Definiciones.

*A Juicio de Amparo.

/María Amparo Casar/

Trump ha metido al mundo en un proceso de definición de proporciones no vistas desde la segunda guerra mundial en el que se sentaron las bases de un nuevo orden internacional.

El mero hecho de que el gobierno de Putin afirme que la política de E.U. está alineada con la de Rusia y que Trump haya halagado de la manera en que lo ha hecho a un autócrata como Putin, es de por sí alarmante. Si agregamos la procacidad con que el presidente trató a su homólogo ucraniano en la Casa Blanca, cualquier cosa se puede esperar.

No ha incursionado en aventuras expansionistas más que en el discurso. Suponemos que lo de Groenlandia y Panamá, y si se quiere Canadá, no es más que una fantochada.

Lo que sí está haciendo es permitir que otros lo hagan. Trump le ha otorgado un beneplácito expansionista a Rusia al no apoyar a Ucrania. Este beneplácito no es altruista ni mucho menos. Rusia gana territorio, pero E.U. se cobra el apoyo de los últimos tres años a Ucrania con minerales valiosos y con el veto de su entrada a la OTAN.

Esta decisión es de por sí de suma gravedad, pero si cabe, más graves aún son el enfrentamiento que está provocando con quienes han sido sus aliados naturales desde hace décadas y sus amenazas de destruir el conjunto de instituciones que, con todos sus defectos, operan para mantener el orden internacional, la cooperación y la negociación de conflictos.

A pesar del poderío de E.U., los jefes de Estado y de gobierno europeos han sido muy claros respecto a qué partido tomar. Están en favor de una negociación que ponga fin a la guerra, pero con Ucrania en la mesa. Han sido también muy claros sobre los valores que defienden, entre ellos la tolerancia, la libertad y la democracia.

Con igual brutalidad Trump ha metido también a México en grandes definiciones: o se alinean a mis preferencias o aranceles. Y lo que venga después: ¿el T-MEC?

Es claro que aún antes de que Trump exigiera un cambio de política respecto al narcotráfico, la presidenta Sheinbaum había decidido abandonar la idea de “abrazos, no balazos”. Es de reconocer también que la relación bilateral se ha tomado con mayor seriedad y profesionalismo. Finalmente, no es menor que a diferencia de su antecesor que toleró la invasión a Ucrania y la llamó un “conflicto” entre dos países, Sheinbaum pidió que México votara en la ONU en favor de que Rusia retire de inmediato y sin condiciones sus fuerzas militares de Ucrania. Las tres cosas hablan bien de nuestro gobierno.

Del otro lado, no se puede negar que las decisiones de acelerar e intensificar los decomisos, las capturas, los arrestos, los golpes a la economía criminal, el despliegue de la Guardia Nacional y más recientemente la “entrega” de 29 capos a E.U. fueron tomadas contra la pared y con el visible propósito de evitar la entrada en vigor de los aranceles o, incluso, cosas peores de las que no tenemos noticia.

La intención de frenar la muy perniciosa actividad de los líderes del narcotráfico es bienvenida. Al final no debe importar si México lo hizo por presión o convicción. Desde luego habría sido mejor que hubiese sido una política unilateral movida por el anhelo de recuperar la soberanía perdida frente a los grupos criminales.

Sea como fuere, lo que no se puede pasar por alto es la legalidad. El consenso es que no la hubo en la entrega de capos y capitos. Este asunto tiene divididos a muchos sectores y es muy delicado.
Hay algunos que se inclinan o bien por un pragmatismo a toda costa (impedir los aranceles a cualquier precio) o bien por una concepción de que la ley no importa si el enemigo es un criminal.
Existen otros que acertadamente piensan que hay líneas que no se cruzan y, mucho menos, para complacer al poderoso que mañana tendrá otra petición sin reparar en si hay o no ilegalidad. Así lo ha demostrado Trump. Ya comenzó a hablar de las narco-autoridades.

En esta segunda postura, también hay un pragmatismo bienvenido. Hoy torcieron la ley y violaron derechos para incriminar a criminales que deben muchas vidas. Pero ¿y si mañana la tuercen para incriminar a los opositores, a un sindicato o a un empresario?