Ya van a ser 35 años sin Liliana.

*La escritora mexicana Cristina Rivera Garza fue galardonada con el Premio Pulitzer en la categoría de ‘Memoria o Autobiografía’ por su obra “El invencible verano de Liliana”, la cual explora el feminicidio de su hermana menor, en Redacción 90.9 / la recuerdan.

*Además eses una de las 100 mujeres más influyentes de 2024 de acuerdo a la lista de BBC.

/ Por Daniela Fino /

Liliana Rivera Garza, de veinte años y estudiante de arquitectura en la UAM fue encontrada sin vida el 16 de julio de 1990 en su domicilio.

Desde ese día el feminicida, su exnovio, se ha vuelto un desconocido para la justicia. Su muerte fue prematura. Incorrecta. Cristina, su hermana, tenía 26 años y desde ese día, Liliana siempre iba a tener 20.

Como un golpe de luz El invencible verano de Liliana llegó a mi librero hace ya casi tres años, reposa entre Camus y Creeley. Para los que vivimos en duelo, la realidad se siente adyacente, lejana; es estar situada en un plano fragmentado. Duelo es abrir grietas que no han terminado de cerrar. Abismo y ausencia. Es ver a través de un lente roto.

En una de las páginas de El invencible Cristina Rivera Garza escribió:

“Vivir en duelo es esto: nunca estar sola. Invisible pero patente de muchas formas, la presencia de los muertos nos acompaña en los minúsculos intersticios de los días. Por sobre el hombro, a un lado de la voz, en el eco de cada paso. Arriba de las ventanas, en el filo del horizonte, entre las sombras de los árboles.

Siempre están allá y siempre están aquí, con y adentro de nosotros, y afuera, envolviéndonos con su calidez, protegiéndonos de la intemperie. Éste es el trabajo del duelo: reconocer su presencia, decirle que sí a su presencia. Siempre hay otros ojos viendo lo que veo e imaginar ese otro ángulo, imaginar lo que unos sentidos que no son los míos podrían apreciar a través de mis sentidos es, bien mirado, una definición puntual del amor. El duelo es el fin de la soledad”.

En un ejercicio de reconstrucción, Cristina trabaja con retazos de cartas, cuadernos y polifonías de aquellos que sintieron en vida el calor de Liliana. Antes de irse, Liliana dejó tras de sí un rastro de vida, algo sagrado, consumido por una claridad que enceguece. Y aunque el dolor no entra en la palabra, El invencible es un intento de (re)entender el mundo después de la ausencia. No es como los demás libros que pueblan mi estantería. Órbita en su propio satélite y por eso mismo es de imposible clasificación ¿En dónde ubicarlo? Porque no es novela, ni autoficción, testimonio o crónica y al mismo tiempo es todo eso.

La certeza de lo que va a pasar nos custodia hasta las últimas páginas y sorprendemente, la escritura fragmentada del libro edifica todo lo que fue Liliana: Hija, hermana, amiga, compañera, escritora. La existente verosimilitud de todos los lugares que nunca serán consumidos por las retinas de sus ojos me sofoca. El cadáver de un tal vez que nunca se materializó.

El infinito eco de su existencia me duele. Me carcome las entrañas. Si entrecierro los ojos, la veo frente a mí. Graduada. Enamorada. Leyendo los mismos libros que sostengo entre mis manos 35 años después. Abrazando a su mamá. Riendo con su hermana. Sonriendo con arrugas en los ojos. Escribiéndole a su papá desde otro huso horario. Adornando páginas en blanco. Liliana. Liliana hija, hermana, amiga. Liliana viva.

“Somos ellas en el pasado, y somos ellas en el futuro, y somos otras a la vez. Somos otras y somos las mismas de siempre. Mujeres en busca de justicia. Mujeres exhaustas, y juntas. Hartas ya, pero con la paciencia que solo marcan los siglos. Ya para siempre enrabiadas.”

El invencible verano de Liliana es por encima de todo, una carta de amor. Acrisolada. Impoluta. Liliana que aún después de la muerte sigue crepitante, presente, eterna.Liliana que es la escritora principal y la protagonista.

Más de dos décadas después de su muerte, Cristina Rivera Garza, su hermana, hace un esfuerzo colosal al conectar lo inconexo y develar lo desconocido. De imponerse al tiempo. A la muerte. Ya van a ser 35 años del feminicidio de Liliana, de su paso por el mundo, inexplicablemente, está en todos lados. Liliana está, siempre.

Fuente : Redacción 90.9