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/ Escrito por Cirenia Celestino Ortega ./
Hace mucho que las mujeres hemos venido conquistando el espacio público.
He hablado de las primeras periodistas o las primeras políticas, pero también tenemos muchas mujeres que desde diferentes ámbitos llegan a sacudir el sistema patriarcal que las había excluido.
La perspectiva de género como herramienta de análisis, posibilita evidenciar el sexismo, las discriminaciones, desigualdades y violencias que vivimos las mujeres por el hecho de ser mujeres, pero también, en la generosidad del feminismo, aporta elementos para erradicarlas.
La marcha del 8M nos lleva a pensar nuestra existencia como mujeres en el mundo y, aunque la temática central no es la violencia (eso es el 25 de noviembre Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres), es una de las demandas centrales.
Recordemos los hechos del 2 de febrero pasado cuando una mujer fue perseguida y luego víctima de abuso sexual al ser mordida en el glúteo por un hombre; o los datos que nos ofreció Tlachinollan el 24 de febrero al dar a conocer el caso de una mujer acusada de difamación al señalar a su concuño por intento de abuso.
Aunque las cifras son importantes, las protagonistas son las experiencias de las mujeres que día a día se enfrentan a diferentes violencias en el transporte, las calles, en las escuelas, los centros de trabajo, frente a las autoridades, en el espacio íntimo familiar, y en todos, con la permisividad social que naturaliza la violencia y las culpa por ella, aunada a la impunidad del Estado que no implementa políticas reales para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres.
Pero no es la única demanda, otro gran pendiente es la garantía de la autonomía de las mujeres para tomar decisiones sobre su cuerpo, por supuesto la despenalización del aborto donde ya tenemos 22 estados, pero además la garantía de acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, educación integral en sexualidad e información para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos y detener la criminalización del aborto.
Es cierto la avanzada de una ola conservadora en el país y en el mundo, sin embargo, siempre hay esperanza. Grupos de mujeres articuladas resistiendo.
Por ejemplo, las que se manifestan mostrando el trabajo de las mujeres en la comedia para visibilizar el sexismo en las bromas tradicionales y decir que nos queremos vivas y también libres y felices como el equipo de Juntas Stand up.
Para otras, la marcha tiene un poder simbólico importante, decir que aquí estamos, inconformes, en exigencia de justicia para las desaparecidas, las víctimas de feminicidio y todas las que siguen buscando que sus casos no queden en la impunidad.
Las razones de marchar resignifican la inconformidad y vive situaciones de injusticia social, política, económica “por el carácter patriarcal de nuestras sociedades en la que las mujeres vivimos en aislamiento, con culpas y silencios, salir a marchar puede ayudar a otras a reflejarse en las demandas y tomar acciones”.
Mujeres como Aimeé se manifiestan también desde la mirada crítica a nuestra sociedad “desde el Feminismo podemos reconocer las estrategias para inventar otros mundos posibles, las acciones afirmativas, la autonomía individual y colectiva y los procesos de autoconciencia que ayudan a desmontar valores y prácticas patriarcales“.
Marchamos para decir que nunca más tendrán nuestro silencio, para respaldar a las víctimas, para honrar a las ancestras, para exigirle al Estado pero también a la sociedad, para que los medios dejen de invisibilizarnos o sexualizarnos, para participar en todos los espacios en igualdad y libres de violencia.
No debemos olvidar las movilizaciones en los estados, dejar de centralizar las acciones y los focos de atención. Hay colectivas que han tomado la decisión de no marchar por amenazas y realizan acciones en las que su seguridad esté garantizada. Descentralizar de lugares pero también de lenguajes, socializar las informaciones para las mujeres que hablan idiomas distintos al español y de las regiones indígenas. Gracias Metzeri por tu reflexión.
Pero este 8M tiene un componente mucho más importante, es una nueva oportunidad de seguir construyendo comunidades de mujeres, acuerparnos porque juntas somos más fuertes.
*Periodista feminista y defensora de los derechos humanos de las mujeres.
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