Feminismo de Izquierda.

Joanne M. Rodríguez Veve.

“Contra el capital, feminismo radical”. Esa era una de las consignas voceadas durante la manifestación contra la violencia machista realizada en días recientes. Una frase como esta no puede pasar inadvertida y exige preguntarse, ¿qué tiene que ver el “capital” con la violencia de un hombre hacia una mujer? Está claro que, para una feminista marxista, todo; y para una neomarxista, mucho. Y es que, según sus postulados teóricos dialécticos, así como la propiedad privada es causal de la explotación de las clases, también lo es de la explotación de los sexos. Por lo tanto, según este razonamiento, la lucha contra el patriarcado implica necesariamente la lucha contra del capitalismo. Es decir, se trata de una lucha política. 

No cuestiono en absoluto la validez y el mérito de abogar por la vida y la integridad de las mujeres. Incluso, lo aplaudo. Sin embargo, este esfuerzo queda mancillado por el oportunismo de aquellos que, detrás del titular a favor de la protección de la vida de las mujeres que están en relaciones tóxicas y dañinas, articulan un andamiaje discursivo para impulsar las agendas ideológicas de un sector político, el de la izquierda. Agendas tales como: anticapitalismo, aborto, ideología de género, abolición de la familia nuclear, del matrimonio monógamo y de la heterosexualidad, etc.  

No ha de extrañar, pues, que a pesar de que la gran mayoría nos indignamos y repudiamos  la violencia en nuestro país, indistintamente de sus víctimas y victimarios, no nos sentimos convocados a este tipo de manifestaciones donde el único tipo de violencia que se denuncia  es la “machista”, como si en el país no existieran otros tipos de violencia condenables por igual; como si la víctima mujer necesitara más protección que la víctima hombre y como si la víctima mujer de una relación lésbica no necesitara  la misma  protección que la víctima mujer de una relación heterosexual. 

La gravedad de la violencia y la urgencia de erradicarla, no puede depender de cantidades, del sexo, de la orientación sexual, de la edad o de cualquier otra categoría. Hay que combatir todo tipo de violencia. Pero, no desde la lógica de unos contra otros, como si fuera un asunto exclusivo de hombres contra mujeres y mujeres contra hombres. Sino desde la lógica de la dignidad humana que le otorga a toda vida igual valor y, por lo tanto, considera a toda víctima merecedora de igual protección.

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