FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO
DESDE A JANELA
Iniciamos esta década con el estreno del Insabi (Instituto de Salud para el Bienestar) organismo público federal que supuestamente va a dar un servicio de salud a toda la población no asegurada de este país y con el cual se va lograr tener un nivel de salud pública similar al de los países nórdicos del continente europeo tal y como lo dijo López tanto en campaña como cuando asumió.
Y con la creación de este instituto se reemplaza al Seguro Popular, un sistema de salud creado por el doctor Julio Frenk Mora quien fue secretario de salud en el sexenio de Fox y que fue diseñado precisamente para proteger médicamente a todos aquellos a quienes el tradicional sistema de salud mexicano tenía en franca discriminación.
No hay que olvidar que el sistema de salud en este país se divide entre quienes se encuentran laborando de manera personal subordinada y que por lo mismo son asegurados ya sea en el IMSS, en el ISSSTE o en cualquier esquema gremial de salud a los que era proclive el corporativismo del antiguo PRI y todos aquellos que trabajan por cuenta propia o en la informalidad a quienes se tenía prácticamente abandonados a su suerte.
Siendo así que el Seguro Popular fue concebido para cubrir las necesidades médicas de toda esa población no asegurada en el esquema corporativista y así mismo fue creado con un sistema de operación muy claro desde el principio y que privilegiaba dos ejes: la mayor afiliación de población objetivo y la descentralización de la prestación de los servicios de salud cubiertos.
Y esto era así porque los recursos no se distribuían de acuerdo a la infraestructura hospitalaria de cada estado, sino que se otorgaban de acuerdo al número de afiliados que cada entidad lograba y así mismo el Seguro Popular era operado por los sistemas estatales de salud, quienes se beneficiaban porque si aseguraban una mayor cantidad de personas, las partidas presupuestales aumentaban.
Claro, el Seguro Popular también tenía sus inconvenientes y los principales radicaban precisamente en las diferencias de desarrollo de los sistemas de salud estatales, no hay que olvidar que hay estados más desarrollados que otros, así como en que no cubría todo el catálogo de enfermedades, cosa que por cierto tampoco lo hace el Seguro Social, siendo esas cosas subsanables y que se suponía que con el tiempo debían de mejorar.
Pero eso no va a suceder, porque ahora tenemos un gobierno que piensa solamente en destruir lo existente, aunque no tenga claro cómo lo va a sustituir, ya que su consigna es destruir por destruir sin importar qué es lo que se destruye y para qué servía ni mucho menos cómo va a funcionar lo nuevo.
De hecho es muy poco lo que se sabe del Insabi, tan es así que los que ni sus operadores saben claramente que cubre y que no cubre y consecuencia de ello fue que de la nada empezaron a dispararse los costos para los usuarios, ya que tuvieron que pagar de su bolsillo lo que antes era cubierto por el Seguro Popular al no saber los servidores del sistema de salud si esos conceptos eran o no cubiertos por el Insabi, ese fenómeno se dio más en las entidades gobernadas por Morena que ni prestas ni perezosas se integraron en el nuevo esquema.
Lo que sí se sabe es que con el Insabi se pretende volver a centralizar la prestación de los servicios de salud a la población no asegurada ya que como su nombre lo indica es un instituto nacional que va a prestar esos servicios, un retroceso de por lo menos 40 años en palabras del Dr. Frenk, y para colmo sin contar con la asignación presupuestaria necesaria para cubrir a toda la población del país que requiera de sus servicios debido a que el año pasado hubo un fuerte recorte presupuestal en salud y este año la cifra se mantiene parecida.
Encontrándose aquí la mala planeación y por tanto el mal gobierno que da acceso a la corrupción, ya que mientras el Seguro Popular era un programa de salud que utilizaba la infraestructura de cada estado para prestar sus servicios, ahora se creó un monstruo nacional para brindar servicios médicos a la población no asegurada, monstruo que nace sin instalaciones, ni presupuesto ni reglas claras sobre su funcionamiento ni sobre su personal y que por su naturaleza va a generar más corrupción de la que ya había en el sistema de salud, ya que un monopolio centralizado es más proclive a la corrupción y de esto tenemos ya muchos ejemplos en México.
Pero como ya se dijo, la consigna es destruir por destruir y a eso le podemos añadir que para el gobierno de López siempre será mejor un elefante centralizado que un programa perfectible pero eficiente que ya operaba y lo hacía con bastante éxito.
Como colofón, no puedo pasar por alto que resulta irónico y hasta ridículo que el nieto del presidente haya nacido en Estados Unidos en lugar de haberlo hecho en el país y estrenando el famoso Insabi, ¿Será porque ni sus creadores confían en su monstruo?
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Twitter: @FelipeFBasilio