*El Baldón .
/ José Miguel Cobián /
Un sobrino mío de más de 60 años, como persona muy educada que es, en lugar de decirle tonto o alguna palabra más ad hoc y veracruzana, a quién dice o afirma una tontería, siempre le dice ¨ternurita¨.
Reflexionando sobre este detalle, entiendo que la palabra va más allá de sustituir el término tonto, idiota, menso, etc., por otro más elegante. Hay un valor adicional, el de la pena ajena. El de ¨me das lástima por creer eso¨. El de ¨que tristeza ver que te exhibes y crees que entendiste lo que no entiendes¨. El de: ¨Que tristeza que puedas creer algo así¨.
En la era de las redes sociales, cualquiera puede decir lo que quiera, y más ahora con Trump como adalid de la libertad de expresión, así que todos tenemos derecho a decir la verdad, o a decir mentiras y tonterías.
En el aspecto político nacional esas sensaciones de pena ajena, de tristeza por la falta de entendimiento, de falta de análisis por el sesgo cognitivo que nos invita a creer aquello que deseamos sea verdad, sin el mínimo filtro y análisis para poder definir su veracidad o intento de manipulación, es una sensación que ha venido creciendo en un sector pequeño de México, a partir del triunfo de AMLO, y que se ha agudizado a partir del triunfo de Claudia.
Leer a los amigos opositores al régimen celebrar que ¨AMLO huyó a Cuba¨, o que ¨Trump va a encarcelar a AMLO¨, obliga a pensar en quién lo cree como una ¨ternurita¨.
En el caso de los simpatizantes del régimen, la situación es peor pero justificable a medias. Mientras los opositores son en general gente con un cierto nivel educativo (que no puedo decir cultural porque la realidad me lo refuta día con día), los simpatizantes en general son gente con muy escaso nivel educativo, lo cual podría justificar en parte que sean víctimas de la manipulación y la ingeniería social del régimen, lo que hoy se conoce como ¨narrativa oficial¨ y ayer se conocía simplemente como ¨las mentiras del gobierno¨.
Entre los simpatizantes, consideran que cualquier crítica al régimen viene de prianistas, no conciben que haya ciudadanos independientes. Y por ello, al no entender el concepto de ciudadano, defienden a capa y espada al gobierno, haga bien o haga mal. Para muchos de ellos, no se trata del futuro de la nación, sino de ganar una discusión, de estar del lado del equipo ganador, aunque ellos, en sí mismos no ganen absolutamente nada. Es la eterna necesidad del mexicano de ganar algo, aunque sea nada más un concepto, porque siempre ha perdido, y ha perdido en todo. Así que el perdedor nato se consuela pensando ¨ganamos la elección o la discusión¨, aunque las decisiones que se tomen lo perjudiquen, aunque él en realidad no gane absolutamente nada, pues los que ganan son los que están en el poder.
El mexicano promedio, el que en estos tiempos de división se acomoda en un extremo o en el otro, acaba siendo merecedor del adjetivo ¨ternurita¨. Porque permite, ama y disfruta ser engañado, con tal de tener razón, aunque la realidad demuestre lo contrario.
Ejemplos todos tenemos. Por ejemplo, un buen amigo que como buen chairo odia a Loret, me comentaba orgulloso que Tik Tok le suspendió la cuenta a LatinUS por haber dicho más de diez mentiras cuando en realidad, el pretexto fue una publicación de 2022, de la cual no hubo aviso previo. Es decir, un pretexto para eliminar la libertad de expresión, ahora que tik tok trae conflicto con Elon Musk y la posible necesidad de venderle una parte de las acciones. Loret dijo algo que a Musk no le pareció. Eso es todo. Pero mi amigo chairo afirma cosas sin tener la menor idea de que está defendiendo la censura a un mexicano.
En otro caso, las redes AMLO, compartieron un video de un canal de You Tube español que chulea la reacción de la presidenta, por su reacción ante el ataque a migrantes mexicanos ilegales en Estados Unidos. Es un video de cinco minutos que estoy seguro no escuchó todo aquél que lo presume. En él se señala con aprobación que el gobierno de México no dejará solos a los migrantes, que puso en alerta a los consulados, y que les dará cien dólares y los afiliará al IMSS, si los deportan. Como si eso fuera suficiente para demostrar que no están solos nuestros connacionales.
La falta de análisis de los ¨ternuritas¨, va en el sentido de varios aspectos: el primero es que el presupuesto para consulados se redujo, con lo cual hoy tienen menos recursos que el año pasado, y no tienen dinero adicional para atender la crisis de deportaciones que se viene encima; el segundo es que dos mil pesos no sirven para nada a un migrante que enviaba dinero a su casa cada mes; el tercero es que el IMSS no tiene medicinas ni capacidad suficiente para atender a los derechohabientes que hoy existen, con lo cual, añadir más derechohabientes solo agrava la crisis del IMSS y no ayuda en salud a los migrantes deportados. Por último y quizá lo más importante, el flujo de migrantes es lento, se estima en cuatro millones a los mexicanos ilegales en Estados Unidos, con cuatro vuelos diarios, hablamos de 10,000 vuelos, 10,000 días. Trump sacará a algunos, sobre todo a los que tienen récord criminal y que representan cuando mucho un 10%, pero no va a dejar a sus empresas y al agro americano sin mano de obra.
Que la presidenta hable de unión, cuando llevamos seis años que desde el gobierno se divida a los mexicanos, es otro acto de demagogia. Hay muchos agravios desde el poder, que hacen que muchos mexicanos estén en contra de cualquier apoyo al gobierno mexicano. Simplemente se abstienen. La guerra entre los mexicanos se ve todos los días en las redes sociales, con ¨ternuritas¨ que lo atacan y ¨ternuritas¨ que lo defienden, sin que haya el menor resultado positivo en la vida real de millones de mexicanos, en temas como Salud Pública, Seguridad, Justicia y Educación, que son temas fundamentales para el desarrollo del país. Discutir sin resultados es irrelevante.
Debemos de evitar caer en engaños, y sobre todo, debemos evitar compartir esos engaños o presumirlos y con ello exhibirnos como ¨ternuritas¨.
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