Trump y la democracia mexicana.

*El Baldón.

/ José Miguel Cobián /

Todos los días  escucho a amigos hablar de los beneficios que traerá la presidencia de Trump para México, tanto en seguridad como en democracia.   Tengo la impresión de que mis amigos ven mucho cine de Hollywood y leen poco de historia.

 

En el cine gringo, los americanos son los paladines de la democracia y la justicia.  En las películas el muchacho chicho siempre recibe la orden del gobierno americano de derrocar al tirano e instaurar la democracia y la vida idílica en las repúblicas bananeras.  Y eso es lo que creen mis amigos en la oposición que va a suceder en el país.

 

Una y otra vez les he insistido en recordar un poco la historia de México.  Llevamos más de cien años desde que se terminó la revolución mexicana.  Durante esos cien años, la mayor parte del tiempo ha gobernado el PRI, en sus distintas facetas, comenzando con el partido Nacional Revolucionario, luego el Revolucionario Institucional y hoy en el Movimiento de Regeneración Nacional.

 

A lo largo de más de cien años, los paladines mundiales de la democracia han simulado creer que en nuestro país hay democracia.  En México se crearon distintas instituciones para fingir que existe la democracia y que el pueblo manda, no sólo eso, también elige a sus gobernantes entre sus mejores hombres y mujeres.

 

La realidad histórica es que México no ha tenido una democracia plena en toda su vida independiente. México ha simulado ser una democracia, a ciencia y paciencia de las potencias europeas y norteamericana.   Europa Occidental entra en la ecuación, porque ellos también se asumen como paladines de la democracia, y también han simulado aceptar la simulación mexicana.

 

Partamos de la base histórica de que a Estados Unidos no le importa que haya democracia en México ni en ningún otro país, demostrada sobradamente, además de por nuestra propia historia, por el apoyo a regímenes dictatoriales como el de Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, etc., dónde ni siquiera se toman la molestia de simular democracia. Sin olvidar al régimen de Pinochet, o a las diversas juntas militares y tiranuelos de caricatura que llegaron al poder en toda América gracias a los auspicios de la CIA o de alguna otra agencia gringa.

 

Hoy a Trump le importa que sus votantes crean que está cumpliendo sus promesas.  Por eso acepta gustoso la propuesta de incluir 10,000 soldados mexicanos para proteger la frontera Sur de su país.  Todos sabemos que no van a marcar ninguna diferencia.  Los grupos que trafican personas y los que trafican drogas, contarán con la protección y el apoyo de esos 10,000 efectivos para continuar con sus respectivos negocios.

 

Quizá el gobierno mexicano logre reducir la cantidad de fentanilo que cruza la frontera norte. Será muy difícil reducir a cero las exportaciones de la letal droga, ya que no sólo las grandes organizaciones criminales han aprendido a elaborarlo, sino que también muchos grupos pequeños de criminales han desarrollado la técnica adecuada.   Por lo tanto, reducir la producción de todos esos grupos es tarea imposible para el gobierno mexicano.

 

Trump una vez que pueda demostrar que hizo algo por resolver el problema ¨México¨, y con ello dar por cumplida su promesa de campaña, olvidará al país y continuará con su estilo personal de gobernar.   Mientras eso sucede, los mexicanos nos enteraremos de los alcances de los acuerdos entre él y nuestra presidenta, gracias a las filtraciones que la propia Casa Blanca nos obsequia.

 

El avión espía, los satélites, y la habilidad de los norteamericanos para espiar a quién ellos deseen dentro de México, indican que entre otros acuerdos, habrá agregados militares supervisando que el ejército mexicano cumpla las órdenes giradas a su comandante suprema, desde Washington.

 

Quizá pronto escuchemos de explosiones en zonas narcas, desapariciones y una que otra detención. Eso bastará para saber que ya está trabajando el ejército gringo en nuestro país. Y por filtraciones del equipo Trump, sabremos que se deshicieron de un laboratorio, o de algún siniestro personaje.

 

Si Trump se siente cómodo y atendido en sus caprichos y peticiones por Claudia, en ningún momento pensará en atacarla a ella o a su antecesor con la documentación incriminatoria que obra en su poder.   Así, Trump hará lo mismo que sus antecesores, y aplaudirá la democracia mexicana, esa, que según los libros de historia tiene más de cien años de instituida, la misma que la realidad niega todos los días.

 

Mientras que el gobierno mexicano sirva a los intereses de Trump, y le dé ¨carnita¨ para convencer a sus votantes de que es Superman, la seguridad, la justicia, la democracia, y lo que sea que suceda en México, no importará a quién ocupe la Casa Blanca, como no ha importado a lo largo de más de cien años.

 

Nadie como una presidenta de Morena para saber cómo darle a Trump lo que él quiere, sin dañar ni un ápice su posición de poder y control… Ya sea el suyo o el de su antecesor.

 

elbaldondecobian@gmail.com                                                    @jmcmex

 

https://josecobian.blogspot.com/2025/02/blog-post_05.html