/ Tlachinollan. /
Abigail tenía 16 años, joven indígena nahua originaria de San Lázaro, municipio de Olinalá. Su sueño era ser maestra. En su comunidad sólo había una primaria, así que tenía que caminar más de un kilómetro aproximadamente, una hora de camino todos los días a Temalacatzingo para estudiar en el colegio de bachilleres, donde cursaba el primer año.
Un lunes 25 de septiembre de 2006, Abi venía de regreso de la escuela, cuando en su camino encontró a cuatro vecinos en estado de ebriedad, uno de ellos era su tío. Fue llevada a la fuerza a una casa abandonada, donde fue víctima de violencia sexual y múltiples golpes en el cuerpo. La privaron de la vida de manera brutal.
Sus familiares se preocuparon porque no había llegado a la hora que siempre lo hacía. Las horas pasaban con la incertidumbre y decidieron realizar una búsqueda por los caminos para dar con su paradero. Acudieron con las autoridades, pero sólo la revictimizaron. A pesar de la enorme omisión de las autoridades sus padres no desistieron. Siguieron buscando a su hija. Días después dieron con el hallazgo de Abigail.
Los agresores fueron procesados, actualmente tres de ellos se encuentran cumpliendo una condena de sesenta años de prisión por el delito de homicidio calificado y violación tumultuaria, en el sistema tradicional. El feminicidio de Abigail conmocionó a toda la comunidad, dejó consigo una herida que a 18 años continúa el dolor en sus corazones.
Víctima de feminicidio, le quebraron las alas y sus sueños le fueron arrebatados. A los familiares reconocemos su fortaleza en este caminar por la búsqueda de justicia. Abigail, tu nombre que no olvidamos.