*Save the Children denuncia: los recortes en la ayuda internacional al desarrollo interrumpen una labor esencial en un momento en que las necesidades de los niños nunca han sido mayores. El impacto más duro se produce en la ayuda a los países más pobres
/ Federico Azzaro – Ciudad del Vaticano /
Los recortes en la ayuda internacional al desarrollo están interrumpiendo una labor esencial en un momento en que las necesidades de los niños más pequeños nunca han sido tan grandes. La alarma lanzada por Save the Children afecta a más de 40 países -en África, Asia, América Latina, Europa y Oriente Medio- afectados por el repentino bloqueo de las financiaciones por parte del gobierno estadounidense. Un recorte que supone una amenaza real para los programas de salud, nutrición y educación de millones de niños y niñas.
Proteger los derechos de la infancia
Debido a los recortes, según informa Save the Children, se cerrarán operaciones en Sri Lanka, Polonia, Brasil, Georgia y Liberia. También se espera que los recortes supongan la pérdida de miles de puestos de trabajo para trabajadores humanitarios. Save the Children ha calculado que entre ocho y doce millones de personas que se benefician de los proyectos de la organización se verán afectadas por los recortes, en un momento en que aproximadamente uno de cada once niños de todo el mundo necesita ayuda humanitaria. Esta misma preocupación fue expresada por Inger Ashing, Directora General de Save the Children International: «Mientras las necesidades humanitarias alcanzan niveles récord, los recortes en la financiación ponen en peligro la vida y el futuro de los niños», declaró. «Es desgarrador tener que cerrar nuestros programas, muchos de ellos vitales. El mundo tiene los recursos para proteger y apoyar a los niños, y sin embargo se les deja atrás, se ignoran sus derechos y se pone en peligro su futuro». «Todos los niños merecen un futuro», continuó Ashing. «Todos tenemos el imperativo moral y estratégico de invertir en los niños y reconocer sus derechos para lograr un mundo más seguro y estable».
Una tendencia mundial
El recorte de la ayuda exterior estadounidense tendrá un impacto inmediato en los niños, cuyas necesidades nunca han sido mayores, debido a una combinación de factores como los conflictos, el cambio climático y la creciente desigualdad. Y esto ocurre al mismo tiempo que los presupuestos de ayuda son recortados por un número cada vez mayor de gobiernos. El último en hacerlo esta semana ha sido el gobierno británico. Según Save the Children, la congelación financiera ya ha dejado más de 17 millones de productos varados en almacenes, camiones y proveedores. Esto supone más de 14,5 millones de dólares en ayuda que no puede entregarse ni siquiera en zonas donde se han declarado condiciones de hambruna.
El impacto en los países frágiles
Los recortes afectan especialmente a los países más frágiles. Save the Children recoge un testimonio de Somalia: Amina, madre de nueve hijos que recibía 90 dólares al mes para alimentación y educación como contribución de subsistencia, explica que sin esta ayuda, «no podemos permitirnos pagar para enviar a nuestros hijos a la escuela, y volver a poner comida en la mesa se ha vuelto difícil». La misma situación vive Sofía, madre de tres hijos en una zona rural de Mozambique, que no puede alimentarse tras la suspensión de un plan de ayuda alimentaria a la población. «Parece una broma cruel. La comida está ahí pero no podemos tenerla», dijo Sofía, explicando que ahora está encerrada en los almacenes. También en Mozambique, el trabajador sanitario Eduardo Chicala señala que la suspensión del proyecto del grupo sanitario móvil, que llegaba a aldeas remotas, deja sin asistencia a personas que ahora se ven obligadas a caminar hasta 40 km para conseguir ayuda, y teme una propagación de enfermedades. «Nos preocupa -concluye- que los niños desnutridos mueran en lugares lejanos sin nadie que les ayude».