*ÍNDICE POLÍTICO.
/ FRANCISCO RODRÍGUEZ /
Pequeñitos, chiquititos, así se ven y actúan los miembros del equipo de la presidente formal Claudia Sheinbaum –ella misma– frente a las amenazas de Donald Trump que, ingenuos, ellos no creían se fueran a cumplir.
Se están cumpliendo. Ya son decretos. O acciones ejecutivas, como las llaman allá.
¿A quiénes y qué tiene la Administracioncita de Sheinbaum para contrarrestar o cuando menos neutralizar el montonal de esos decretos?
Programitas sociales, anunciadas por la mini secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, con lo que creen resolver los problemas de quienes serán deportados con dádivas de menos de 100 dólares y, eso sí, el pomposo nombre “México te abraza”, que ni siquiera extiende lo brazos para proteger a quienes viven aquí. No todo se resuelve con dinero. Y menos aún si la cantidad es miserable porque el gobierno que Sheinbaum recibió está en la ruina, a punto de quebrar o de endeudarse todavía más.
Con un cancillercito, Juan Ramón de la Fuente, que perdió valioso tiempo visitando a algunos pocos cónsules del gobiernito mexicano en territorio estadounidense, en lugar de acercarse a Washington –que no conoce y en donde tampoco lo conocen– a cabildear con los legisladores de ambas Cámaras y de los dos partidos dominantes. Alto costo para nuestro país que pagaremos por quien siempre quiso ser ajonjolí de todos los moles y fracasó en los numerosos intentos.
Con un secretario de Economía, Marcelo Ebrard, a quien el cuadragésimo séptimo Presidente de Estados Unidos ya “caló” hace ocho años y lo vio doblarse ante él “como nunca antes había visto” hacerlo a alguien más. ¿Aranceles de 25% a los productos que los mexicanos exporten más allá de la frontera del norte? La respuesta ha sido que el gobiernito de México también impondrá aranceles a los de Estados Unidos que lleguen aquí. ¿En serio? ¿Al maíz, al trigo, a la soya que, entre otros, sirven para alimentar a millones de quienes vivimos aquí?
Un equipito, el de Sheinbaum, de “ratoncitos verdes” que se achican todavía más ante el de Trump, tal cual lo hacen los futbolistas de la Selección Mexicana de soccer.
La porra tampoco ayuda. Textoservidores de la 4T califican a la situación largamente anunciada y ya a punto de concretarse como “de terror”.
El equipo mexicano no inspira confianza ni a sus aplaudidores, ya que estén convencidos de su adhesión o lo hagan por consigna.
Hace falta una distracción
Para los beneficiarios de los programas asistenciales “del Bienestar” falta un siglo en tiempo real para que se inaugure la temporada panbolera marca mundial. Viene el futbol, y casi todo puede esperar, menos comer.
Eso, claro, independientemente de los ridículos que hagan en la cancha los “ratoncitos verdes”, y los desfalcos que perpetran en el presupuesto las ratotas cuatroteras.
En unos meses se vaciarán las tiendas departamentales para adquirir, fuera de toda proporción de gasto, las pantallas gigantescas de alta definición para que la gente en las ciudades grandes disfrute de su masoquismo preferido. Para que todos nos convirtamos en una horda de conversos y fanáticos en busca de solucionar las frustraciones cotidianas.
En unos meses, todos los mexicanos mandaremos por un tubo las tediosas “mañaneras del pueblo”, la invasión de spots ridículos y agresivos con los que hemos sido atacados, los discursos planos, las mentiras y promesas proverbialmente incumplidas que son la droga dulce de la política aquí en el rancho grande.
Nos sentaremos a ver la televisión para oír a los gritones insulsos, a los doctores de la mendacidad, a los incompetentes, a los paniaguados de las empresas comerciales que tratarán de subir exponencialmente el consumo de chatarras, mientras la depresión y la euforia se adueñan a cada paso del ánimo colectivo de los panboleros, desgraciadamente casi toda la población.
Es la distracción que a los mexicanos les urge ya tener para olvidarse de las desgracias que ya comenzamos a vivir por la entronización de Trump al frente de la política del imperio –más imperial que nunca– y la pasividad, la lentitud, la ineficacia de los “ratoncitos verdes” del equipo de Claudia Sheinbaum.
Buenas y malas nuevas
Los maniqueos clasifican las noticias en malas y buenas, no hay medias tintas. En México, la mala es que ya no falta nada para que resintamos todos los rasgos psiquiátricos del padecimiento que afecta a los borderline de la 4T: pasar en unos cuantos segundos de la algarabía a la tristeza, del llanto a la carcajada, de la euforia a la depresión, dependiendo de las emociones prestadas del bipolar Presidente estadounidense. Peores que cualquier interno en institución psiquiátrica bajo tratamiento.
La buena es que ya no habrá tiempo para que los indecisos sigan pensando que la 4T traerá a México la seguridad, el progreso, el desarrollo, el respeto mundial, cuando es evidente que ya decidieron no querer vivir más en un régimen de violencia y muerte, sin servicios de salud, con una oferta de enseñanza que desprecia al conocimiento porque ¡es neoliberal!, de opresión, con un encarecimiento galopante, una inflación maquillada, más una devaluación terrorífica, y con un grupo de descastados robándose nuestro dinero.
Las noticias malas, en el caso panbolero, vendrán acompañadas de las justificaciones de siempre: lo importante no es ganar, sino competir, está muy difícil la competencia, el público era demasiado ajeno, el árbitro no pitó un penalti que hubiera sido la salvación para los tricolores en la cancha. O la clásica: esto está muy duro.
Porque, oiga usted, no hay mayor espectáculo terrorista en el mundo que ver a los “ratoncitos verdes” fallar penaltis, no atinarles a las porterías, despedirse con las cajas destempladas, observar los ridículos de siempre. Aunque no se pueda creer, es la desilusión más grande en cualquier ánimo tercermundista.
Las ratas cuatroteras, a pesar de lo que se diga en contrario, son los fieles exponentes de nuestra clase política despreciable. Es un grupo que más que una selección de perdedores es el resumen humano del nivel de descomposición política y deportiva, en un país donde todo tiene el mismo nivel underground de todo lo que se abomina.
Las noticias buenas son que ya no puede haber comportamientos erráticos en la mayoría de los mexicanos, que ya no habrá teorías catastrofistas de polarizaciones, que ya no se discute desde ahora hacia dónde apunta la preferencia real y el sentido de la decisión del cambio político y social de la población.
La gran noticia: que Claudia Sheinbaum, como directora técnica de su equipo de “ratoncitos verdes”, nos seguirá endulzando las mañanas con falsas expectativas y estrofas del Himno Nacional.
Indicios
¿Por qué el empeño de defender a los cárteles delincuenciales? ¿Por qué no colaborar con el gobierno estadounidense para acabar de raíz con los asesinatos, la violencia, don los generadores de adicciones? ¿Por qué seguir protegiendo a quienes violan las leyes y los más básicos principios de convivencia humana? No se entiende la posición de la señora Presidente. No se entiende. * * * Por hoy es todo. Como siempre, le reconozco que haya leído este Índice Político. Le deseo, además, que tenga ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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