*Palabra de Malinche.
/ Escrito por Cirenia Celestino Ortega /
“Aprendimos a susurrar casi sin hacer ruido”, comienza ‘El cuento de la criada’ de Margaret Atwood, una novela de un futuro que parece cada vez más cercano y nos alerta de los atentados a los derechos ganados con tanto esfuerzo por nuestras ancestras.
Gilead parece haber iniciado con un contexto similar al que atravesamos, con avances de grupos antiderechos que de a poco alcanzan gran impulso para establecerse. Como la llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina el 10 de diciembre de 2023 con su avanzada contra los medios de comunicación y las agencias para la defensa de los derechos de las mujeres.
“La vida de una mujer no vale más que la de un hombre”, señaló Milei al anunciar que su gobierno impulsará la eliminación de la figura del feminicidio en Argentina.
No señor. No vale más, pero tampoco menos y las feministas, Diana Russell y Marcela Lagarde, han dedicado gran parte de su labor a explicar el concepto feminicidio. Mostrar que el feminicidio es la expresión extrema de la violencia que vivimos las mujeres derivada de la desigualdad basada en el género. No somos desiguales por ser mujeres, a partir de la diferencia sexual se construyó la desigualdad social.
La violencia a feminicida se reproduce gracias a la permisividad social y a la impunidad. Se trata de muertes evitables, es decir, que no deben suceder pero que, suceden, porque la vida de los hombres tiene un valor mayor en una sociedad profundamente misógina.
El mundo que describe Atwood también tiene cabida frente a la segunda elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.
Un agresor sexual cínico e impune, abiertamente machista y racista. Que ha atentado con la posibilidad del aborto legal a nivel federal al fortalecer una Corte conservadora. Además de las amenazas permanentes a la población de la diversidad sexual.
Argentina y EEUU son solo dos ejemplos de la avanzada derecha en este continente, norte y sur. Pero hay muestras de retroceso en India, Japón, Kenia, Sudáfrica, Italia, Rusia y en todo el mundo.
En el centro del mundo, México se presenta como una gran esperanza. No solo por la igualdad entre mujeres y hombres aprobada en la ley en noviembre pasado, sino por su implementación en diferentes rubros para la hacerse una realidad en la vida de las mujeres.
Muestra de ello, es el avance de la despenalización del aborto en Chihuahua y Nayarit que en este 2025 ya sumó 20 entidades federativas y el anunció de la autorización para realizarse en el ISSSTE.
Se suman la inclusión de las mujeres indígenas en la constitución y el derecho a una vida libre de violencia como parte del artículo 4 constitucional que ya incluía el derecho a decidir.
Claro que hay retos para su implementación y la eliminación del aborto del Código Penal Federal, pero estas son buenas noticias mexicanas frente a la adversidad mundial.
Nos negamos a susurrar. Nos negamos a la negación de nuestras vidas y la explotación de nuestros cuerpos. Por eso nos alistamos para salir a las calles a gritar el próximo 8M en todo el mundo “Ni un paso atrás”.