Podemos llegar a lugares y personas que no imaginamos
Vivimos ya en una aldea global de Marshall McLuhan
La comunicación es Acción y la acción es Comunicación.
Por Miguel Angel Cristiani G.
Vivimos en la era de las comunicaciones, todo lo que hacemos o decimos está enviando mensajes que dependiendo de los medios que estemos utilizando, pueden llegar hasta lugares y personas que no alcanzamos a imaginarnos.
Vivimos ya en una aldea global, el término acuñado por el filósofo canadiense Marshall McLuhan quien ya en el año de 1968 se refería a la exponencialmente creciente de interconectividad humana a escala global, generada por los medios electrónicos de comunicación.
Por ello resultan interesantes las reflexiones sobre el tema de comunición que nos hace llegar el Instituto Joan Costa y que queremos compartir con nuestros amables lectores:
La comunicación es una ciencia y no una ideología.
La comunicación es Acción y la acción es Comunicación.
Como toda herramienta, la comunicación es neutra. Quienes no pueden ser lo son los que la utilizan.
La comunicación es neutra como herramienta. Como estrategia, siempre es interesada.
Aceptamos la comunicación en la medida que podemos rechazarla.
Hay que distinguir entre el comunicólogo y el comunicador. El primero es un estratega con base científica. El segundo es un intermediario, como los actores, los presentadores televisivos y los locutores radiofónicos.
Los humanos nos comunicamos por lo que tenemos en común. Una lengua, una cultura, unos códigos, una identidad y un lugar de la acción, que puede ser real o virtual.
Los signos y sus códigos siempre existen previamente a la creación de mensajes al acto de comunicación. Y con independencia de éstos. Por eso, con las 80.000 palabras que integran la lengua española (o los 26 signos de nuestro alfabeto) se pueden escribir y traducir todos los textos del mundo.
Pretender reducir la gestión de las comunicaciones a “generar percepciones”, por excelentes que éstas sean, es reducir la estrategia al simple cultivo de las apariencias.
Cuando falta contenido, la comunicación se queda en puro adorno (en el mejor de los casos).
La comunicación se realiza sobre el Tiempo. Sobre la inversión por el individuo de una parte de su presupuesto-tiempo (vital), del cual siempre ignora la cuantía del saldo.
No todo es comunicación. Decir “buenos días” al cruzarnos con alguien no significa que le estamos deseando que tenga una jornada feliz, sino simplemente que le hemos reconocido.
La información conduce al conocimiento. Del latín informare, in-formar es formar un conocimiento en otras mentes.
Por esto mismo, la Información es un hecho irreversible, irreductible.
No podemos desinformar de lo que hemos informado. He aquí un principio ético.
Hay tres clases de Información (en el sentido de Shannon): la que se comunica intencionadamente; la que se emite involuntariamente; y la que es incomunicable.
Información (H en bits) es el contenido útil de los mensajes. Lo demás es redundancia. O ruido.
El proceso de información o de conocimiento supone que el objeto o el mensaje no son modificados en sí por el conocimiento que obtenemos de ellos, pero sí modifica la consciencia que teníamos de éstos.
Sí una imagen dice más que mil palabras, un símbolo dice más que mil imágenes.
Para el simbolismo las cosas son lo que son y también lo que significan, que siempre está fuera de ellas, en otra parte.
El pensamiento simbólico nace de la capacidad de imaginar que una cosa, presente o ausente, significa o encarna otra cosa distinta y superior, siempre ausente.
A veces, las ideas se devalúan o se gastan y sólo quedan los símbolos.
Otras veces, los mismos símbolos perduran en el tiempo, se vacían de su sentido original y se llenan sucesivamente de significados diferentes. Es el caso de la cruz, la estrella o la esvástica.
Todas las imágenes, los signos, los símbolos, los mitos y los ritos son artificios.
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