agua me golpeaba y me azotaba a la orilla para recordarme lo que era.
Hasta que un día viéndome al espejo decidí dejarme llevar cerré los ojos y me dejé arrastrar en ese estanque, lo imaginé y visualicé con agua fría de un color verde putrefacto. No me gustaba esa sensación de estar en un lugar así, Pero me dejé llevar.
Me sumergí y empecé a ver que entre más descendía el agua era más fría, pero había menos corrientes que me arrastraran hacia las paredes. Pude llegar al fondo, no lo niego sentí mucho miedo y mis ojos empezaban a llenarse de lágrimas.
No quise abrir mis ojos por miedo a ver que todo estaba oscuro y no sabía que iba a ver ahí o a quien me iba a encontrar.
La sensación es la misma como en ese sueño que no puedes correr y que algo te frena, sin embargo, sentía a alguien que estaba ahí, a mi lado, pero no me daba paz era algo muy pesado que me empujaba para que sintiera más dolor; Un dolor que me asfixiaba y jalaba más hacía el fondo, sentía que me moría.
Al final toqué el fondo del estanque dejé de resistirme y me permití sentir el dolor de todo aquello que me no me dejaba vivir. Esa agua verde y turbia no me dejaban ver mi reflejo, era una forma de resistirme a mi realidad.
Mi soledad era ese miedo que me empujaba como en una espiral donde me lastimaba ver mi realidad. Sumergirme en ese miedo y sufrimiento me llevaron al fondo, a ver que todo lo que me pesaba era ese vacío que sentía al sentirme sola, por eso no me gustaba verme imperfecta y por eso siempre llenaba vacíos con idas al spa y al centro comercial.
Cuando realmente me quise ver a pesar de todos esos miedos que me petrificaban, mis parpados se hicieron más densos. Fue ahí donde encontré la llave para soltar ese grillete y regresar a la superficie. Cuando volví ya no estaba en ese estanque frío y turbulento.
No me podía ver o no quería, ese miedo a no saber con qué y con quien me iba a encontrar, pude ver mi reflejo en esa agua turbia y al verme, el agua empezó a volverse cristalina, fue ahí cuando me percibí por primera vez como un ser humano, ver mi reflejo y aceptarme como era me dio la oportunidad de conocerme.
A pesar de lo resbaloso del piso pude impulsarme, abrí los ojos y el agua era cristalina y ahí es cuando por fin me conocí, tomé vuelo, y cambié el sentirme sola a sentirme libre ….
Dejé de ser estanque y empecé a ver el mar inmenso de oportunidades y opciones que me daba la vida …. Cambié la palabra estar sola a ser libre.
Muchas veces mis creencias y la gente de mi alrededor me hacían sentir que sentirme libre era una desventaja… Por eso me imponían la palabra soledad, yo dejaba que me pusieran un grillete, que me cambiaran mi expresión con frases “pobre, por algo estás sola” y me repetían esa palabra fuerte y altisonante cada vez que podían, hasta creer que estaba sola “muy sola y para siempre”.
En esta sociedad ser libre es una desventaja y por eso la palabra soledad te la ponen en frente con una cadena pesada para que te sientas mal y después peor …
La llave y el agua cristalina existen dentro de ti, abre los ojos y los brazos rompe esquemas y paradigmas y grita “Soy libre”.
La verdad es rico tener un espacio para ti, hoy disfruto encontrar un lugar conmigo donde pueda leer, escribir, tomarme mi café y ver mi alrededor y decir “tan rico que es estar así”